PÁJARO DE CHINA

sábado, 25 de julio de 2009

JOSECITO Y SUS NARANJAS MECÁNICAS


No es Cronos quien devora a sus hijos,
como en la pintura negra de Goya.
Es el mundo quien escupe a los que sobran.
Los que se cayeron del tren,
las excrecencias.
Los irrecuperables gastos improductivos.
A Josecito lo pescaron perpetrando su atraco
número cuarenta y tres.
Robaba un local de ropa para bebés.
Josecito tiene 14 años.
Todos estos números significan algo.
Inmediatamente antes había violentado
la caja de una agencia de lotería.
Los lugares robados significan algo.
Qué horror, dice el periodista y dice el taxista,
también.
Qué horror que Josecito solo tenga 14 años.
Porque si tuviera 16, lo encerrábamos
y nos librábamos de Josecito
que, además, anda en banda
y asalta con una de sus hermanas,
embarazada como es de rigor.
Josecito, por supuesto,
se da con lo que venga.
Preferentemente, con pasta base,
el flagelo de esta generación perdida
hija de otra generación perdida y otra más.
Qué bien nos sale el filicidio.
En cualquier momento,
Josecito se carga a su primer muerto.
Qué horror, dicen las señoras bien
a las que tranquiliza el inventario lombrosiano.
Bajemos la ley de imputabilidad
y sigámonos masturbándonos en los shopping centers.
Los desaparecemos o los mandamos a la guerra
y ven por primera vez el mar, ateridos y sin una pierna.
Los que no vuelven, se van suicidados.
Josecito llega a robar dos veces en un día.
¿Cuántas zapatillas podían comprar
entradas en exceso en Cromañón?
Las zapatillas queman.
Josecito muere y mata por un par de Nike.
Los asistentes sociales ya no dan abasto.
Pero sin Josecitos no tendrían trabajo.
Está todo muy bien organizado.
La cárcel da de comer al carcelero.



10 comentarios:

  1. Leo sus entradas como de lágrima, como enferma de sociedad en un invierno frío, muy frío que a penas puedo imaginar porque el calor me mata. La historia de Josecito le salió un tanto panfletaria; tristona y piadosa con tanta pobreza como nos llega.¡¡Uff!! Si Josecito violentara a mis hijos supongo que desearía colgarlo como las zapatillas de la imagen, yo con los ojos inyectados en la sangre de la ira divina. En su defecto, llamaría a carceleros y asistentes sociales para dejar claro mi talante civilizado, liberal, progresista...

    Y nada de ello quitaría la verdad de tu panfleto. El miedo hace extraños amigos... en la barbarie. Somos así de perros (Josecito y los justicieros!). Mira, Mariel, en el fondo de mis ojos y veras la venganza latente, la justicia reservada. La tortuga es perra y a veces zorra.

    beso su sensibilidad, su piedad

    ¡Salud !

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  2. No te creas que el Pájaro de China supera a la tortuga. A Josecito lo educamos entre todos. Como no tengo hijos, no sé qué haría si les pusieran la mano encima. Pero si intentaran violentarme a mí o a alguien que quiero, intentaría, para disuadirlos, quererlos un poco. Un par de veces me salió bien. Le caigo simpática a los ladrones. Puede ser que la próxima asista a un degüello, pero dudo que pidiera un ajusticiamiento. ¡Vivo con un sociólogo! Y sí, es medio panfleto. Pero si las señoras burguesas se hacen la paja en los shoppings, ¿cómo lo voy a decir? La tortuga es en el fondo una tierna, Mr. Lug. Leyéndola sé de qué lado del mundo se pararía y a qué lado del mundo mirarían sus dos cabezas. Beso su honestidad, dos veces, dada su bicefalía.

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  3. Buenos y malos, pero ¿quién es el bueno y quién el malo?

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  4. ¿Y si está todo revuelto, Esther, pero a pesar de todo pueden establecerse diferencias? ¿Y si todos somos buenos y malos, pero algunos más buenos y algunos más malos que otros? Beso esa mano de la que salen muñecas electrónicas.

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  5. Despues de leer el poema. y leer vuestros comentarios. A lo mejor no se trata de buenos y malos, se trata más bien en qué lugar hemos caído en la balanza de la vida.
    Incluso puedo ocurrir qeu uno esté en el lugar aburguesado y por cualquier circunstancia imprevisible de repente se queda sin techo. ¿y entonces le toca robar tal vez para comer, entonces deja de ser bueno y se convierte en malo?
    Creo que el problema es de todos. La sociedad es la que tiene que velar por sus hijos, incluso los que están al desamparo. Pero eso es una utopía más.
    Aqui en España tenemos graves problemas proque hay niños que están matando y maltratando a sus compañeros de colegio. No es tan extremo como el caso de Josecito, tal vez sea incluso más grave. Porque en este caso no es por sorevivir de lo que se trata es de hacer daño. ¿Que les pasará por la cabeza a esos muchachos qeu lo tienen todo? y que ocurre en nuestra sociedad es lo que yo me pregunto.
    Estamos creciendo en una sociedad sin valores, es topico decirlo. Pero creo que gran parte de culpa la tenemos los adultos.

    Volviendo a Josecito. Me parece tremendamente triste, y el segundo aspecto del problema: como molestan a la vista los mandamos a las guerras o los hacemos desaparecer para que no vagabundeen por las calles.????
    impresionante.

    Un abrazo.

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  6. Lola, esto lo escribí de corrido al llegar a casa porque escuché la historia de Josecito en un programa de radio, en el marco de un debate entre un periodista y el comisario. La estigmatización de Josecito me espantó. Faltó que pidieran su linchamiento público. Pensé al instante que somos una sociedad filicida. En Argentina desapareció una generación entera durante la última dictadura. La inmensa mayoría eran jóvenes. Tenemos una generación desaparecida y convertida en una pila de huesos sin nombre. En el '82 la dictadura agonizante se embarcó en una guerra demencial, la guerra de Malvinas, donde murieron soldados rasos de la "mili", enviados a combatir sin saber empuñar un arma y con principio de congelamiento. Malvinas se cobró más suicidas que muertos en combate. Nadie los recuerda. La 'mili' se derogó luego de que un soldado muriera después de una auténtica sesión de torturas infligida como 'práctica habitual' en los adiestramientos. El local bailable Cromañón se incendió y murieron casi doscientos adolescentes porque estaban bloqueadas las salidas de emergencia y se habían vendido muchas más entradas de las que permitía la capacidad del lugar. En la foto de la entrada cuelgan algunas zapatillas rescatadas del lugar, donde se levantó un santuario. Obviamente, la mayoría de los muertos jóvenes son pobres. En términos genéricos, sí, podría definirse como vos decís. "Molestan", o "sobran". También es cierto que todo comienza con el azar que te coloca en uno u otro lugar. Como la moneda lanzada al aire. En el caso de los menores "delincuentes" es pavoroso que se exija represión, ignorando olímpicamente las causas de esa delincuencia. Y el otro tema que planteás, es estremecedor. Acá también experimentamos el daño por el daño mismo por parte de niños adinerados. Daría para una charla, pero creo que el "neoliberalismo salvaje" de la última década tiene mucho que ver con la destrucción del tejido social, la agudización despiadada del individualismo y el consumo y la desaparición del concepto de "prójimo". Besos muchos, Lola.

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  7. (Comentario compartido con el blog "Migue y el Fabuloso Trompetista Invisible")
    ...Chère Mariel: maravilloso hallazgo, sutil comentario, de esas tumbas fenicias bajo, más que sodomas previsibles, gomorras grotescas (nunca supimos qué pecado era ése que trajo de cabeza a los biempensantes de Gomorra, y habiendo vivido en Nápoles, lo intuyo con resignación, con tristeza...) Brel es puro tango triste, es esa angustia en la garganta: da igual que hablemos de un blues, de Camarón, de Brel, de Zappa o de nuestro (comúnmente) admirado Polaco Goyeneche. Es la misma historia, siempre...
    ...Sólo algunas veces Julio Sosa me toca como lo hace el Polaco, o como lo hace la controvertida Adriana Varela (Sé que no es santo de la devoción de mucha gente, pero su versión de "Un vestido y un amor" o ese mano a mano con Goyeneche: "Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao..."). ¿Sabes? En Nápoles viví un tiempo tocando tango: algún día te contaré esa historia en "La giralda" (Quién sabe si nos hemos tomado una grappa en mesas contiguas)...
    ...Un abrazo...

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  8. Me gusta cómo te detienes en los olvidados, o en los que sólo se recuerdan para que nos podamos echar las manos a la cabeza con algún motivo. Tuve un gran amor (ahora gran amigo) psiquiatra especializado en adicciones, y no es panfleto: hay miles de josecitos, ocultados entre el asfalto de todas las grandes ciudades, muchos de ellos hijos de familias desestructuradas, que nunca recibieron atención, y que son como supervivientes perros callejeros. Su moral "del otro lado" no es la nuestra. Pues claro, ¿qué esperaban? Y ahora se están volviendo de "otra moral" los niños que se educan con los videojuegos de guerra como canguros. Lo decía hace muy poquito, y puedo resultar pesada, pero creo de verdad que como mucho ponemos parches, y nuestra sociedad no admite fácilmente que detengamos nuestras carreras profesionales para prestarles atenciones, la educación desde el cariño. Lo tienen todo pero les falta lo fundamental. Vamos mal. E iremos a peor.

    (Nota: ya ha vuelto la reina. Ahora dispongo de acceso cuando ella me lo permite únicamente, que no es gran cosa. Iré pasando cuando pueda, Mariel...). Besos reivindicativos, panfletarios si se quiere, reveladores en todo caso.

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  9. Querida Mariel, en primer lugar, el poema fantástico. Siempre me gustó la poesía social, la buena. Vale que en poesía social se han hecho cosas espantosas, pero también intensísimas. Conozco bastante española, mucha menos hispanoamericana. El mejor Miguel Hernández, el mejor Rafael Alberti, los intensos Blas de Otero y Gabriel Celaya, la especialísima Gloria Fuertes, entre otros. Y tu poema, bellísimo, parece haber bebido de alguno de ellos. En sensibilidad y sentido de la justica social, al menos, seguro.
    Y sí, querida Mariel, el tema es complicado y difícil. Los análisis pueden ser diversos, pero nunca son buenos los análisis de los afectados directamente, porque no son imparciales. Naturalmente si Josecito mata a mi hijo yo salgo a cargarme a Josecito. Pero ello no responde en realidad a la cuestión de fondo, esa que planteas tú y que algunos no quieren plantearse. Incluso a algunos parece molestarles que alguien, de repente, sí se la plantee.
    Besos enormes porque soy de los que sí te entienden (que somos muchos creo... )

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  10. Migue: Es verdad, de Brel a Zappa, puro tango triste. Julio Sosa me gusta por vía paterna (es inescindible del recuerdo de mi padre, sobre todo el tango al que tan bellamente aludís) y a la Varela no le perdono su comunión con el menemismo pero cuando logro ejecutar la operación de apartarla de sus intereses políticos, tengo que confesar que su versión de "Un vestido y un amor" es ... preciosa. Aviso que soy incondicional de Fito Paéz por portación de ADN musical. Marcó mi adolescencia, aunque cante como un reverendo perro. Vos avisá y yo le pido a Antolín que reserve mi mesita en La Giralda. Besos tangueros.

    Susú: Nada reemplaza la conexión y el tiempo madre-hijo. No tengo hijos pero estoy segura (lo sabía muy bien Pasolini que lo dijo en términos brutales y ejemplares en su Balada de las madres). Tus palabras me recordaron la película "Los olvidados", de Buñuel. Intuyo cómo es tu reina, una pequeña-luciérnaga-Susú cuya madre encuentra tesoros en los cajones y ve a través de las ventanas, incluso las que están cerradas. Todo, todo el tiempo del mundo para la reina. Besos y abrazo apretado.

    Ramón: Sos tan especial. ¿Qué puedo decirte? La escritura social es una cuerda floja. Los cambios político-sociales, aun los artísticos (todos están imbricados) fueron motorizados por "panfletos" (¿que son sino el Manifiesto del Partido Comunista y los manifiestos de las vanguardias artísticas de principios del S. XX?). No me detengo a adornar ni manipular lo que escribo, así sale y así lo pongo, no lo puedo cambiar. Me apunto ya a Gloria Fuertes, porque no la conozco. De chica amaba la poesía de Hernández encuadernada en tapa dura color verde seco que mi tía guardaba en su biblioteca. Aun conservo ese talismán. Sí, para poder juzgar con ecuanimidad hay que despojarse de la alevosía inherente a los actores en juego. Estoy siguiendo tu recorrido y destila amor por los mapas. A mí me gustan mucho, también, sobre todo los antiguos. ¡Tenés que venir a Buenos Aires! Un abrazo enorme, enorme.

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