No me gusta que Morgan Freeman haga de negro en las películas. Morgan Freeman es negro. Dice que tiene suerte porque le pagan por fingir. Morgan Freeman es actor. Es un afortunado. Porque toda la vida quiso fingir que era Nelson Mandela y aparentemente a Nelson Mandela le cae bien Morgan Freeman. A mí, no.
Tampoco me cae bien Clint Eastwood, que filmó una película en la que Morgan Freeman finge que es Nelson Mandela. Clint Eastwood está todo planchadito, aunque se hiciera llamar Harry, el Sucio. Es como si jamás estornudara o se tirara pedos. Como Jesucristo (menos el filmado por Pasolini y el de la teología de la liberación). Para que eso pase, en algún momento tiene que fingir. En demasiados momentos.
No soporto la mímesis. Tengo serios problemas con la pintura realista. La pintura realista que le pone subtítulos a la realidad. Como Morgan Freeman, que es negro, rindiéndole tributo a otro negro en una película. Los imitadores son intolerables.
Jack Nicholson me pone un poco nerviosa, porque siempre actúa de sí mismo y además con subtítulos. Cuando lo veo, ya sé lo que va a venir. Jack Nicholson. En cambio amo a Mastroianni, porque jamás supe dónde estaba el Marcello Mastroianni de carne y hueso. Mastroianni se invisibilizaba y desaparecía para transmutarse.
Sería genial que un actor blanco se entregara, de la cabeza a los pies, a soñar cada detalle de la vida de un negro, con tanta precisión que terminarámos viéndolo negro aunque no lo fuera. O sí.
Quizá sea un acto de soberbia no querer ver películas que estoy segura de que ya vi, al imaginármelas. Es una pugna entre la soberbia y el tiempo. El tiempo que me queda de vida. Así de brutal, como el metro que mira reducirse Nanni Moretti en Aprile. Nanni me encanta porque actúa de sí mismo pero no se subtitula. Obviamente elijo el tiempo, porque por todos los pecados capitales ya he sido condenada y no pienso preocuparme por una reincidencia, más que justificada, en el séptimo.
Es una pugna entre la reincidencia y su justificación. Supongo que mi justificación es buena cuando no hace ruido y pésima cuando chirría aunque no parezca, como Clint Eastwood, al que uno se imagina con los calzones níveos e inmaculados, pero con una flor de mancha de caca en la entrepierna.
Tampoco me cae bien Clint Eastwood, que filmó una película en la que Morgan Freeman finge que es Nelson Mandela. Clint Eastwood está todo planchadito, aunque se hiciera llamar Harry, el Sucio. Es como si jamás estornudara o se tirara pedos. Como Jesucristo (menos el filmado por Pasolini y el de la teología de la liberación). Para que eso pase, en algún momento tiene que fingir. En demasiados momentos.
No soporto la mímesis. Tengo serios problemas con la pintura realista. La pintura realista que le pone subtítulos a la realidad. Como Morgan Freeman, que es negro, rindiéndole tributo a otro negro en una película. Los imitadores son intolerables.
Jack Nicholson me pone un poco nerviosa, porque siempre actúa de sí mismo y además con subtítulos. Cuando lo veo, ya sé lo que va a venir. Jack Nicholson. En cambio amo a Mastroianni, porque jamás supe dónde estaba el Marcello Mastroianni de carne y hueso. Mastroianni se invisibilizaba y desaparecía para transmutarse.
Sería genial que un actor blanco se entregara, de la cabeza a los pies, a soñar cada detalle de la vida de un negro, con tanta precisión que terminarámos viéndolo negro aunque no lo fuera. O sí.
Quizá sea un acto de soberbia no querer ver películas que estoy segura de que ya vi, al imaginármelas. Es una pugna entre la soberbia y el tiempo. El tiempo que me queda de vida. Así de brutal, como el metro que mira reducirse Nanni Moretti en Aprile. Nanni me encanta porque actúa de sí mismo pero no se subtitula. Obviamente elijo el tiempo, porque por todos los pecados capitales ya he sido condenada y no pienso preocuparme por una reincidencia, más que justificada, en el séptimo.
Es una pugna entre la reincidencia y su justificación. Supongo que mi justificación es buena cuando no hace ruido y pésima cuando chirría aunque no parezca, como Clint Eastwood, al que uno se imagina con los calzones níveos e inmaculados, pero con una flor de mancha de caca en la entrepierna.
soltaste unos buenos pájaros y los leo mientras aletean aquello que les viene en gana, apluman bien...
ResponderEliminartengo poco cine visto y los actores me golean fácil. ni me gustan ni me disgustan, a veces son útiles para contar la historia, la vida de la historia. no al revés.
me pasa que a ti te leo como una escritora de recontrafama que naturalmente es mi amiga y cada entrada tuya es como un nuevo libro con tapas hermosas en las más prestigiosas editoriales, premios, etcétera y tú trochándote luego que me lo cuentas por teléfono.
yo te leo, te sigo, digo que sí a tus barbaridades tan lógicas...
si tú no te crees a clint etcétera, yo tampoco.
besos,
ò.
Buenísimo. Y eso que te metiste con gente que aprecio -artísticamente- como Clint Eastwood. O como algunos grandes que lo han sido siendo siempre parecidos a ellos: Bogart, por ejemplo. Moretti mola. Hace muy bien de pelirrojo.
ResponderEliminarUn saludo.
ví la película el otro día y coincido en tu apreciación. reiteración galopante. (aunque sí me gustara bastante gran torino)
ResponderEliminarpero el gran marcello, ah! era otra cosa. no se sabía donde estaba, cierto.
aún más, pude verlo una vez -casualidad increíble -pasear por venecia con su hija hace casi 20 años y andaba absolutamente camuflado: abrigo largo de cuello alzado, ray-ban oscuras un poco bajas sobre la nariz, gorro calado hasta las cejas, barba de varios días. un tanto desastrado. (y no es literatura, lo recuerdo muy bien).
pero le ví los ojos al tipo y me cagué. -acabo de ver a marcello mastroianni (así, con nombre y apellido), susurré a las personas que venían conmigo. luego se paró en un escaparate de una calle lateral. y chau.
fué por los ojos que lo reconocí. fin de la historia.
pepe
De ninguna maner me imagino así a Clint Eastwood. Ni siquiera lo imagino.
ResponderEliminarPero lo que decís sobre la pintura realista me gusta. Supongo que el realista intenta abstraerse de las sensaciones y la percepción. No sé que tan cierto es esto.
De Kafka, alguna vez leí que era un ultra realista. Y yo no puedo negarlo. Porque Kafka consiguió, a través de la exacerbación de la descripción de lo que percibía, que lo que escribía pareciera real. No sé si se entiendo lo que digo.
El otro día vi El proceso de Welles, y creo que se puede tener una idea aproximada.
Dejar trabajar a los sentidos puede parecer para los cultores de un realismo empirista (?) una aberración. Sin embargo, existen cosas que no precisan pruebas.
Es verdad, la imitación es una presuntuosa actitud empírica. Así es como debe ser. Mejor es el que la dibuja frente a una cámara. Un beso.
Jajajajajjaa. ¿Cómo eres tan buena? De veras que quiero una respuesta, debes ser el pájaro con más colores de Madagascar
ResponderEliminarjaja odio a clint eastwood (o como se escriba)..desde esa pelicula no vieja, que el dirigio y actuo, una en la que era un yanki viejo antisemita que tiene vecinos chinos..la peli intenta mostrar que no esta bien, pero el viejo es un viejo de mierda al que desp hacen quedar como bueno porque se encariña con esa familia...de valores nada! de mierda todo
ResponderEliminarMe reí, porque comparto tu visión de Clint Eastwood (lo que me genera serias divergencias con mi calvo).
ResponderEliminarAdmito que el señor Nicholson siempre hace de sí mismo, pero tiene un "sí mismo" genial.
Pero somos divergentes en Morgan Freeman. Con éste me derrito, no lo puedo evitar.
Tienes toda la razón Mariel;
ResponderEliminarhay "actores" que se disfrazan
del personaje y otros que se
esfuman y ceden su lugar (su biología)
al personaje. Estos ultimos no
disparan la flecha, sino que
-son la flecha-(como el arquero Zen).
Por cierto que maravilla La Pasión
segun San Mateo (como toda la obra
de Pasolini)Me sigue emocionando
después de tantos años aquél Cristo
revolucionario.
Marcelo Mastroianni, un ACTOR, veo y reveo sus películas solo por verlo actuar, hipnotiza.
ResponderEliminarEl estigma de negro... sentirlo es difícil para un blanco.
un beso.
Pájaro, no sé si has dejado de volar por mis lugares, echo en falta tu mirada desde lejos, tan precisa como una cuchilla abriendo el ojo de Nico.
ResponderEliminarYo odio hacer de negra pero no me queda otro remedio, tengo la negritud metida en el alma.
Y qué hay del proyecto...?
Sigues muy ocupada, espero que triunfando(es una metáfora de pasarlo bien).
Sigue volando....
Ciao Pazza!!!
ResponderEliminarSonno ritornata..
Me hiciste reir con esta entrada.
Hay muchísimos actores que hacen de sí mismos. Otros ejemplos son Mel "papito" Gibson, Harrison Ford y Sandra Bullock. Comparto con Isabel lo de Nicholson...
Pero por ejemplo "compré" todos los papeles de Brad Pitt, a pesar de ser una cara bonita.
Y también los de Gerry Buttler, aunque todavía no sea muy conocido.
Y con respecto al tema de la pintura realista -el tema que más entiendo- coincido en un 100% contigo.
Saluti passeroto
A nadie le sobra el tiempo más que a los ingenuos.
ResponderEliminarTampoco veo películas que prejuzgo. El tiempo que me quede de vida será para las nuevas de Wes Anderson y Moretti, para ver once and again El Tercer Hombre.
Y si me pierdo algo, no faltaré a mi costumbre.
(pronto tendré algo para contarte de Mandela, las imposturas, etc)
A vece me gustaría fingir que soy de otro color,¿pero acaso soy de alguno?...Excelente,como siempre. M.
ResponderEliminar"Sería genial que un actor blanco se entregara, de la cabeza a los pies, a soñar cada detalle de la vida de un negro, con tanta precisión que terminarámos viéndolo negro aunque no lo fuera".
ResponderEliminarBuena propuesta. Como en el teatro.
Recuerdo Orson Wells tiñéndose de negro para representar su Othello.
A propôsito de doblaje, en Francia, por ejemplo, los negros doblan las voces de negros, pero no de blancos; los blancos, en cambio, pueden doblar a los dos!
Me gusta Mastroiani, uno de los actores que confesó que ser actor era muy fácil. Muy justo lo que dices.
Me encanta Moretti. Maravilloso.
Un abrazo
En poesía, la evidencia es lo último que debe decirse. Eso decía Ángel Crespo. Y el poeta es un fingidor, así decía Pessoa, del que Ángel Era un gran traductor. Ambas ideas laten en tu escrito, y lo que sugieres sería -en ese sentido- una provocación digna de todo arte que se precie...un mandela interpretado por un actor blanco...
ResponderEliminarPero hay tiempo para todo. Y no creo que Eastwod, tocador de piano, quisiera componer una sinfonía de teclas imposibles, sino reivindicar una figura histórica sin salirse demasiado de la realidad que Mandela quiso combatir.
Quiero también felicitarte por este espacio tuyo tan enormemente singular. También yo ando persiguiendo la triple cabeza de la tortugas bicéfalas, tan sabia como iconoclasta. Conozco vuestros diálogos, a cuyo través te he ido conociendo. Son incendiarios, y provocadores. Así que me autoinvito a tomar café en tus habitaciones.
Un saludo.
Carlos
Cartas en la noche
Comunicado del Comando de Apoyo a Clint:
ResponderEliminar- Repudiamos las ofensivas palabras de la Srta. De China.
- Reconocemos, y poco nos jode, que esta vez nuestro Líder voló un poco bajo.
- Prometemos solucionar, vía jabón Federal, cualquier inconveniente de carácter colombófilo en los calzones del Maestro.
- Eastwood o Barbarie. Eastwood o Greenaway.
De acuerdo contigo, a partir de cierta edad (la nuestra por ejemplo) una ha de escoger muy bien de qué manera quiere perder el tiempo que le queda.
ResponderEliminarDisfruto mucho con todas tus entradas y leerte es un tiempo que me gusta perder porque con ello gano más de lo que pierdo.
En lo de los actores ya no me meto, allá cada cual con sus gustos...
Un beso
LLego desde el amplio "rincón" de mi alma desplegada como paracaídas, dispuesta a caer sólo dónde yo elija --a fuerza de estar por mucho tiempo (fingiendo, claro) donde la sociedad quería que estuviera... Y llego a ti, con la sensibilidad a flor de piel para encontrarme con tus exquisitas elucubraciones sobre estas cosas cotidianas que pasan, como que el Septimo, se convierta en ocasiones en la septima pesadilla...
ResponderEliminarRealmente, no he visto la película...Pero disfruto con tus reflexiones que en mi cara dibujan tantas sonrisas.
Regreso..., a caer, escuchar y ver tu Pájaro de China. ¡Y a bailar!
Besos que nunca son fingidos, y aterrizan.