PÁJARO DE CHINA
miércoles, 22 de septiembre de 2010
XV.
No alcanzaré las pirámides en automóvil.
Ya tiré todos mis pares de zapatos.
El problema no es la curva en la ruta de asfalto,
que me desvía de la base de las pirámides.
A veces me pregunto
por qué la gente no deja ciertas cosas como estaban.
El tramo sobre ruedas me aleja del desierto.
El desierto soy yo.
Para apoyar la espalda contra el triángulo
que custodia las tumbas de los faraones,
para escuchar cómo los faraones respiran todavía,
tendré que lastimarme los pies.
Sobre la ruta inútil hay restos de piedras.
Son restos de explosiones.
Son mi obra.
Por lo tanto,
sólo mi cuerpo puede empujar
para mover
estos restos pequeños,
estos restos vueltos por mi cabeza
tan despiadadamente enormes.
Porque no vale saltar.
Cuántas obreras mías
deberán morir en cada intento
que despeje, honradamente,
un milímetro.
Mientras tanto, desierto,
cántame en voz baja.
Foto: Richard Misrach.
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No sé por qué recordé a mi abuelo (un abuelo) que se negó a subir el puente en su fairlane, pensó que el puente llegaba hasta unos cables inalcanzables que se veían y rozaban el cielo.
ResponderEliminarVos llegás y superás el extremo de las pirámides, armada con semejante lenguaje. Nosotros (o yo) advertimos el paraíso.
Me encanta perderme en las curvas de los versos, observar las explosiones y salir indemne.
ResponderEliminarPara recorrerlo de cabo a rabo.
Me encantó.
Un abrazo fuerte.
"El desierto soy yo." Si hay algo hermoso que tiene el desierto es el amor por el viento. Lo ama tanto, que evita -así y todo aplacando la vida- ponerle obstáculos en su danza.
ResponderEliminarSaludos desde Mundo Aquilante!
Esos restos pequeños despiadadamente enormes... Fluye el texto, como fluye la arena de ese desierto al que le pides que te cante en voz baja... Me lo apunto, por si necesito hacer una petición. Un abrazo.
ResponderEliminarEl desierto me habita. Inmensamente, enteramente, desoladamente. La poesía es el abrazo que recibo desde el otro lado. Mariel, mi vida está repleta de palabras, las tuyas son agua para mi síndrome seco.
ResponderEliminarGracias, gracias, gracias. Visita "a vueltas con la vida-edith" recuperé un comentario tuyo.
Tu viaje ha sido recorrido a través de los capilares de la vida. La carretera sigue y tendrás que lastimarte los pies.
ResponderEliminar"sólo mi cuerpo puede empujar
para mover
estos restos pequeños"
Harás con ellos una nueva vía...
Mientras tanto desierto, cántale en voz baja...
Las notas quieren barrer el desierto.
ResponderEliminarSuenan y acompañan mi lectura.
¡Ah, Pájaro! Se estremece el barro antiguo con que construímos el mundo.
Besos
Tus palabras son mágicas.
ResponderEliminarUn gusto leerte Mariel
Palabras que circulan sobre renglones áridos.
ResponderEliminarMariel me encanta como escribes.
Abrazos