Anticristo, de Lars von Trier (2009).
La mujer en el bosque. El bosque de los cuentos infantiles, la hermandad imbatible de las brujas y el descenso al infierno del placer. En Shangrila.
Dedicado a Say, que diseñó y habita una casa dorada para pájaros. "Decir", en cualquier lengua, se dice Say.
cuando en Shangrila veo el fascinante descenso...
ResponderEliminar¿sabes las pocas veces que se puede decir eso?.
descender sin que nadie nos diga, no!! eso no!!...
dios santo!! que estoy muy harta!! de “esa” “felicidad”. Que no la quiero!!!
quiero descender, ver los brillos desgarradores... entre los árboles del bosque, mi propia vida dicha, cantada, gritada...
quiero que la vida sea la derrota, la desidia, la desfachatez, la insurrección, la dolorosa existencia de mis seres amados, mi dolorosa existencia... la desesperante espera de un beso, el deseo extremo de una caricia en la piel, el clítoris, la penetración de nuestros más ardientes deseos... el fracaso...la desilusión, el desengaño, lo prohibido...
Anticristo, el más extremo deseo de llegar al límite de nuestro “yo”.
Imagínate esto rodado por una mujer... más, más y más...el bosque tan intrincado... sólo nosotras podemos ver el claro boscoso de la borboteante vida interior...No tenemos miedos, sólo desgarramientos...
Mariel, lo que me encanta siempre de vuestros “adentramientos” en Shangrila, es el recorrido “inmisericorde” , “completo” y por eso tan absolutamente único que nos concierne!!
hostias, hostias, hostias... (lug)
y gracias!!!
un beso desde mi pequeña guarida...
Y cada vez que Say dice... provoca el mutismo de la reflexión... Me encanta.
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