PÁJARO DE CHINA

martes, 12 de mayo de 2009

MANO EN MÄLMO

Podrían ser las manos de un pianista o un explorador. Parecen estar acariciando la superficie de los cráteres lunares, pero se deslizan suavemente sobre las ondulaciones de una pared. Una mano sensible puede hacer de una pared, la luna. La intimidad con las cosas las arranca de su contexto cotidiano para desplazarlas a un territorio donde todo es posible. Basta acercarse a una pincelada de Velázquez para perderse en los laberintos del color. No se trata estrictamente de una proximidad física, sino de una inmersión mental. El salto que permite el tránsito del realismo a la abstracción, como en la pintura después de la guerra. Ella también libra sus batallas. Armada con el roce exquisito de sus dedos, que son solo uno de los instrumentos variables de su comunión con el mundo de los sentidos. Acaricia su gato, pasea en bicicleta por la orilla de un mar polar para capturar el reflejo del sol sobre el agua helada y custodia cada día el crecimiento de sus flores. Es una extranjera especializada en el rescate de texturas y aromas, que arma en cada lugar adonde va su pequeña y soberana república sensorial, posiblemente inadvertida para los ciudadanos de origen. En el contacto de sus dedos con esta pared cabe un atlas y una enciclopedia. Y no alcanzan y sobran las palabras.

1 comentario:

  1. Recien ahora lo descubri. No sabia que estaba. Me emocionaste. Te quiero. V.

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