El Vaticano se adapta a los nuevos tiempos y abre sus puertas a la tecnología digital. Ahora podés hacerte amigo del Papa en Facebook o disfrutar del canal papal en YouTube. Si advertís una tendencia creciente a vegetar en estos sitios, recordá la propia advertencia de S.S. (Su Santidad, no te confundas): el uso de las redes virtuales no debe convertirse en una obsesión y hacerte olvidar el face-to-face con el vecino o la reunión en la mesa familiar. Ay, no paran de perder clientela ni en afanarse por reclutarla, haciendo gala de la misma conducta policíaca por la que la pierden. Si Benedetto XVI quisiera realmente emular a Roberto Carlos y ganarse en la web mucho más que un millón de amigos, podría aggiornarse como Dios (no el suyo) manda y bajar línea para el uso y la distribución gratuita de forros, por ejemplo, contribuyendo a evitar el genocidio cotidiano de un continente entero. Que no nos engañe. Atrasa como de costumbre y recurre a la high tech para seguir calzándose la gorra.
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