Por fin una madre terrorífica en un aviso de sopas. Tiene una dentadura perfecta, pero le agregás un par de colmillos y es el tiburón que asolaba las costas de Amity Beach. Sus perfectos globos oculares recuerdan a los carassius extra-large que flotan, cual vacas después de una inundación, en la laguna del Jardín Japonés. Porta pelo símil peluca, anticuada, recortada y pegada sobre su cabeza con sobredosis de Voligoma. Esa cabeza es una masa amorfa e inexpresiva de plastilina, de la que cuelgan cuatro extremidades desproporcionadas. Es asexuada y cuando habla recuerda a Goyeneche (o a Adriana Varela, le falta el faso). Domina el hogar como si fuera un feudo y tiraniza a su familia entera, incluido un marido tan ausente que casi ni se nota cuando lo hace desaparecer. Quisiera una postal familiar photoshopeada como la que te vende la revista Caras. Si el Italpark todavía existiera, Mamá Lucchetti rankeaba primera en el casting para el Tren Fantasma. Como los personajes decadentes del Tren Fantasma, mete miedo pero causa gracia. Por eso tiene tantos seguidores en Facebook. ¿Será porque Mamá Lucchetti resulta familiar?
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