PÁJARO DE CHINA

martes, 2 de junio de 2009

EL ACCIDENTE AÉREO

La portada on-line de Libération informa a esta hora, con esta misma foto de un avión recortado sobre un cielo plácidamente azul, que Sarkozy indicó que no existe elemento preciso que permita saber qué ocurrió con el Airbus A330 de Air France que desapareció de los radares aeroportuarios el lunes a la mañana. Se baraja la hipótesis de que haya sido alcanzado por un rayo en una zona de fuertes turbulencias pero ni siquiera eso es seguro. De los últimos instantes de la tripulación y pasajeros de ese Airbus jamás sabremos nada, aunque se encuentre su caja negra y no esté lo suficientemente dañada como para guardarse eternamente las últimas palabras intercambiadas en la cabina o dirigidas al personal en tierra. Las historias personales de cada pasajero podrán reconstruirse en los días sucesivos pero sus últimos minutos se superpondrán con aquellos de los desconocidos compañeros de vuelo, velozmente hermanados por la catástrofe. El accidente equivale a una deformación de la expectativa y nos enfrenta de una manera horrorosa a la imprevisibilidad de la existencia. A veces hay alguien que perdió el avión (en este caso, dos personas que no abordaron el vuelo por tener el pasaporte vencido) y experimenta también esa oscura sensación en la que se mezclan el alivio y la culpa de sobrevivir. En el aire, además, parecemos aun más frágiles de lo que somos y la violencia de cualquier final se potencia atrozmente con la despresurización progresiva, el desconcierto, los estallidos, el fuego y una definitiva oscuridad. Y la conciencia absoluta de que uno estará muerto en pocos minutos, que transcurren a una velocidad desquiciada y usualmente a miles de metros sobre el mar. Si, por definición, el accidente estremece y coloca al que lo padece cara a cara con la finitud, el accidente aéreo potencia ese estremecimiento por la insoportable rapidez, desorden y certeza del "se acabó". Por eso, sospecho, es tan comprensible y difícilmente superable la fobia a volar y tan siniestramente atractiva la "noticia" del accidente aéreo. Un avión estrellado es un the end rotundo y pavoroso, del que no puede despegarse la mirada.

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