LES QUEMO LA CAMISETA YA

En mi adolescencia el inoxidable grupo Suéter (así, en criollo) cantaba una canción que empezaba "Mamá, planchame la camisa que me tengo que ir a bailar". Bueno, esto es peor. ¿Recuerdan las patricias costureras que cosieron y bordaron la gloriosa bandera del Ejército de los Andes? Se mencionan así, al pasar, en los libros de historia, porque en esos libros la mujer básicamente no existe. Acá tenemos un revival de esas costureritas que nunca dieron el mal paso. Munidas de pañuelos y anteojos, morochitas y abnegadas ellas, inclinadas laboriosamente sobre las máquinas de coser, confeccionan y planchan la ... camiseta de los Pumas, que pisarán el césped este 14 de junio sponsoreados por Visa. Ya sabemos que los rugbiers suelen ser niños bien (ninguno, que yo sepa, salió de Fuerte Apache) pero de ahí a hacer uso de esta legión de descendientes de las Mártires de Chicago para salir a la cancha hay una distancia que los convierte en primates con ínfulas patéticas de machos cabríos. Ellas ... ¿tendrán derecho a una jornada laboral de ocho horas? ¿cuánto les pagarán por hora en la fábrica textil? ¿los dueños de la camiseta dirán que tercerizaron el servicio de corte y confección para zafar de los tribunales? ¿serán bolivianas o paraguayas, para abaratar el costo de la mano de obra? ¿les darán pases gratis para el vip del estadio? ¿no sentirán un poco de impresión al ver esa aguja que cual falo perfora la tela y esa tijera que la abre en canal? No es cierto que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Lo cierto es que detrás de 15 mamertos con el pecho inflado que se ensucian y se agrandan para jugar un partido de rugby parece haber un pequeño ejército de costureras sumisas a las que se les dobla la espalda delante de la máquina. Será que detesto el nacionalismo barato y lo detesto más cuando ponen a las mujeres a coserlo y a bordarlo. Pero si es por mí, cazo la plancha y les prendo fuego la camiseta a los 15. Que salgan ellas a la cancha bajo el lema "no pasarán" y formen barricada. Seguro que la humillación de años las convierte en un bloque de acero. Y ellos que vayan a la textil, a ver si se hacen machos.