PÁJARO DE CHINA

jueves, 23 de julio de 2009

BREVE CARTA A JULIET


"Ju-Ju-ma-chère-dear-Liet: Sé que estás bien porque acabo de verte. Pero quién sabe. En este momento no te estoy viendo. Me olvidé los anteojos arriba de una nariz. No me retes. Tenés tan claro como yo que son cosas que pueden pasar. Me arden los ojos de tanto mirar y tengo el pelo revuelto por el viento del paraíso. Aun así, preferiría estar abajo. Había más movimiento y organizábamos mayores escandaletes. Acá algunos se tomaron muy en serio su papel de muertos. Me dirás que son los mismos que ya estaban muertos antes de subir, pero es un hecho que te preparan mucho mejor para la paz insoportable de la muerte que para el encantador estropicio de la vida. Gracias por mi epitafio. No esperaba menos de vos. Dado que la gente no cambia, sino que se agrava, te consta que sigo más unconcerned but not indifferent, como ordenaste grabar sobre la piedra. Y sí, más despreocupado pero no indiferente. Un bienvenido efecto Clonazepam, digamos, sin necesidad de pasta recetada sino por efecto directo de mis visiones. La realidad no existe, Ju-liet-liet, no hay línea divisoria. ¿No me viste dando vueltas a tu lado después de muerto, devolviéndote la gentileza de que revolotearas por la casa cuando estaba vivo, porque a mí me gustaba sentir que andabas por ahí? Con tu epitafio sí que te equivocaste y te diría que casi casi derrapaste al kitsch (¡"together again", como si en algún momento hubiésemos estado separados!), pero te lo perdono porque seguís estando preciosa como en la foto que pegaron en tu piedra. Qué bueno que nos sigamos montando nuestro propio parque de diversiones, considerando el tedio de esta escuela de buenos modales y alumnos estudiosos y obedientes. A veces me pregunto cómo nos dejaron entrar. Primeros, ¿te das cuenta?, sin tener que hacer cola. Creo que es porque están hartos de que les enseñen que dos más dos es cuatro, cuando no es cierto. Cuando vuelvas de hacer las compras preparate porque quiero sacarte una foto. Dale, otra más. Cada click es un beso, como el que a veces me inclino a darte en Montparnasse de lápida a lápida, de piedra a piedra, para asombro de la chica que hizo click frente a nuestra tumba cuando vio su foto revelada. Compará estas dos fotos que sacó y después contame. Mi lápida se mueve, querida, para acariciar la tuya. No tardes. No me quiero hacer el gracioso, Ju-Ju, y menos con un chiste malo, pero aunque oficialmente estemos muertos, todavía me muero por verte. Tu Man Ray".

8 comentarios:

  1. Toda una carta para un muerto. Uno se pregunta quién está más muertos, si los vivos o los muertos. En cualquier caso, no deja de ser un alivio pensar que hay muerte después de la muerte. Al final, uno no se acaba ¿o sí?

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  2. Mariel, qué bonito ser la chica que vio el beso a Juliet en ese cementerio de Montparnasse. Verías también ahí a Cortázar, supongo. Por lo demás, qué bonita la carta póstuma, tan póstuma que estaba ya muerto cuando escribió por última vez a su musa, y gracias a ti por ser la voz que nos hace presente ese pasado. Me encantan no sólo las fotos que Man Ray hacía a Juliet y a sus amantes, sino también los dibujos, tan encantadores y llenos de deseo y sensualidad.

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  3. Esther, ¡bienvenida!. El Pájaro de China bate sus alas. Hay vivos más muertos que los muertos mismos, vivos que merecerían estar muertos y vivos que no deberían morir jamás. Quién sabe si uno se acaba. Yo tengo pistas de una cierta continuidad impronunciable. Muchas veces en la mirada de uno de mis perros presiento la mirada de mi padre y nada puede convencerme de que ese regreso no es cierto. Hay un poema de Whitman donde dice que encuentra cartas de Dios en los rincones. A veces yo encuentro señales de los que se han ido, inclusive de los que aparentemente partieron hace siglos. Besos que esperan que no te vayas y vuelvas por aquí.

    Ramón: Sí, frente a la de Cortázar me quedé un rato largo. En realidad me senté al lado, comiendo un racimo de uvas, y les dejé la mitad, a él y a Carol Dunlop, su propia y hermosa Juliet. Me gusta imaginar las cartas que los que se fueron siguen escribiendo. ¿No es cierto que Man Ray tenía tanta vida adentro que hasta muerto sigue haciendo escándalo? Tenés razón, los dibujos ... dibujos sensuales y deseantes. Cuando la noche se pone más oscura, vayámonos a vivir una temporada en un dibujo de Man Ray. Abrazo fuerte, Ramón.

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  4. Querida amiga, de nombre que haría deliciosos versos árabes, de pistacho y miel, que eran nuestros preferidos; querida, gracias por intuir que Montparnasse se nos quedaba pequeño y que debíamos pasear nuestros grandes amores, sobre todo los divinos. Quisiste ampliar nuestra visión, porque siempre admiraste que no fuéramos indiferentes; nunca, pero sobre todo "después". Desdoblados en este rincón, nos rodeamos de un espacio menos marmóreo (frío, rígido y duro), en que su voz, cuando me llama Ju-ju, suena a homenaje a la pasión atemporal. Nos paseamos cómodamente y sonreímos frente al altar que nos has construido. Aquí sabemos que no hay fronteras, y respiramos madera y miel con pistacho envuelto en un aire lleno de "encantador estropicio" como la vida que tú nos das. Besos jamás indiferentes, vuestra Juliet.

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  5. Mariel, mientras que la tumba de Man Ray que no conocía me ha parecido muy bonita, la de Cortázar y Carol, con esos cronopios feúchos, me decepcionó un poco cuando la vi en foto. ¿Te creerás que cuando estuve en París no fui al cementerio de Montparnasse? Pasé por delante, eso sí, pero tenía el convencimiento de que Cortázar estaba en Montmartre. Y cuando subí, a parte de coger el trenecillo, ver los pintores de la plaza de arriba o el Moulin de la Galet, me entretuve en ese cementerio tan bonito. Pero de Cortázar, nada. Otra vez será porque estaremos de acuerdo que París bien vale otra misa, y otras visitas, y otras cartas, y otros recuerdos.
    Por cierto, quien está enterrada en Montmartre es la mujer que inspiró a Dumas La dama de las camelias, Marguerite Gautier, personaje que curiosamente luego inspiró ni más ni menos que La Traviata...
    Y sí, Mariel, cuando la noche se pone oscura debemos siempre recurrir a esos espacios maravillosos de la creación pura. Dibujos, pinturas, cuentos, novelas... o blogs con pajaritos de la China... Se está bien ahí, se está bien aquí.

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  6. Querido Ramón: Y yo, para estar a mano con vos, me perdí Montparnasse y es una cuenta pendiente, sobre todo por Margarita. La tumba de Cortázar y Carol parece de juguete. ¿Le dejaste flores a Callas en Pere Lachaise? Me conmovió ese subterráneo anonimato de sus huesitos ... Sí, a París hay que volver una y otra vez y pelarla como una cebolla, para ver una París debajo de la otra y así ... infinitamente. En tiempos de oscuridad, entibia el alma saber que hay gente como vos, Ramón, a quien tenía que llegar, ya lo sabemos, por la varita mágica de ese ser inaudito llamado Susana. Besos y felices Pirineos.

    Mi querida Su-Su: Qué sería de los escandalosos y de los indiferentes sin su comunión indispensable con unos y sus encantadoras patadas en el culo, a ver si se despiertan, con los otros. Cerca de las tres de la mañana, lo veo claro. ¡Tengo que llamarla Susú, si me lo permite! Su Pájaro de China.

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  7. Mariel, por supuesto, acepto encantada tu bautismo. "Su" no me es en absoluto ajeno. Pero jamás nadie me ha llamado Su-Sú, con esa repetición tan francesa (como muchas de mis gorras, como mi palidez). Viniendo de ti, amiga, te digo que puedes llamarme exactamente como te apetezca. Imagina hasta qué punto deposito en ti toda mi confianza, que te doy mi autorización incluso antes de calcularle la numerología al nombre! ;o)

    No estoy en un momento demasiado urbano: tanto necesitaré el sosiego que siento que busco paisajes calmos y abarcables. Aun así, en el excepcional caso de París, estoy de acuerdo con vosotros. El París de la Maga y Horacio, el París de la Dama de las camelias y después de la Violeta de La Traviata (Ramon: tenía entendido que el libreto se había basado directamente en el libro de Dumas); de Rodin y el Pompidou, del pont des arts... de todos los extremos y todas las intensidades. Hay que volver...

    Mariel, como sabes bien, Ramon es un gran regalo de los dioses... No tengo ni varitas ni magias, pero tengo unos amigos extraordinarios, que me convierten en automáticamente millonaria. A ti ya te cuento, querida Mariel, entre uno de esos premios que la vida quiso darme como la más bella de las loterías...

    Un beso enorme y agradecido...

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  8. Susú, que es pálida y usa boinas, qué belleza. Tenía que ser así. ¿Quién te dice que no nos encontremos más temprano que tarde en esa París que uno siente que conoce ya antes de pisarla, para cantar algo intercambiando nuestros gorros sobre el Pont Des Arts? O el Pont Neuf, el de madera, el que pese a su nombre es el más viejo de París, me acuerdo ahora de "Los amantes del Pont Neuf", con Juliette Binoche y Leos Carax, cómo quise esa película, no sé si estaba bien o estaba mal, simplemente la quise y me la proyecté una y otra vez cruzando las maderas del puente.

    Susú, vos sos el premio para quien te tiene en su vida.

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