PÁJARO DE CHINA

lunes, 14 de septiembre de 2009

DECÍMELO DE FRENTE


(Fragmentos omitidos por Monsieur Barthes - "peu sérieux", dijo. Vamos, Roland, Monsieur Roland Garrón, las cosas como son ...)

I.      No seas ganso

El diálogo se torna sospechoso cuando el otro elige el teléfono en lugar del cara a cara. Y eso ya es un lujo, considerando que bien podría borrarse sin dejar pistas o cortar el cable con un Tramontina. En cuanto empieza a hablarte en clave, en código morse o como un testigo encubierto de la camorra o, peor aun, a asestarte las consabidas e inverosímiles declaraciones "estoy confundido" (equivalente a "estoy ido") o "sos demasiado para mí, no te merezco" (equivalente a "estoy ahogado, sí, desaparezco"), suena la alarma de toda la flota del SAME y el Titanic se hunde de punta.

¿Por qué, en la mayoría de los casos, no registramos la patada en el culo? ¿Porque nos la prodigan con pantufla de peluche en lugar de botines con letales tapones, porque la amortiguan con manifiestos psicológicos de supermercado chino, porque sufrimos una acelerada regresión neuronal y nos tragamos sin dudar la píldora discursiva envenenada?

¿Por qué editamos, ponemos notas al pie, leemos entre líneas y analizamos hasta el lenguaje corporal del emisor del dardo para convencernos de que, o bien es cierto la soberana ridiculez que nos está diciendo en un patético tributo a Gassman o, inclusive, nos ama profundamente pero no se atreve a manifestarlo, porque le teme a los riesgos y al compromiso del amor, que nosotros vamos a enseñarle con vocación redentora digna de Santa Clara de Asís hasta que los huevos le lleguen al piso y no nos abra la puerta no solo porque no quiere sino porque se tropezaría con sus propios huevos?

Ay, sí. Porque no queremos que se termine, por más que apeste. Porque se nos trastornó temporariamente el sentido del olfato y confundimos el barandazo del final con el infame patchouli de la duda o el exótico perfume del miedo a la entrega (últimas dos fragancias que alzan los bracitos como el operador de pista que guía a los aviones con sus señales fosforescentes y gritan como el croupier de la ruleta "no va máaaaas", "no va másssss"). Fragancias dignas de un Nabocop irrecuperable, no solo privado de coraje sino de un mínimo de creatividad.

Te pido que no seas sogán, aunque sea en nombre de la semana de lujuria que hemos vivido. Que me lo digas de frente, aunque sea grave. Mamerto, my dear mamert, decime la verdad, aunque duela (como el psiqui cuando se hartó de Lacan y me habla en lenguaje de cancha, para que lo entienda).

II.     No me ofenda

Voy al cine sola, ¿y qué? Puede ser la paranoia, pero siento que me miran como si fuera El Hombre Elefante, sin la bolsa en la sabiola. Como si me faltara media gamba y el muñón todavía chorreara sangre. Como si tuviera los bigotes extra-large de Frida Kahlo. Estoy susceptible, lo sé. Además, todos tuvieron la ocurrencia de venir en pareja o en vocinglero grupete. Tendría que haber ido a la Lugones, donde esto no pasa porque van los jubilados a zafar del frío o pasan las pelis mudas de Pabst, a las dos de la tarde.

Pero me hice la cancherita y vine a un horrendo Village Cinema un sábado a la noche a ver la comedia dramática de la semana. De masoquista, nomás, con tres paquetes de Kleenex en el bolsillo. Para irme en llanto y salir como Galíndez después de los tortazos de Richie Kates, en el Rang Stadium sudafricano. Por lo menos él se bañó de sangre. Y de gloria. Yo salgo envuelta en mocos y con la cara lista para ganar el casting del tren fantasma, si el Italpark volviera. 

Lo peor, sin dudas, es el boletero infame. “¿Una sola?”, pregunta. ¿Es ciego, ve doble?. No, pretende humillarme en público. Entonces se la devuelvo. “Sí, vengo sola porque no necesito a un mequetrefe que me haga la gamba o me pague la entrada, que se ría en la escena del velorio o saque del bolsillo un paquete mata-pasiones de confites Sugus, que se atragante con un Sugus rosa y me escupa el Sugus masticado en el jean que no me saco desde hace un mes”. “Vengo sola y me la banco”, le espeto, masticando un Sugus a lo guapo.

Sr. Boletero, ¿acaso no es obvio que todavía no peso lo suficiente como para ocupar dos butacas y entradas necesito una, una nomás, sin agregados que subrayen mi condición? Mr. Boleterou, no sea redundante, se lo pido por mi honor.

III.     Podría cortarme las venas (o dejármelas largas)

Podría leer chick-lit o comprarme dos kilos de helado mientras miro hasta el amanecer los exorcismos en directo de las pastores brazucas nacidos en Lugano que animan Pare de sufrir (parechisofrir, así, todo junto). Pero no, quiero algo más heroico. La bañadera llena de sangre, mi mano aferrada a la cortina de plástico a la que se le suelta la argolla y el hilito de sangre que se va en remolino por el agujero, como en Psicosis. Pero lo bueno de estar sola es que puedo dejarlo, como tantas cosas, para mañana.

Estar sola se parece tentadoramente a la libertad.

IV.     Podría empezar una actividad física

Así libero endorfinas y quemo calorías, todo por el mismo precio. El solo hecho de pensarlo me cansa. Me agoto antes de arrancar. Llego al gimnasio y me mareo. Me rodean sílfides esculpidas que no necesitan venir al gimnasio. ¿A qué vienen? A humillarme, como el boletero del Village. Y, por supuesto, lo primero que hago es trastabillar y llevarme por delante todas las pesas. Las grandes, ésas que cuando se estrellan dan la sensación de que el gimnasio implosiona, como el Warnes o las Twin Towers. El clímax del oprobio. No vuelvo más.

V.     Podría reírme

De mí misma. Pensar en lo que el paparulo se perdió. Bueno, epa, no es para tanto. Sonarme los mocos y despegarme el jean. Quemar la chick-lit y mirarme al espejo. Y sí, un airecito a la Cuccinotta (jibarizada y después del accidente) la verdad que tengo. Reírme, hasta llorar. De risa. Es lo que nunca falla.



14 comentarios:

  1. No se puede creer lo que escribís, es un tornado, es un temblor, un tsunami...no no no, es pura furia, como si lo hubieses vivido, mirá!
    Te juro, y no es una forrada, que mientras lo leía, sentí lo mismo que sentí cuando leí por primera vez "Fragmentos de un discurso amoroso". No no no, exijo una explicación, y ya sé que este es un comentario estúpido...pero no es justo que haya gente que escriba tan pero tan bien... Un abrazo de locura.

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  2. tiene alguna ventaja que a uno lo dejen y no ser el que deja. es como si la colada te la dieran hecha y sólo queda tender.

    así que en este caso no serías la damnificada sino la beneficiaria. no nos duele, sólo extrañamos el cuerpo extraño, oh paradoja...

    es feo sentir y si ahora me muero me muero solo y nadie me encuentra y mira qué desastre...

    pero hoy (hoy) no nos vamos a morir así que mira qué suerte. y aunque nos pasáramos todo el santo día llorando no nos íbamos a deshidratar ni a morir (otra vez) de seco o de ojorana...

    así que mejor vamos...

    tu texto y lo que vive adentro son de santoscojones, así que ni me preocupo, dale.

    besos,
    òscar.

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  3. ¿por que no seremos capaces de decir al final de una relacion el porque deseamos dejarla?

    puede ser por cariño a quien abandonamos, pensando que le haremos menos daño (se podria aceptar).

    evidentemente por miedo a que si decimos la verdad quedemos como unos soplamocos.

    porque nos molesta quedar como el cabronazo que estamos siendo.

    no aguanto el "no eres tu, soy yo" ni el "es mejor para ti, al final te daras cuenta" ni sus variantes.

    en lo de ir al cine solo, nunca me he dado cuenta (soy hombre, existe ese matiz) pero si cuando voy a cenar solo a un restaurante.

    vivo solo hace mas de diez años, cuido las relaciones, pero mi espacio, mi tiempo sin dar explicaciones por que hago lo que hago, si... se parece tentadoramente a la libertad.

    reirse de uno mismo es fundamental, te enseña a relativizar los sucesos, a valorar en su justa medida lo que ocurre.
    te protege contra las risas extrañas que desconocen la raiz del chiste.

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  4. con barthes me pregunto a veces
    qué parte de "susurro del lenguaje" no entendí
    y llego a la misma conclusión de siempre
    que las mismas que de lo demás
    que leí sentada al trono
    mientras me hablaban de no sé qué muertes del sujeto
    un cacho de mí se iba sin decir adiós
    por la cañería
    en forma de truño viajero y aventurero
    si lo pienso, envidia me da

    shlm

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  5. Hoy he encontrado un maravilloso punto , una sutileza de humor que nunca te había leído antes. Hace tiempo te dije que siempre vengo dispuesta a sorprenderme, pero siempre más de lo que tengo previsto.

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  6. El comentario bien hecho implica llevarlo a tú terreno. Calzarte el guante del personaje, transformarte, ser tú el personaje, ser la mejor actriz del mundo, lograr en definitiva que aquello que ayer interpretó otro en el teatro de enfrente sea hoy materia íntima tuya y la gente te vea a ti en ello y no a otro.

    No es él, sos vos. Qué lectura libre, que divertida narración en que te vemos tanto por dentro, transformada en personaje, o mejor, convertido el personaje en ti. Es la grandeza de la literatura; que se parece tanto a la interpretación que por eso llega a comunicar aspectos tan personales, tan identificables.

    Me gustan mucho tus textos líricos. Pero, y te lo dije una vez, me encanta cuando la narratividad lo impregna todo. Porque entonces, y situándote en una tradición tan rica, lirismo y narratividad son la misma cosa; se sirven uno de la otra y se engrandecen ambos. (Y de paso, lo que me reí... Thanks)

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  7. lo mejor de una ruptura amorosa es que volvemos a tener en nuestro poder la posibilidad de enamorarnos de otra persona. cuando estás con alguien no puedes mirar, ahora puedes volver a mirar, ¿será de ti de quién me enamoraré?, ¿o de ti?, ¿o quizá de ti?

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  8. Para Kristeva, Barthes y la teoría literaria no me da el balero, así que me gusta la teoría de una amiga que dice que los hombres son como los niños: perversos polimorfos, por eso no pueden frustarse, ni hacer renuncios, ni decir con elegancia las cosas.
    Mi amiga es psicóloga, o sea que mucho no sabe de la vida, pero como me cierra, adopto la teoría y al hombre pequeñito que invocaba Alfonsina le digo "ajó" y así llevo mi matrimonio con extrema felicidad.
    Hasta la próxima emisión de utilísima, amigas! En ella haremos un tiramisú reemplazando el mascarpone que es tan carote por Mendicrim y ¡abarajame la bañera!

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  9. El abogado del diablo dice: Él, pobre, no sabe cómo decirlo pero es que quizás no sabe tampoco qué decir ni a quién decir. Y ella - qué fácil para ella tomarla con el "machito pilongo" - le agarra por sus cositas - por la tremenda pero ella fina y digna - y en plan Barthes le desmenuza hasta el grado cero de la estupidez (Porque ella demuestra en análisis clínico Q.E.D. que él es estúpido aunque él sólo quería decir adiós o, quizás, que estaba cansado o que le apetecía volver a tontear con las churris y renovar su fondo de armario). Él está confundido, lo juro (o casi) y es qu debe ser realmente (subráyese la palabra y márquese con estruendo al erre), rrrealllmente difícil decirle a usted que la lujuria ha sido acojonante pero que está confundido y "no sos vos, soy yo" porque es que usted transmuta todo en literatura y por eso se va al gimnasio, fantasea con el crimen- psicosis o la toma con el pobre psiqui poslacaniano o con el boletero. Vamos, confunde y mata porque exige a la masculinidad claridad - evítese todo subterfugio - y escritura, y la masculinidad está para pocas palabras y, desde luego, no puede reaccionar como lo hace usted:tan a lo roman(-tico), purita literatura, mi vida como guión... Todo en descarga del pobre sin palabras que se deja arrastrar por sus cositas
    (En American Beauty la hija del protagonista inicia la película diciendo que debían sacrificar a su papá, pobre animalito patético). ¡Que crueldad!

    ¡Divertidos, oh maestra, los giros de su voz!

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  10. Mariel,
    una mujer inteligente y hermosa como tú, para una mujer inteligente y hermosa como yo (humildemente). Hay otros mundos... y están en éste.

    Ante una ruptura...otra cosa vendrá.

    Tu texto lleno de humor crítico, ágil y personal me ha encantado. Enhorabuena por esa soledad libre.

    Un abrazo

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  11. Darío: Que estoy como después de un tornado o en estado de tornado casi casi permanente, lo acepto. Ahora, eso de que hay gente que escribe tan bien ... todos, todos, los que vienen a esta casa lo hacen. Y mejor que yo. Incluyo a De Vierde Man.

    Oscar: Y sí, el abandonado la tiene más fácil y además, ¿qué sería de la poesía, del cine, de la literatura entera sin los abandonados? Además consideremos que el que encabeza el ranking es Jesús (que no la tuvo fácil, por cierto, según nos cuentan los novelistas de la época). Es estremecedor su "Padre, ¿por qué me has abandonado?".

    También, si nos morimos y nadie nos encuentra, no vamos a enterarnos. Estaremos ocupados en otras cosas, supongo.

    Y hoy no vamos a morirnos y mañana tampoco y tampoco por mucho tiempo, porque no es nada fácil.

    Sí, le doy, ole, ala, alehop.

    besos,

    tu M.

    Sin reglas: Yo creo que es para no demostrar nuestro ser soplamocos. Me encantó la palabra "soplamocos". La usaré mucho. Y porque nos parece que el dolor en cuotas es más tolerable que en un solo pago. Y no es así, creo. Deberíamos dar y que nos den la libertad lo antes posible. La soledad es muy tentadora, sí. Y preservar los espacios de soledad aun en pareja es una necesidad, sospecho. Besos agradecidos por tu presencia, tan clara.

    La Judith (Loba): Ahhhhh, leer en el trono, qué placer. Y mientras los leemos ahí en el trono, ¿por qué no nos hablarán más claro, más corto, digo yo? ¿Por qué no serán contundentes y rotundos como la Caca, que se va sin despedirse a viajar por ahí? La gente debería despedirse como la Caca, pienso. Uno quedaría más aliviado. Lamo tus orejas (de Loba).

    María: Y ya verás lo que viene, ejem. Es que la mano sigue a la psiquis y al estómago. Si no nos riéramos la vida sería intolerable, no valdría la pena estar en ella, yo me sacaría de la vida ya mismo sino pudiera verme en technicolor hecha un nudo de mocos, si tantas cosas no causaran gracia. Ahora pienso que por eso me gustan los italianos, que se ríen hasta en la tragedia (al revés de los rusos, que hasta en la comedia les vienen ganas de llorar). Las simplificaciones son injustas pero creo que el mejor sentido que nos ha sido dado (y si no se nos concedió hay que inventárselo) es el del humor. Eso bien que lo saben Cuco y Chispa, que lo saben todo, por otra parte. Besos enormes a los tres y a la divina María en el Huerto.

    Ramón, Ramón, es que me estás animando a que me calce la ropa que me dejó Sarita, la Sarita Bernhardt ... No me des tanta pista que despego y empiezo a obedecer ciegamente a mi amiga Laura (Lauraaaaaa, ¿estás ahí?, te llevarías muy bien con Ramón, te digo) y a hacerme la payasa y rendir homenaje a Nuestra Sra. de la Caca, que tantos placeres nos concede sin ser retribuida (no contemos las estrechces, que para eso vamos al super y tomamos Activia) y nos meamos todos, o nos evacuamos, todos, sí, de la risa. Si pudiera ... (intentaré, prometo).

    Ana querida: Es verdad, podemos volver a mirar. Yo miro igual, confieso, pedí permiso. Para que no me nieguen el placer estético. Mirar, eh, solo mirar. Y comento y socializo mis descubrimientos. Incluso se los comento al que miré, para que lo sepa y por si va con la autoestima baja. "Tenés una cara que no se puede creer, se te parte de la hermosura", dije más de una vez. Y pueden sorprenderse, sí, pero enojarse jamás. Besos, muchos.

    Emy: Sí, hay que decirles ajó y ajá y ejem. El tema es que yo también necesito que me digan ajó (el ajá y el ejem me los digo sola). He descubierto que la mayoría de las cosas para las que creíamos que no nos daba el balero no se merecen balero alguno. Aprendo más y mejor de mis perros, así te lo digo. Debería abrir una sección "Inutilísima", ahora que lo pienso ... ¡Aguante el Mendicrim! (no te lo cambio por ningún queso crema, ni por el Casancrem del Martiniano, no). Abrazo.

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  12. Bicéfala: Ay, cómo me hacés reír. Lo de volver a tontear con las churris y renovar el fondo del armario me mató. Pero es que yo soy simple, quiero que me lo digan de una vez y ya está. No creo en la confusión, rrrrrrealmente. ¿Cuándo te tomás un helado te lleva mucho tiempo darte cuenta si te gusta el sabor? Es una sensación prrrrrimaria. No existe la mitad de camino, me parece, y si existe no me gusta nada, nada (me suena a estar "medio" embarazada, se está o no se está, he dicho). Mis fantasías homicidas son mayúsculas ... Debería abrir una sección "Fantasías homicidas", también. Yo no soy maestra, yo quiero ser alumna, con faldita escocesa corta y corbatín y el pelo peinado con colitas (ejem ...). No, no, que esos disfraces no me van. Traigan el látigo, ese que está ahí, y las botas de caña alta (jo).

    Marian: Es que no te pasó que a pesar de ser un as y portar una belleza que se caen de culo te hayas visto en situaciones que en retrospectiva decís ... ¿cómo pude, Señor, cómo pude?. Son las situaciones que yo llamo, precisamente, "¿Cómo pude, Señor, cómo pude?". Y otras vinieron y vendrán, sí. Que yo no descarto nada, pero nada de nada. Un abrazo a lo bestia.

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  13. "Patada en el culo no registrada por ser dada con pantufla de peluche" Ya sé que te lo dije varias veces, pero no importa, ¡me encantan tus metáforas! Y coincido con Ana, las rupturas te dan la posibilidad de volver a enamorarte, de mirar. ¡Besos!

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  14. Mariano: ¿Qué sería de nosotros sin las Srtas. Metáforas, que nos permiten hacer contorsionismo y ver la cuestión desde otra perspectiva?. Sí, la ruptura es en el fondo una liberación y la oportunidad de estrenar, otra vez, los ojos. Besos, muchos.

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