Ayer a la noche revolvía los fideos escuchando el último disco de Rickie Lee Jones. Rickie terminó Wild Girl, una canción largo tiempo inconclusa según la cual está intentando, porque intentar es el único juego, vivir para contar el cuento, porque de eso se trata. Yo intentaba que los fideos no se me pegaran a la cacerola cuando miré el piso.
Sobre el piso vi mis pies descalzos (porque el más chiquito de los cachorros me escondió una ojota), un pantalón pijama descolorido agujereado por el amor efusivo de los perros y una musculosa negra que algún vez tuvo una forma y ahora podría fungir de mantel.
Pensé en el instante en el que Tom Waits se enamoró perdidamente de Rickie y cantaban en la vereda de The Trobadour en West Hollywood, después de que Rickie se escapara del hielo de Chicago para comerse el sol de las playas de Venice. Un rato después Tom la abandonó porque Rickie se había convertido en la chica del título de la canción: una chica salvaje a la que se le despegaban los fideos.
Pensé también que a mí Stefano Dolce y Domenico Gabbana jamás me llamarán para posar revolviendo la pasta. Qué suerte. Le pegaron un tubazo a Madonna para que se disfrace y evoque con revoque el neorrealismo italiano en la campaña Dolce & Gabanna primavera-verano 2010. Una pena. Yo tenía el pijama listo y la ojota todavía no la encuentro. Naturalidad pura.
Las feministas pueden, como todos, mear fuera del tarro. Decir que la campaña es machista porque la que lava los platos es una prostituta de lujo cama adentro. ¿Qué esperaban? La publicidad es una fábula que invariablemente nos muestra lo que no tenemos para que corramos a comprarlo. No está en sus planes romper el status quo que le permite cerrar balance con ganancia. Problema nuestro si nos creemos la pantomima y del sistema educativo si no nos educa para sospechar.
Lo que me llama la atención de la campaña exquisita y rígidamente fotografiada por Steven Meisel es que, además de las rodillas dignas del Pipa Higuaín exhibidas por la protagonista, no corre aire. Parece que estuviéramos en el museo de cera de Mme. Tussaud, ese muestrario de réplicas de pesadilla clase B diseñadas por un taxidermista aficionado.
Lo más natural es el agua que sale de la canilla, porque hasta los fideos parecen alambres y no se huele la salsa. Me parece bien que Madonna parezca a punto de entregarse a un blow job en lugar de catar los spaghetti. Pero no solo le falta ambigüedad. Da la sensación de que hubiera palmado en pleno pete.
La leche, el pan y el cruficijo hundiéndose en la canaleta de las tetas alzadas a presión son tan ... obvios. Supuestamente son la referencia a la carnalidad mediterránea de las divas filmadas por Visconti. O De Sica. No se trata de que Madonna jamás haya lavado un plato ni de que vivamos en el tiempo de la cita, sino de que no hace falta citar con peluca (¡Monica Vitti, te extraño!), salvo que parodiemos espléndidamente como sabe hacerlo Cindy Sherman, para denunciar. Y éste no es el caso.
Cindy está encerrada con cacharros en una celda doméstica de la que quisiera huir. A Madonna, por más que se esfuerce en hacer trompita, le sale una trompita post-mortem y en cualquier momento le tocan el timbre los de la funeraria. Asumamos, por otra parte, que además de una cita del neorrealismo, la campaña pretenda ser una oda a la atracción de la mujer madura. Tampoco tiene suerte.
Sería, en todo caso, una evidencia más del futil esfuerzo de perpetuarse joven, saliendo del quirófano con un nuevo cargamento de bótox y prótesis de alta calidad pero presencia innegable. La naturaleza no admite copias sino recreaciones en las que deja de ser, simplemente, naturaleza. Una cosa es un labio de plástico y otra, muy distinta, un jarrón con flores pintadas por Renoir.
Como el niño de Sexto Sentido, sigo viendo gente muerta. Sofía Loren transpiraba y el hilo de sudor que le impregnaba el escote era una epifanía. Cuando se reía, la tierra dejaba de girar y se detenía el viento. Sofía se vestía con trapos sucios y exudaba nervio.
Y Anna Magnani, que también ha sido citada en este revival fashion con aroma a cementerio, tenía el cansancio del mundo en sus ojeras y un cuchillo escondido en el batón. Anna bien podría haberse sentado en el centro de un anfiteatro griego y mirar, solo mirar, a los espectadores. Hay que sostener, sin desmoronarse, la interpelación desmelenada y persistente de Anna.
Madonna no puede moverse y no solamente porque esté en una foto. Cuando se mueve, hace aerobics y mímica. ¿Querés nadar? Escuchá a Cyndi Lauper. Cyndi ganó una guerra que no le importa, estoy segura, haber ganado.
Anna también mostraba las piernas. Como la vida de los cuerpos va de adentro hacia afuera, los perros se enamoraban de las piernas de Anna. Y ella sabía mirar con la intensidad de un perro. Hay algo en esos ojos que jamás podrá domesticarse y escapará del mandato.
Como un fideo despegado del fondo de la olla, que uno prueba cerrando los ojos mientras escucha a Rickie hablándole a su chica salvaje. Una chica que hace de un harapo un vestido rojo, mientras tantos vestidos rojos tienen menos gracia que un harapo.
Desde luego, la mirada de Anna Magnani basta para poner en entredicho a la naturaleza muerta, disecada, de las primeras fotos. Nos interpela infinitamente, aun desde lo insondable de su muerte.
ResponderEliminarSiempre odié la publicidad por ser el vehículo de transmisión de la insatisfacción permanente. El modo que tiene el imperio de asegurar la sumisión de sus prosélitos. Pero llega un momento en que la desvergüenza se hace insoportable. Madonna en una casa humilde, lavando cacharros y ollas que parecen sucias en una casa de clase media o media-baja, es ciertamente el colmo... Imagino que en el servicio de una comida cotidiana en casa de Madonna concurren cinco o seis personas entre cocineros, ayudantes y camareros, así que esta demostración de cercanía al pueblo, hundiendo las manos en la grasa, resulta bastante irritante para los que cocinamos y fregamos los platos todos los días.
Jean Améry decía que envejecer es no entender ya el mundo. El mundo se hace opaco, ilegible. Con esta publicidad, como con la hipocresía evangelizadora de la "conversión" de Tiger Woods, me declaro, irremisiblemente, como ser incapaz de interpretar los signos circundantes. Envejezco.
(Mis abrazos a ti serán siempre jóvenes)
Me encantó este texto. Sobre todo, me gustó recordar o, hacer el esfuerzo, al menos, el sudor recorriendo el camino que se formaba entre las dos tetas. Y estoy seguro de que es así. La vi lavando ropas y eras así. Un besho
ResponderEliminar"Da la sensación de que hubiera palmado en pleno pete". Así, de un sopapo, se ignora a estas muñecas de silicona D&G.
ResponderEliminarSofía, en cambio, una fuerza de Natura: madre, puta, esposa fiel, guerrillera, diosa.
Y Anna, basta mirar esa foto con el perro: Más te vale que tengas con qué, ragazzo.
Vos lo dijiste, Uccellina: chicas que hacen de un harapo un vestido rojo, mientras tantos vestidos rojos tienen menos gracia que un harapo. Chicas que huelen. A sudor, a tuco, a perro. Nada que un duchazo o un chapuzón en el río no solucione (Do you feeeeel like swimming?). El hedor a plástico, o a muerto, no tiene arreglo.
Abrazo en bastardilla (Itálica).
Madonna parece desconocer que un chorrito de aceite en el agua de los fideos, evita que éstos se peguen en el fondo de la cacerola. Sofía y Anna seguro que lo sabían.
ResponderEliminarMuy buena tu entrada.
Siempre me impresionaron las formas de mirar de Anna Magnani. Parecía que sus ojos te miraban desde dentro, como desde una inmensa y oscura cueva. Pero ¿y su voz? Parecía su voz la voz de una sacerdotisa helénica pronunciando un oráculo entre el humo azufrado y volcánico de las grietas de Delfos. Sin embargo, lo que siempre me fascinó de ella fue su forma de envejecer. Seguía siendo la misma, siempre, como si fueras una mujer que no tuviera tiempo y que hubiera venido al ahora del mismo modo en que pudo hacerlo en el ayer, o en la mañana: sí, como la poesía verdadera...
ResponderEliminarNo sabes cómo me gustaría ahora que me invitases a un café...
Carlos
Una sonrisa al leerte. Llegas al punto y debería de disfrazarme cada vez que limpie mi casa, jeje.
ResponderEliminarAbrazos.
G
Voy a formar una banda que se llame 'El sudor entre tus tetas' jaja
ResponderEliminarMadonna, por favor retírese. Graciela Alfano haciendo una producción con R. F*rt (el elegido de Duhalde, según Chiche Geld-Bloom) tiene más naturalidad que usted.
*Que conste que he vomitado bilis tras escribir la última parrafada.
El arte de languidecer
Que buenas las fotos
ResponderEliminarUyyy.. y yo ayer me puse botox!
ResponderEliminarSerá por eso que mi amado muere por la Loren...
MMMM.... nop. le encanta mi prolijidad y mi espenditud (sigo inventando palabras, verás.)
Y también le encanta cuando sudo como yegua cuando estamos en la cama...
Pero ciento por ciento de acuerdo contigo en las fotos de Madonna.
Baci
Y más, quiero más...
ResponderEliminarAnna,esa mujer que se tomaba en serio los amores, gritaba e iba a montar la bronca al hotel dónde estaba el ladrón de bicicletas con la sueca.
"tengo más cuernos que un saco de caracoles", afirmaba rabiosa.
Madonna siempre ha querido ser italiana, pero le sale ese lado yanki/cheerleader, que le delata.
Me parecen unos escritos más importantes que cualquier disquisición de Deleuze.
Soy una frívola, pero ya tengo edad....
No soporto a Madona, odio la publicidad en general. Y a esos que van repitiendo los chistes de las propagandas, más.
ResponderEliminarComo decía su ex marido, el cineasta: hacer el amor con Madonna es como cogerse un tendón.
Pero canejo, este post podria haberlo escrito yo, pero mal.
ResponderEliminarMadonna: un robot asexuado con menos gracia que Marley en su programa de Telefe. bailarina pesima, cantante de ducha, sex appeal industrial y vieeeeeeejo. Me chupo la cruz, me junto con muchos,lengueteo una negra, me curto dos chinos. Boluda total! Mirate una peli de los 20s! No inventaste nada!. la detesto.
Sofia Loren: monumento a la mujer, belleza pura, actriz monumental (que ganas de ver Nos habiamos amado tanto otra vez....), diosa pagana.
Ana Magnani: atencion, aqui disentimos. Ana es bestial, Maru, me extrania arania. Si en Teorema no te corta la respiracion, decime y te aviso que estas muertita.
Dolce y Gabanna: dos trolos que como todo modisto no tienen idea de que cosa es una mujer. No nos interesa su posicion ideologica acerca del genero. Les damos generos para que hagan prendas horrendas que luzca Susana Gimenez. Podemos vivir sin ellos.
Vos: bella, en pijama y con una sola ojota. Una cara -te lo dije- para cine. Una mascara para hacer Sofocles. Solo D&G podrian descartarte, el resto de los mortales verian a esa Maria Felix version refinada en kimono, por la calle, y dirian: esta es la chica Hermes 2010.
"Dicen que tienes veneno en la pieeeel/
ResponderEliminarpero estás hecha de plástico finooooo"