Cortaremos el cordón umbilical de tu niño.
Lavaremos sus sábanas.
Lo bañaremos con jabón. Blanco.
Custodiaremos tiernamente sus monedas.
El prado geométrico sostendrá sus pies.
No caerá del árbol.
Las vendas serán innecesarias.
También los acreedores.
El viento no volará las tejas de la casa.
Tendrá peine, cepillo y uñas cortas.
Su lengua rozará apenas el dedo del pastor.
Las teclas del piano no cambian de lugar.
Tenemos un oso atado en el establo,
pero no temas. Está atado.
La Gran Depresión no toca este tridente.
Confíanos tu niño.
El boogie-woogie es malo.
Imágenes: American Gothic, Grant Wood, 1930.
Broadway Boogie-Woogie, Piet Mondrian, 1942-1943.
Se me han puesto los pelos de punta...
ResponderEliminarquiero un poco de barro para mis niños.
besos
El boogie-woogie es malo, por eso me agito sin cesar con otros ritmos que me liberan –aunque este dolor en el brazo no cesa-, que me mantienen alerta para perderme en jardines como este, de pájaros chinos y magnífica escritura, de temas diversos y el sentimiento ahí, volando sobre, entre, vencejos y golondrinas, un cuervo en el alambre y me da miedo el águila que vigila todo el conjunto.
ResponderEliminarViernes, seguro que lo soportaré hasta las 3, cuando empieza la vida.
Sigamos con la supervivencia.
Un placer recorrer tus páginas.
!Dios santo, Mariel! Esta manera tan fría de aproximarse a la necedad de quien se sabe ajeno a todo mal posible es, realmente, impactante. Este alejamiento voluntario de la emoción hace de este poema una pieza singular, subyugante, sobrecogedor. Me desasosiega.
ResponderEliminarCarlos
Acercate a menos de 10 metros de mi hija y con ese tridente hago una brochette de mormones con vos y tu frígida esposa.
ResponderEliminarA estos dos no les dejo yo ni...
ResponderEliminar¡Qué susto por dios!
Cuando dices : Confianos tu niño, sabes lo que digo yo ¡ y un guevo en la otra mano!
No bajas el vuelo, querida Mariel.
ResponderEliminarAsí vienes de Andrómeda, con esos pedazos de poemas que brillan como el cinturón de Orión.
Un abrazo
(¡qué bueno tener tu libro!)
Mariel, me he tenido que sujetar fuerte porque he entrado de repente en un mundo de pesadilla muy familiar. Las pesadillas de los Occidentales son todas muy similares: compartimos código. Encontrar ese código desde la vigilia tiene ese mérito que te celebro. El oso está atado pero yo no me tranquilizo porque sé positivamente que va a desatarse. Amenaza lluvia.
ResponderEliminarIncreíble poema. Tremendo, Impactante.
ResponderEliminarGracias por este regalo.
esa pintura siempre me dió cosita, muy buen poema!
ResponderEliminarUf... Mariel, tú siempre tan directa, tan incisiva, tan haciéndome temblar... Por favor, que alguien llene ese lugar de polvo y de pelusa.
ResponderEliminarUn dulce beso.
Ese niño será igual a todos los cientos de nuestros niños. Pedirá por favor y dirá gracias. Sus ojos y dientes rubios brillarán para la foto. Tendrá certificado de aptitud. Estará adentro, en nuestros registros, es nuestro, confía...
ResponderEliminarCómo nos zarandea usted, señorita. También, durante la Gran Depresión, lo hacía Lorca, gritando desde Nueva York. No estoy seguro de haber entendido del todo su reflexión. Tampoco las de Lorca. Pero no por ello dejo de visitar al Poeta. En Nueva York o en Buenos Aires. O donde sea.
ResponderEliminarBesos.(Qué buenas ilustraciones para el post)
No se, pero parece que no son de este mundo, son inhumanos...
ResponderEliminarun beso.
hooper, el del cuadro, me genera cosas, entonces para mi es un artista. Le escribi uno de mis primeros post.http://nosoyloquedeberia.blogspot.com/2009/06/instrucciones-necesarias-para-envejecer.html
ResponderEliminarEl tuyo es infinitamente superior, nobleza obliga.
El tipo del tridente ni es dios oceánico ni payaso. Más aún creo que los tipos del cuadro de Grant Wood han visto algún clown en las inmediaciones del cobertizo y por eso han abandonado la salita y la mecedora. Están en tránsito: entre el calor del hogar y el ajusticiamiento del intruso. Protegerán al niño, no me cabe duda, y atarán al payaso junto al oso.
ResponderEliminarMe gusta la combinatoria del Gloria de Patti, la imagen de Wood y tus versos. Patti es esperanza. Si no sonara el Gloria una estructura metálica nacida de la nada profunda nos ensartaría el cuerpo como corsé biónico bajo el nombre de clima de seguridad, lucha contra la incertidumbre y el terror global...
Tu entrada tan Steinbeck ( uno de mis escritores favoritos) acompañada de la música de Horse ( Horse y Babel eran mis sintonías en los ochenta) me han dejado touché.
ResponderEliminarEvoco al hollín de la chimenea. Ensuciarme por dentro. Y no clavarme, culpable después, el tridente en el pecho.
ResponderEliminarEstimado pájaro: estas letras apresuradas para agradecer tus palabras en La Cala, aún no estoy en condiciones de retomar mi ritmo bloggero habitual, sin embargo (con internet prestado pues me he quedado sin acceso desde el terremoto)he querido manifestar a mis nuevos lectores y lectoras mi alegría por esa presencia. Espero que prontamente mi vida personal y la vida de mi país se normalicen para continuar con mi blog y detenerme en el tuyo. Un abrazo fraterno!
ResponderEliminarQué?? Soy adoptado. Que alivio.
ResponderEliminarMenos mal que el oso está atado, que si llega a estar suelto...
ResponderEliminarAbrazos en medio del boggie-woogie, para llevar la contraria.
¡Qué susto tú!, No sé que da más miedo, si la imagen que pones o tus palabras de hilo umbilical terrible.
ResponderEliminarBesossss