La ambición épica de la piedra es provisoria.
El tiempo la lame, la corroe, la fustiga.
La previsibilidad arquitectónica se acaba
con los agujeros, los golpes y las manchas,
ese abstracto disturbio que quisiera besar.
Mi aspiración heroica se termina
al entrar al quirófano, con botitas y cofia.
Al dolerme de mí.
Nunca fui más hermosa ni más débil.
Nunca fue más hermosa ni más débil
la construcción gastada que murmura al oído.
La fragilidad de los cuerpos
habla en la cicatriz,
la hija inapelable del desorden.
Amarte es nostalgia. Nostalgia de las partes que te di. El tráfico de partes del pasado a través del muro. Armo mi propia Berlín con la curva tibia de tus párpados, las monedas sueltas de tu risa, la implosión generosa de tu desesperanza. Ya no te pertenecen. Vi tu esplendor y tus óxidos. Los anudo, los rozo y los escucho, tocando esta pared de la ciudad, precaria.
Foto: Frank Thiel.
Sospecho que sos la piedra, con su ambición desmedida y sus fragilidades imposibles de disimular. Escucho tu paso marcial, pero también, tu grito doloroso.
ResponderEliminarSos, al final, un tajo en nuestra parte más cuidada.
Beso.
Es locura como perdura lo precario, la piedra que la piqueta rompe y quiere convertir en el polvo que se enquista en ese párpado descrito como muro, ciudad, nostalgia. Hermosa la apuesta por la fragilidad que nunca gana pero siempre aporta una extraña ganancia.Se quiebra el balance posible.
ResponderEliminar¿Cómo es posible que en la distancia los seres se conozcan desde siempre?
ResponderEliminarYukali, me pone la carne de pollo-no de gallina-; del pollo que cocinado ya no está concernido sino implicado para siempre. Cuando tengo ganas de escuchar no de oír, pongo Ute, siempre Lemper.
En la esquina de esos templos que el tiempo pinta de gris-humo está la cámara que vigila el rincón en que se esconden los amantes.
Mejor...imposible.
Gracias pájaro
Muy bello, muy de dentro..
ResponderEliminarun beso.
Tan bonito, Mariel... Porque está hecho de sangre, de piel, de vísceras. Me gusta tu poesía porque se aleja a pasos apasionados del esteticismo aburrido y grisísimo de la posmodernidad.
ResponderEliminarSiempre tan hermosa,pero débil no.
ResponderEliminarES muy cierto lo que dice Ramón, tus palabras rompen el molde de la época, del canon de lo que debe ser hoy la palabra encarnada. Y no digo poesía, porque perfectamente lo tuyo podría ser cuento, novela o teatro, no tiene género.
ResponderEliminarHac eunos años, en un taller al que yo iba, dictado por Abelardo Castillo, una chica escibió un cuento. Él le preguntó: ¿Por qué lo escribiste? Y ella le contesto algo así como un "me salió". El viejo, con cara "Poeiana", sentenció: "Los granos salen"
Tu literatura es pensada, sentida, pero no sale, se piensa, es pura coherencia estética a cada palabra. Recuerdo muy bien cuando me ilustraste acerca de la rima, de las maneras de rimar sin ser obvio. Aprendí más de eso que en 5 años de Facultad.
Abrazote!
En la piedra gastada, las huellas.
ResponderEliminarEn las vísceras, la sangre, el grito, el rumor de la vida que se desgasta.
Y tus palabras, Pájaro, huellas y sangre.
Siempre tan hermoso.
Llego, uf, desde hace tanto tiempo, y vas y me desarmas para finalmente seguir, como tú, armada.
ResponderEliminarMe llega la fragilidad como una porcelana china y en vez de muro de Berlin, muralla atrapa la corriente a lo largo de todos los hemisferios de mi latitud débil y en pie... A veces sonrío para abajo: me veo en las fotos. Sé que en mi está la alegría, pero se me ha quedado el gesto pronunciado del dolor contra mi voluntad, y cada vez que me hacen una foto ,tengo que pensar hacia qué lado se mueven los labios para no parecer una momia embalsamada.
Sigo declarándome alas en pos de mi pájaro de china.
Un abrazo muy fuerte