A Ruth Llana, niña de estrella y grafito,
mujer anclada en este mundo y orbitándolo.
Cuando las niñas menstruaron por primera vez,
fueron a lavarse al mar.
Llevaban contra el pecho sus muñecas de trapo.
Entraban en el agua en puntas de pie.
Las nubes corrían en el cielo a gran velocidad.
Las niñas no sabían lo que era el pecado.
Iban en grupos, dándose la mano. Iban tan solas.
Se besaban los labios que aún no se habían pintado.
Eran una hermandad de niñas pecadoras,
deshacían los nudos de las cintas,
se deshacían las trenzas,
sus vestidos se abrían
revelando nenúfares, curvas y campanas.
Extendían los brazos como hélices,
soltaban las muñecas lentamente,
las muñecas se convertían en náufragos.
Aspiraban el olor de la sal,
desenterraban caracoles de la arena,
se los llevaban a la casa de la boca
como hostias profanas.
Se contaban las pecas de la espalda,
se rozaban los pómulos.
Eran tan dulces para ser guerreras.
Los coágulos abruptos flotaban como algas.
Los espasmos les tensaban los músculos,
las piernas se limpiaban.
De cada muslo al talón volvían a ser de leche.
Eran las niñas que hundirían la cara
en un bosque elegido de espesuras menstruantes.
Bajo la luna menguante trabajarían sin reglas
sus lenguas artesanas.
Acunaron la noche boca arriba,
con los dedos rendidos y anudados.
No hay rosario que pueda
guardarlas en su círculo.
Ellas escapan con colas de sirena.
Muerden los arrecifes de coral,
disuelven los candados.
Las olas devolvieron
los virginales vestidos a la playa.
Son el recuerdo impuro de las niñas-amantes.
Esas niñas que invierten
la economía planificada de sus flujos,
se tocan contra el código,
deciden el sentido de sus ciclos lunares.
Sabés en qué pensé apenas leí el primer párrafo? Creo que es una frase de un libro de Auerbach, Mímesis. No lo recuerdo bien, pero recuerdo bien la frase..."en el pasado cuando la miel caía de los árboles..."
ResponderEliminarRefería a la edad dorada...tus palabras me llevan a un tiempo maravilloso, tu poesía me transporta. Ufffff...que cursi, pero, como dicen los españoles: "joder, pero si es preciosa".
Un beso con furia.
Los cuerpecitos de las niñas, que caminan, sin saber, hacia la supervivencia.
ResponderEliminarQué tristeza me provoca ese cuadro de Kiefer.
No sé qué decir, se me infla el pecho con tanta feminidad y no me llega del todo a la cabeza. Pero esta mañana buscaba por el mundo cosas que aún se me antojasen bellas, que despertasen en mí aquél sentimiento de plenitud. ¡Qué triste estaba de haber visto ya todas las grandes películas! Y de haber leído todas las grandes poesías... Qué suerte, hoy, encontrarte, para que me devuelvas la esperanza. Hay aún qué hacer, qué dibujar, qué pensar, y que no caiga en el vacío del hacer, del dibujar, el del pensar...
ResponderEliminarGracias, pájaro.
Agradezco este poema que sacude las raíces y las entrañas del amor que nos quisieron prohibir. Nosotras, niñas adolescentes y guerreras, supimos construir refugios contra la ira de muchos. Y aquí estamos, vivas y amando como nos da la gana.
ResponderEliminarGracias por contar lucha, amor y belleza de esta manera.
Un beso
Uff. ¡Que poema!. No quiero excederme en el comentario. Sólo decir que es un poema realmente precioso. Desprende un erotismo y una delicadeza que deja al lector, yo, con gusanillo en el estómago. Se contaban las pecas de la espalda, que bonito.
ResponderEliminarMe ha encantado la forma de sugerir, de verdad.
Un abrazo con la parte izquierda del cuerpo, es mi parte buena.
Me puso triste...
ResponderEliminarPero en el fondo me alegro leerlo!
Maravilloso!
ResponderEliminarPara leerlo muchas veces más.....Un beso
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