PÁJARO DE CHINA

sábado, 24 de marzo de 2012

"BIRDIE" BOWERS





I.

Así te cuidaré esta noche entera, 
que se entierra en la noche.
El frío clava su estaca en mi cabeza.
Allí donde la deje, no girará después.
Anclo la vista, entonces,
en tu muñeca de trapo hecha jirones. 
El temporal ha volado la carpa.
Se han detenido los relojes,
se han borrado las pistas para viajeros.
Es el limbo del invierno antártico.
Aquí es donde venimos a ser pobres.
“Inclínate. Hazte circular. Hazte pequeña”.

Avanzo a ciegas en la inmensidad
que desborda las líneas de los mapas.
Todo se derrama hasta helar los pies.
De mis pestañas cuelgan los cristales
que no pude soplar, ni arrancar ni partir
para poder mirarte tal cual eras.
Te amo en la tela de tu género extraño,
me envuelvo en tu genética desviada.
Porque esto no es lo que esperaban de nosotros,
nadie vendrá a salvarnos, no nos buscan,
no hemos dado la talla, no servimos
para reproducir los ciclos de la especie.
“Sé mi hermana por siempre en este cuarto
donde jamás entraron los mayores
a preguntarnos si éramos felices”.
La grieta se abre en la placa de hielo.
“Hazte niña. Hazte huevo y embrión.
Este es el círculo glacial. Te incubaré".





II.

Así mi hermano, capitán de marina,
se talló un pecho amarillo pálido.
Mudó la piel de su espalda a una piel negra
donde calzó unas alas negras angeladas.
Fortaleció sus huesos
marcados por el ácido del templo,
suspendió la función de ciertos órganos,
redujo su necesidad decretada de oxígeno,
intensificó la densidad de su plumaje,
caminó a ciegas hasta el centro inestable
de la colonia de cría donde yo temblaba
con la muñeca de trapo, diminuta, 
atada a un dedo índice embrionario.
Nos llamamos con series
de sílabas separadas por silencios.
Yo las graznaba débilmente con la sed
asilada en el coxis.
Desde allí nos atrapan,
nos levantan del aro, nos entrenan,
estrujan los deseos invertidos
como cera de velas sin altar.
Mi hermano respondía con fonemas.
Su guante de piel presintió el trapo
que flotaba dentro de la cáscara.
“Mi hermana es un dibujo transparente”.
Apoyó el huevo donde yo soñaba
sobre sus patas tensas como cables.
Protegió el huevo donde yo olvidaba
en un pliegue ventral donde anidé.
“Por favor no te muevas,
no sepas, no resbales,
no despiertes ni mires a tu alrededor”
(dijo el emperador mientras nevaba). 
Así mi hermano migró para incubarme.
La temperatura perforaba el cero.
Teníamos apenas 29 años.




 III.

En condiciones meteorológicas extremas
aprendimos a ver con los ojos cerrados.
No busca en el ausente barcos ni peces. 
No escribo cartas a quien se retiró.
Al incubarme ha perdido la mitad de su peso.
Al ganar la mitad de mi peso indicado,
me dejó ir, me dejó errar en el acantilado,
me dejó caer, 
en el silencio, en la ternura, al agua.
Así es la extranjería en el Cabo Crozier,
donde al tenernos terminales nos parimos,
donde al amarnos tuvimos la misma edad.  




3 comentarios:

  1. Conmueven estos cables que intentan rescatar a los perdidos, a los que ya ni huella ni sombra tienen, a los obstinados en la pobreza, aquellos cuya búsqueda abandonamos para seguir, "cómodamente adormecidos" en nuestros "lechos seguros".
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. que en el frío nos puedan mirar, nos puedan amar, por favor, sólo eso rogamos.

    que en nuestra impureza, en nuestro desvío, en nuestra inservible categoría para ser productivos, en aquel círculo gracial un ser herido de alas negras angeladas, alguien invertido como nosotros nos amó.

    sentimos en esta existencia en la isla, cómo se sobrevive después de caer por el acantilado, cómo es la extranjería en el Cabo Crozier,

    sentimos, en nuestras grandes extensiones heladas, cómo es el regocijo, el refugio, la ternura y el amor, al leerte, mariel,

    un beso

    ResponderEliminar
  3. Atravieso las gélidas regiones de mi orfandad con el frío polar de tu poema, un asilo para los excluidos.
    Te leo conmovida, me sacudes y me llevas hacia ese territorio desolado que habita en mí.
    Un abrazo inmenso

    ResponderEliminar