PÁJARO DE CHINA

viernes, 29 de junio de 2012

HURLEY & SHAKESPEARE






I.

Hoy salimos con Shakespeare a ver el viento.
Nos sentamos callados en el aro de hielo, 
nos lamimos de a poco la noche que no acaba. 
Nuestras caras están cubiertas de cristales
que la noche sostiene con dedos de extranjera. 
A ella no le importa quiénes somos.
Qué nos sucederá. Adónde estamos.
Para que algo suceda, 
tiene que suceder en línea recta. 
Hoy salí a acunarme en el aro de Shakespeare, 
a hundir en su pelaje los cortes del cristal en mi soberbia.
Esta hora serena en la que nos hacemos compañía
es la hora feliz, 
la sin legado, la sin proyecto, la hora idiota sin cálculo, 
la amnésica.
Porque todo está puesto,
colgado de su cuerda,
en esta hora. 


II.

En este espacio inmenso no murmuro plegarias,
no converso 
imaginariamente con mis padres,
confirmo 
la transitoriedad de las herencias, 
observo 
la longitud exacta de mis extremidades,
el límite hasta el cual 
mi voluntad podrá manifestarse, 
hacer del cuerpo un tacto
con la tremenda soledad de cada cosa.

No represento, no significo, 
no traduzco. 
Acompaso mi respiración a la de Shakespeare. 
Apoyo mi cansancio sobre su lomo tibio. 
Mi nombre se deshace 
en el círculo puro de sus ojos. 
Supo cómo rastrear y traer del barco hundido
rollos de soga y chocolate en latas. 
Ahora dejamos ir hasta el último trineo. 
Todo se vuela menos tener frío, 
buscar su ingenuidad como una manta. 


III.

Hoy contamos con Shakespeare lo que queda.
La hora sencilla ni siquiera tiene sombra. 
Ponemos en su boca un chocolate, 
la enrollamos con sogas y empujamos
el viejo bote en el que empieza a huir.
Frotamos nuestras narices, aliviados. 
Es tan hermoso aquello 
que no insiste en quedarse, 
se hace un hilván de agua, 
vibra, aletea y busca su desaparición.








6 comentarios:

  1. Siempre es buena hora para Shakespeare. Y para la belleza de tus versos.

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  2. La hora se abre como un tumor en la retina por la raíz de una muela. En el camino quedan los estudios trascendiendo ser, apariencia, contusión, paisaje, ombligo, al final en otra capa por encima del estrato visible ensanchando, al nexo, replegando hasta la desnudez de una cosecha blanca de horizonte, desde lo doblado hasta lo sentido, hasta el animal. Clérigo embalsamador, entraña que rodea como un grito acompañante a ciegas, firmar el pliego donde no decía lo que al final habría de vivirse, desencajada la mano mientras apunta datos de primera, datos minuciosos, datos sin libro que ampute, sin exiliar la mano que ha de acariciar el lomo, nave anclada, instante al que me mantengo desde otro hemisferio, unido, maxilar destinado al contacto, a la caricia de unos dedos. //Saludos Mariel, para que suceda.

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  3. Acompasar la respiración, dificil en estos momentos en los que la palabra hombre tiene tan poco valor. Me llegaron hondo los últimos versos que trascribo y grabo:
    "Es tan hermoso aquello
    que no insiste en quedarse,
    se hace un hilván de agua,
    vibra, aletea y busca su desaparición."
    Es más bello eso que ser eterno, mucho más.
    Agradecido!

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  4. Las horas que corren sin estrategias ni escenarios planificados. Las horas de aqui y ahora sin vocación de nada mas que lo que ocurre aqui y ahora. Vivo esos instantes con mis amados Rossi y Rococo. Ellos entienden el concepto del cero redondo y absoluto. Se acurrucan en el circulo perfecto de la nada y me acarician.
    Te extraño tesoro.
    Besos de verano polar.
    Sis V.

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  5. La palabra aspira ser la medida del tiempo, pero el frío la detiene a tiritar.
    Un saludo

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  6. Brillante tu blog. Se agradece leer tanta maravilla.

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