
(i) una mujer no sea básicamente un culo.
(ii) un gay no sea básicamente un trolo estereotipado hasta la exasperación.
(iii) los supuestos sketchs humorísticos tengan un mínimo de creatividad y no nos hagan extrañar a Pepe Biondi.
(iv) las canciones tengan rimas mínimamente digeribles y nos causen un poco de gracia, a nosotros, no a la claque que recuerda a las comedias de Darío Vittori.
(v) Antonio Gasalla no estrene un personaje en el que deslumbró Juana Molina hace años y que nadie, nadie, interpretará con la agudeza de Juana Molina.
(vi) la banda de amigos sea una banda ocurrente y no un séquito de gomas disciplinados y obedientes.
(vii) no griten continuamente, como si fuéramos sordos.
(viii) no se celebre como una ocurrencia de viaje de egresados a Bariloche el pedido público de pena de muerte de Cacho Castaña.
(ix) los esfuerzos de producción no estén destinados a copiar algo que alguien ya hizo (y mejor) -el inicio de Lost- agregándole solo un baile playero final en el que faltan los churros de Manolo, alguna que otra pastilla de éxtasis y tenemos la estudiantina completa.
La gente que yo veo por el barrio no es así. Lo juro.
Imagen: Cows, Andy Warhol, 1966.
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