Viene segunda. Viene detrás de La Otra. Ella lo sabe y lo acepta. La Otra es la reina y ella es la princesa. La Otra es gélida y tiene músculo. Ella quema y le sobra piel. La Otra es capaz de partirte la boca. A ella se la partirías. La Otra empuña la guitarra como un falo (propio). Ella acaricia el micrófono como un falo (ajeno). La Otra se para sobre el escenario con los brazos clavados en la cintura y las piernas abiertas, como un boxeador. Ella se desliza sobre el piano como si fuera una sábana húmeda. La Otra dicta cátedra de todo. Ella, de sensualidad. La Otra se reinventa todo el tiempo. Ella tuvo que reinventarse, básicamente para no morirse. De La Otra puede decirse lo que se te ocurra. De ella que es tan ... tan sexy.
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