PÁJARO DE CHINA

viernes, 3 de julio de 2009

JAMÁS NOS CONOCIMOS

Está loco por vos y a vos te encanta enloquecerlo. Es el más divertido de los juegos que solés jugar. De a ratos. Sos muy pop y podríamos fabricarte en serie. Sos inocente y perversa al mismo tiempo, o sea, extraordinariamente elemental. Sos su never-to-be-had y su doppelganger se lo está comiendo a mordiscones. De lo que él creyó ser, ya no queda nada. Es exclusivamente el altar que te levantó. Sos lo único que ve. Pero no te ve, porque está obsesionado. Sos su Beatrice Russo con bikini floreada, la Laura que espera a su Petrarca con vulgares gafas de sol en promoción (dos pares comprados al precio de uno en la tienda del pueblo, cada uno de distinto color). No lo querrás nunca, no importa lo que ofrezca. No te tendrá aunque pueda penetrarte. Deseándote viola una doble prohibición. La mesa del martirio está servida. Dolores ... Lola ... Lolita ... Lo. En cada una de las letras de tu nombre cree leer tu nombre. Veneraría uno de tus guantes como un santo sudario, sintiendo que no envolvió tu mano sino tu corazón. Vela tu sueño como quien obstinadamente cría una pesadilla, tomándose diariamente la pastilla que lo mantiene vivo para sumarle un día a su perdición.


Esto no es solo sexo y pornografía, porque él se muere por tocarte y sos menor. Esto es un gran mal amor unilateral, con pulsión suicida. Un tratado acerca de la crueldad humana, definida como la indiferencia inconsciente del daño que causa. El tortura a tu madre y vos sos su tortura. Pero sin desearlo. No hay alevosía ni premeditación. Porque vos dormís y él no puede quitar sus ojos de tu cuerpo, que ha transformado en la summa de todos los cuerpos, la cifra envenenada del mismísimo cielo y la gramática autista de su respiración. Los dos son verdugos y victimarios. Debieran fugarse cada uno por su lado. Pero se fugan juntos arrasando con todo lo que les salga al paso, incluida la posibilidad de la autosalvación.



Él te pinta las uñas de los pies aplicadamente, como quien esculpe los pliegues de una escultura barroca, mientras sorbés al descuido una Coca-Cola. Tenés el pelo batido como dicta la moda y te has convertido en su vestal. Él lame tu pedestal devotamente, tragándose los chicles que tiene pegados. El siempre está entre sombras y vos iluminada pero una nube negra los envuelve a los dos. Quisiera ser el aro que roza tu cintura, el césped del jardín que sostiene tus pies. Nos separa el círculo de tu propia órbita y este libro que sostienen mis manos, que por definición te está vedado y que ni siquiera se te ocurriría tocar. Entre el aro y el libro hay un muro de acero. En cierto modo ustedes dos jamás se han visto ni se han encontrado. Esta historia es la obra triste de una cabeza indolente y una cabeza trastornada, fatalmente perdidas y estrelladas contra ese muro imposible de saltar.


5 comentarios:

  1. Seré escueta, querida Mariel, pero quería decirte que es impresionante seguir el alma humana de tu mano, indagar su satisfacción por el dominio, su sometimiento porque la prohibición ofusca las cosas, como la laca de uñas esconde el color de humano con garras. Gracias por traernos las Lolitas y los perdidos que somos. Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. La belleza buscada, como loca, nos araña el alma y nos hace ser indiferentes. Así Humbert y Lo. Importa poco el mundo si se quiere encontrar ese éxtasis que nos reanima. La historia de Lolita es un límite en el que la sublime búsqueda empieza a oler a la misma hedionda vulgaridad. Lolita deconstruye el artefacto de la belleza.

    ResponderEliminar
  3. Para mi tu relato esconde una subhistoria especial que teje lo "elemental" con los "doppelgänger" y los tratados de crueldad humana.

    Algunos tienen la fortuna o desgracia de vivir deseos tan crudos, inconfesables e inentendibles. Totalmente contrarios a lo conveniente, a lo debido, a la razon. Inapropiados, crueles, inconducentes. Self inflicted. Inevitables e irreversibles.

    Y mientras uno intenta racionalizar y poner fin a su desgracia, el descerebrado doppelgänger te a masticando despacito, burlandose, cruel y premeditadamente haciendote creer que alguna vez vas a lograrlo.

    Gracias Mariel, por hacerme sentir que no soy la unica que arrastra su ancla.

    Besos polares.

    ResponderEliminar
  4. Brutal Lolita, la niñ de los ojos del "comandante" (me dio por llamarlo comandante, serán los militares!)

    Al final se salta el muro, porque en realidad no hay nada menos infraqueable que eso supongo, y además, cuando ambas partes están por derribarlo.

    Respecto a lo que dice Vanina: "Algunos tienen la fortuna o desgracia de vivir deseos tan crudos, inconfesables e inentendibles. Totalmente contrarios a lo conveniente, a lo debido, a la razon. Inapropiados, crueles, inconducentes. Self inflicted. Inevitables e irreversibles.

    Y mientras uno intenta racionalizar y poner fin a su desgracia, el descerebrado doppelgänger te a masticando despacito, burlandose, cruel y premeditadamente haciendote creer que alguna vez vas a lograrlo."

    Sólo puedo asentir repetidas veces sin cansarme ni un momento. El deseo, una de las fuerzas arrolladoras, que revigorizan aquellas plantas jamás soñadas... fruto de nuestras peores pesadillas.

    Gracias por el texto Mariel, da gusto leerte.

    ResponderEliminar
  5. Susana: Implacable tu línea acerca de que la laca de uñas esconde las garras. ¿Qué mas puedo decir? Sí, puedo decir: gracias por tu mirada que lee entre las líneas y ausculta lo no dicho. Abrazo fuerte, fuerte.

    Lug: Sí, definitivamente así. Lo sublime que empieza a apestar y la búsqueda del éxtasis que te vuelve indiferente al mundo y, por ende, cruel. Lolita deconstruye y revela lo que no quisiéramos ver. Besos reconstruidos.

    Vani, sister V.: ¿Y si ponemos tu texto en lugar del mío? Portinari ya lo hizo suyo y asiente una y otra vez. Mientras lo escribía pensaba en las historias que hemos compartido. Tus anclas son también las mías. Besos que te abriguen.

    Portinari: Estás en sintonía con Vanina, qué alegría, vos desde tu calor de verano y ella desde el sueco frío polar. Sí, saltamos el muro en el mejor de los casos y, en el peor, nos estrellamos contra el muro si el sueño era en realidad una pesadilla. La agradecida soy yo, por tu mirada sensible. El texto siempre, siempre, lo completa el que lo lee. Todo se escribe a cuatro manos. Beso fuerte y espero que estés, a estas horas, serenamente dormida.

    ResponderEliminar