Aquí voy, con mis ejércitos bien provistos y cuidadosamente preparados, lanzado a tu conquista. Dicen que no existís pero estoy convencido de que estás esperándome. Por una grieta imperceptible de esta prodigiosa inmensidad debe filtrarse la luz de tu república. Me he propuesto asediar la selva hasta encontrar esa grieta y penetrarla. Sos el libro de arena, el alfabeto perdido y la encarnación de un sueño. Navego un río desconocido entre extraños sonidos de animales y sombras que acechan en la vegetación. Vengo del otro lado del mundo a fundar uno nuevo. Soy la voluntad de dominio y el grado máximo del deseo.
Equipamos las balsas y nos asiste la cruz. Mi necesidad es urgente y mi ambición, extraordinaria. Ambas exceden los límites de poderes ajenos. Me sublevo contra el imperio al que sirvo y me declaro dios. Si no me creyera un iluminado, no podría despejar la maleza y descubrir el tesoro que ninguno halló. No quiero entregarlo a quien no corresponde. Soy yo el que ha luchado. No puedo poseerte esclavizado. Tengo sed y es la sed la que mueve la rueda de la historia. La empresa es más alta que yo mismo pero no pienso abandonarla. Las provisiones se acaban, los soldados se agotan y yo me adentro obstinado en la espesura.
Con mi casco y mi espada decidida y mi mirada concentrada en los peligros y trampas a mi alrededor. ¿Dónde estás? Espero tus señales. Tengo que mantener el rumbo y evitar que el follaje se vuelva un laberinto. Tengo que resistir. Hay un punto, horrendo y crucial, en el que empiezo a escucharme solo a mí mismo. Los otros ya no importan. Estoy solo aunque esté acompañado.
Te entrego mis ejércitos y todas mis posesiones. Me consumo en tu búsqueda. Ya no puedo volver atrás. Me has atrapado en tu red y soy el pez que no quiere ni puede volver al agua. Vivo exclusivamente para ser tu rey. Queda una única balsa en la que floto, a la deriva, y ya no puedo conjugar los verbos. Unos monitos de insoportables aullidos me rodean, trepados a la balsa. Mi sueño engendró un monstruo dentro de mi cabeza. Esto que es la creación me contempla impasible e irrevocablemente indiferente, ajeno a mis razones que progresivamente se tornan sinrazón. Soy un punto que se esfuma en la niebla, perdido en la distancia y burlado impiadosamente por la altura. La altura de mi espléndido y patético proyecto y la de la naturaleza, que devoró con la boca brutal de su silencio el mapa atormentado y soberbio de mi imaginación.
Mariel:
ResponderEliminarme tocas fibra con tu personal recreación de una película maravillosa, estremecedora: el retrato de un sueño delirante, enloquecido, no exento de grandeza aun dentro de su desmesura...
Herzog también ofrecería su personal declinación de esa desmesura en "Corazón de cristal", "También los enanos empezaron pequeños", "Grizzly man", "El enigma de Kaspar Hauser" o documentales tan increíbles como "La Soufrière". Ese alemán lúcido e irónicamente feroz me ha deparado muchas horas de felicidad y asombro.
La escena final que atraviesa tus líneas, aquella balsa arrastrada por una deriva onírica, queda tatuada a fuego ahí donde no puedo olvidarla.
Qué grande es Herzog y qué punzante y precisa la escritura de Mariel. Nunca dejas de sorprender.
Abrazos
Stalker querido, es que Herzog es tan extraordinario que algún destello tiene que haber aun en lo que merodee sus imágenes desde la escritura. Algún día, me lo prometo, nos juntaremos a ver Fata Morgana. Este hombre es uno de mis grandes amores. Besos de pasiones compartidas.
ResponderEliminarFata morgana, una delicia. Habrá que juntarse para volver a verla...
ResponderEliminarMariel. Toca fibras. Hoy a la tarde iba a ver Aguirre. In girum imus nocte et consumimur igni. Estamos en la espiral, nos enebramos.
ResponderEliminarHerzog es una piedra basilar en mi formación cinematográfica. Y aun me queda por ver Aguirre. Estoy feliz por ello. Hoy me desvirgo. Escribo como un niño. Soy un niño. Aun puedo verla por vez primera, o no verla. Aun. Yo que me apellido Aguirre de segundo… chapoteare en el amazonas.
Besos al corazón… de cristal.
Querida Mariel:
ResponderEliminarno sé si te has pasado por el blgo de esta muy querida habitante de la cueva de topos:
http://quientemeavirginiawoolf.blogspot.com/
Creo que vuestros caminos no se han cruzado aún y tengo la impresión de que te gustará lo que hace. Yo soy un adicto a su escritura y su visión del mundo. Te dejo esta hebra...
abrazos
Bash: Qué hermoso. Tu curiosidad y tu asombro incesantes harán que siempre seas un niño, de algún modo. Sí, definitivamente estamos en la espiral. Besos de corazón de cristal ... rojo rubí.
ResponderEliminarStalker-tiende-puentes: Ya mismo me paso por la casa de quien no le teme a Virginia. Abrazo.
Nunca acabé de adentrarme en la cólera. Después de seguir los despropósitos y sus quimeras, de tu mano siempre, me pregunto si hace falta conocer mejor a Aguirre. De otra mano. Lo "vivido y filmado", intenso siempre, atrapa con el anzuelo que nos los hace próximos como si los tuviéramos dentro.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Susana, ¿y si todos fuéramos Aguirre? Persiguiendo lo inalcanzable y pecando de tiranos, redimidos por la maravilla de nuestros sueños y la perseverancia en alcanzarlos. Niños extraviados en su propia cabeza, que es ese río en el que flotamos sobre una balsa. Besos de domingo.
ResponderEliminarPondremos en escena la historia. Como una pieza de teatro...
ResponderEliminarLa historia del insensato.
Salud...
Bash, ¿y la protagonizaremos todos? No, creo que no. ¿Y qué pasará con los que la protagonicen? ¿Terminarán rodeados de monos en balsas a la deriva? Sí, me temo que sí. Y sonriendo. Besos en balsa.
ResponderEliminarMariel, vuelvo a desconocer la película, pero sólo por lo que has escrito de seguro que merece la pena verla.
ResponderEliminar"Te entrego mis ejércitos y todas mis posesiones. Me consumo en tu búsqueda. Ya no puedo volver atrás. Me has atrapado en tu red y soy el pez que no quiere ni puede volver al agua. Vivo exclusivamente para ser tu rey. Queda una única balsa en la que floto, a la deriva, y ya no puedo conjugar los verbos. Unos monitos de insoportables aullidos me rodean, trepados a la balsa. Mi sueño engendró un monstruo dentro de mi cabeza. Esto que es la creación me contempla impasible e irrevocablemente indiferente, ajeno a mis razones que progresivamente se tornan sinrazón. Soy un punto que se esfuma en la niebla, perdido en la distancia y burlado impiadosamente por la altura. La altura de mi espléndido y patético proyecto y la de la naturaleza, que devoró con la boca brutal de su silencio el mapa atormentado y soberbio de mi imaginación."
La pérdida en la propia búsqueda, cualquiera en la que uno se entregue tan por completo, que sea como vender tu alma al diablo.
Portinari, de pie sobre el blanco, Portinari-que-das-en-el-blanco, posiblemente en cada búsqueda a la que uno se entrega en cuerpo y alma pacte con el diablo; lo que es seguro que es que desafía a los dioses. Besos desafiantes.
ResponderEliminar