PÁJARO DE CHINA

miércoles, 5 de agosto de 2009

NO TRESPASSING


Somos víctimas de víctimas. A mamá y a papá también les pegaron, insistía Freud mientras se le pudría la lengua. En nuestros cromosomas laten restos de sueños abortados y profesiones truncas. Se inscriben los escombros de infidelidades ocultas o culposamente escupidas sin anestesia. Frustraciones escondidas debajo de la cama y fotografías que no vieron la luz. Nuestro mapa genético está contaminado. Ella quiso tener un vestido que no tuvo. Andar en bicicleta y no tocar el piano. Subir las escaleras de la universidad. No coser las polleras de las tías. Él hubiera querido no perder a su padre tan temprano. No tener que besar su frente fría de padre inexplicablemente muerto, mientras se congelaba el mecanismo de la risa espontánea. Ella tenía una madre adorable y sumisa, que se inclinaba para acatar órdenes. La madre de su madre se escapaba a gritar junto al río, con el hijo menor entre los brazos. Salían a buscar a la madre de su madre. Aprendieron cuál era el lugar adonde invariablemente se fugaba. Del padre de su padre, él no tuvo memoria. A su madre la esperaba cada tarde sentado en el umbral de la casa de una tía, a quien nadie le cosía polleras. En esa casa ajena a él le daba vergüenza tocar una manzana. Somos hijos de otros abandonos. Andar es repararse de un legado de errores. Identificar el trauma y pronunciarlo. Tramitar el trastorno en la genealogía.


Que tu fragilidad no ceda a la necesidad de un dios. No erijas pedestales, porque algún día habrá que derrumbar al héroe antes de que te asfixie. Ciertas víctimas aprenden demasiado rápido a oficiar de eficaces victimarios. Los victimarios no se reconocen fácilmente. Se travisten de ángeles. Te acarician la nuca. Te ofrecen protección y pasaporte. Un vino envenenado. Se acercan y se alejan para enamorarte. Juegan a la escondida para que salgas a buscarlos. Saben lo que necesitás. Te lo muestran para después negártelo. Te lo dan pero no del todo. Se acomodan el traje mientras te desnudás. Les gusta que bailes para ellos. Y lo peor es que a vos también te gusta bailar, para satisfacerlos. Para ser el objeto de su deseo. Para que te reconozcan y te aplaudan. No te quites la ropa, porque algún día desenfundarán el látigo. No les dediques tu cuerpo marcado.


El horror también tiene música. La flagelación es altamente seductora. Qué hermosa estaba Charlotte Rampling en aquella película. Qué bien le sentaba el racionamiento. Detectar y huir. Antes de la mutilación y el trueque irreversible: oler. Dar un paso atrás para tomar distancia y empezar a correr. Resecar la crueldad que no nos corresponde. Arrancarnos las capas de terror incrustado. No permitir que vuelvan a tocar la puerta. Asumir la orfandad para poder crecer.

9 comentarios:

  1. Sin embargo el discurso, la escritura, es frágil y cede, se deja llevar por esos eficaces victimarios que acarician pero no tanto. La escritura se entrega pasiva a emociones bastardas, a una palabra de cariño, a una visión en la tarde. Y cree que es eso la cura. Pierde temple con facilidad y olvida su carácter de guerrera, destructora y conquistadora de ciudadelas(interiores o exteriores, del yo, del tú o del nosotros, pero siempre con afán de conquista y llegando a la plazas con deseo de terror: levantar nuestros fantasmas, esos traumas de los que hablas, esa secuencia de papá de papá de papá que retumba como bomba de oxígeno de nuestra enfermedad). Pero la conquista dura, exige firmeza, exige ácido... y, debilitados, vendemos el alma por un golpecito en la nuca, una galletita dulce o un pequeño revolcón en la mañana. Lo dicho: "Asumir la orfandaz para poder crecer". Sólo en este trance la escritura es realmente terapéutica.

    Saludos de buena mañana

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  2. "No les dediques tu cuerpo marcado"...

    "Asumir la orfandad para poder crecer"...

    Bella y contundente reflexión poética, Mariel. Aquella película la vi siendo casi niño y me perturbó, luego la comprendí mejor. Hay una depredación mutua entre víctima y verdugo, pero no debemos engañarnos: la relación será siempre terrible y dolorosamente asimétrica: uno ostentará siempre el monopolio de la muerte, uno gestionará la sumisión a su antojo. El otro padecerá, aunque participe del juego.

    Se me hace difícil comentar tus textos, que trazan círculos de cóndor sobre las palabras; textos que se extravasan, se rompen en astillas, se vuelven excéntricos (se alejan de todo centro de significado, la abolición de la univocidad).

    Con tus textos más bien practica uno el cuerpo a tierra: se lanza uno sobre ellos, y el cuerpo percibe esas vibraciones, telúricas, insomnes, generosas, y luego apenas acierta a traducirla en palabras o gestos balbucientes.

    abrazos

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  3. Bicéfala: Es cierto. La escritura es frágil. Uno es frágil. Se escribe desde el deseo, que no es sino la expresión de una necesidad, de una carencia. Escribimos desde un agujero. Para que nos quieran, salvajemente. Y el que escribe debe resistir el canto de sirenas del mercado, el marketing, las publicaciones y las reseñas, el verdugo que lo convierte en mercenario. La comunión con un único lector alcanza y sobra. Porque el lector vale más que el que escribe, siempre he sentido eso. El lector escucha y decodifica. Y sí que ponerse de pie exige ácido. Y coraje. Para ejecutar simbólicamente a todos nuestros padres tutelares. Abrazo tus dos cabezas en este amanecer (que para mí no solo no es poco, sino demasiado; es la hora más difícil del día).

    Querido Búfalo: Me levanté antes de que amanezca porque no podía dormir. Es la hora en la que me duelen los maxilares, no sé por qué. Se lo comenté a Arturo, también. Te leo y cede la tensión en la mandíbula, lo juro. Esa asimetría que tan bien señalás está tan clara en la primera foto, la perversa relación de poder ... ella mirando hacia arriba al uniformado, como el cordero listo para el sacrificio. Que practiques el cuerpo a tierra con lo que me sale es mucho más de lo que yo podría pedir, porque sos un poeta, Búfalo, aunque posiblemente no lo sepas y esa sea una de las claves de tu inaudita belleza. Te doy todos, todos estos textos para que hagas con ellos lo que quieras. Revolcarte, girar, embadurnarte de letras. No podrían tener mejor destino. Un abrazo fuerte, fuerte.

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  4. "Somos hijos de otros abandonos. Andar es repararse de un legado de errores." Sí, parece increíble, pero se supone que lo hicieron lo mejor que supieron. Que ya filtraron de sus propios progenitores. Qué bonito lo dices!

    No he visto la película, pero adoro a Charlotte, y anticipo un personaje que te lleva por sus recovecos mentales hasta participar de su entrega sumisa. Charlotte atrapa. Su mirada insondable es como tu escritura. Me dejo llevar por los "vuelos del cóndor" hasta meterme en los ojos azules del Pájaro para salir contagiada.

    Por cierto, ¡qué encendida defensa de la escritura ... leal? generosa? noble? La escritura-agujero. Seguramente es una de tus mayores virtudes a la hora de escribir, junto a una mayúscula habilidad para llegar al fondo de las letras.

    Sentir todo eso leyéndote siempre es un inmenso placer... Besos azules.

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  5. Susú: Ojalá pudiera escribir algo parecido a los ojos de Charlotte. Qué mujer. Aun hoy su belleza madura, espléndidamente madura, es una red. Tan frágil, tan misteriosa, tan llena de secretos. ¿La viste en La Piscina, en Bajo la arena, dos películas de Ozon? Ella es esas dos películas. No serían nada sin ella. Sí, la escritura como instrumento de supervivencia y lazo tendido hacia al otro, para anudarse. Anudadas estamos. Abrazo insondable y azul, como esa escritura tuya en la que yo me sumerjo para nadar y ver el otro lado de las cosas, azul como los ojos de Charlotte.

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  6. Mariel, corazón, habrás de perdonarme otro gravísimo defecto: casi nunca recuerdo títulos, directores ni finales de películas. Recuerdo momentos o detalles que me han impresionado,como la fuerza de Charlotte. Como su fragilidad poderosa. Estoy contigo en que hay películas que se llenan con mujeres así. El guión se escribe desde sus miradas, desde sus pasiones.

    Nudos de películas. Lazos continuos en tonos de azul. Nudos en la elección de las palabras-Pájaro. Describen lo que narran y describen la entraña narradora. Pestañas como círculos de cóndor.

    Escribo a las 6.50, en lo que espero que sea sólo una interrupción de una noche demasiado breve (de nuevo), antes del café, de mi penúltimo día de vacaciones. Era casi urgente venir a contarte cómo coincidio contigo...

    Besos casi urgentes.

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  7. Susú: "Pestañas como círculos de cóndor", qué hermoso. Es el detalle lo que importa. Ahí esta escrito todo, todo. Es como en los fractales. Es el principio férreo y tierno del fractal. Besos que te ayuden a dormir.

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  8. Orfandad. Una palabra que destila eco en el vacío. Es sólo una ficción. La fragilidad lleva a buscar dioses. Orfandad. Frágil sin dioses. El eco llena el vacío. Fortaleza y ausencia. Eco.

    No conozco esta película; pero tu texto ha llenado el vacío. Eco.

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  9. Portinari: Sí, orfandad. Es la clave. Y es la llave. Para abrir la puerta y hacernos fuertes sin padres y sin dioses, teniéndonos a nosotros mismos. Bueno, y también a los que nos quieren, como te quiero yo a vos.

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