Julie & Julia, Nora Ephron, 2009
Afuera se derrumban las catedrales y los aviones decapitan los rascacielos. El poder decapita y babea. Los mares convulsionan envenenados y se ven los tajos del Amazonas desde el aire. Estoy en la cocina de casa. Está tibia. Los conductores se fugan a ninguna parte y los hombres se ponen la corbata y se comen, a mordiscones. Y ahí no hay amor, no. Es como si los pájaros volaran con los ojos vendados. Como si el cielo fuese un campo minado para los pájaros. En los umbrales aparecen niños abandonados. Y no arde París.
O afuera hay también una tarde de sol y los niños alimentan en las plazas a las palomas, con molinetes de colores en la mano. Y el cataclismo está dentro de mí. Tiene la forma de un desierto. Se llama "¿para qué?". Me siento de sentarse, sobre una silla, en la cocina de casa. Como adentro está vacío, el siento de sentir bajó por la escalera, se fue por la ventana. Tengo que proyectar, de proyecto. Tener un plan. Es difícil planear, de hacer planes y de volar dibujando en el aire, a solas. Alguien sintió esto mismo antes que yo y buscó a un semejante, vivo o muerto, para no ahogarse de arena y caminar hacia el agua.
Hay que tomar esa soga de la que vienen tomándose uno después del otro los que nos precedieron, como las sogas que evitan que un niño se aleje del grupo, atraído por la cola de un perro, y se pierda. Una soga como una balsa de náufragos, como un libro. De ahí sale el plan. Un plan pequeño, como una cocina, que no implique un triunfo de triunfar, sino que a la mañana siguiente suene el despertador y haya un motivo para salir de la cama. Un plan sencillo, como escribir diariamente unas líneas sin saber si alguien las leerá, acerca de la preparación de un plato según una receta establecida.
La receta es la misma pero hay tantos resultados como cocineros. El sabor es variable. Y el aroma. Tu paladar no es mío y yo no puedo prestarte mi nariz. Por ejemplo, 527 recetas en 365 días. Así, un año; después, no sé. El plan me pide que palpe quesos, que huela las salsas, que elija frambuesas y lave verduras. Leibniz era bibliotecario y Spinoza, relojero. El sistema solar cabe en la cola del perro que distrae al niño.
La receta es la misma pero hay tantos resultados como cocineros. El sabor es variable. Y el aroma. Tu paladar no es mío y yo no puedo prestarte mi nariz. Por ejemplo, 527 recetas en 365 días. Así, un año; después, no sé. El plan me pide que palpe quesos, que huela las salsas, que elija frambuesas y lave verduras. Leibniz era bibliotecario y Spinoza, relojero. El sistema solar cabe en la cola del perro que distrae al niño.
Otros hundieron sus manos en las cacerolas, batieron tres huevos y probaron las mezclas. Hicieron cosas simples en una cocina, para no derrumbarse. A alguien le gustó lo que te gusta. Y a alguien le gusta ahora, también. Nos enviamos mensajes aunque jamás nos hayamos tocado. Nos reconocemos aunque jamás nos hayamos visto. Somos las repúblicas que no registran los geógrafos. Los movimientos sísmicos que en lugar de partir, unen y funden ciertas placas tectónicas.
Nos chupamos el dedo, como los tontos. El pulgar está bañado en chocolate. Eso solo lo saben los tontos, que se atreven a chuparse los pulgares y a extraviarse extasiados en las cosas simples como una comedia. Con las sartenes te arman una catedral y con los cucharones, un rascacielos. De alguna manera, encuentran la manera. En determinado momento se sueltan de la soga y se van detrás de la cola del perro. Sienten que cuando escriben, escriben para alguien, aunque no puedan verlo. Escriben en estado de emergencia. No podrían no hacerlo, no hay opción.
El gesto es bello como el perro que envió el mensaje con su cola. Y hay alegría ahí, sí. Y ganas de quedarse y de que no acabe la película. Pulsando estas teclas en la cocina, con las manos llenas de harina de estar vivo, pienso en el pan olido por el bibliotecario y la lengua fascinada del relojero. La filosofía es una baratija si no sale de quien instintivamente se chupa los pulgares.
A veces leo tus escritos y me quedo mirando la pantalla, abombado. Vuelvo a leerlos, los leo de atrás para adelante, leo párrafos sueltos.
ResponderEliminarMe encanta este post, es muy bello, pero no llego a entenderlo del todo. Vos sabés como son los estudiantes de letras, buscan significados en todas partes. Y cuando no lo encuentran, se ponen como locos. Entonces, empiezan a hurgar la biografía del escritor. Es una película? Beso desconcertado.
Darío: Tu desconcierto me emociona y me deja pensando. Lo que escribí es lo que me provocó ver, ayer, la película "Julie & Julia". En el colegio una vez me retaron porque decían que en lugar de comentar o "criticar" un texto, hacía un texto paralelo y no me refería estrictamente al "objeto de estudio". Después me dejaron, me dejaban. En Derecho, obviamente, no me lo permitieron, aunque siempre filtraba o contrabandeaba algo. Será que yo no estaba-realmente-ahí, en Derecho.
ResponderEliminarEl cine es algo tan profundo e incomensurable para mí que la mayoría de las veces no entiendo el sentido de la "crítica cinematográfica" (como el de cualquier otra crítica "artística"). Instintivamente siento que "el objeto de estudio" sigue generando, destilando, ideas o sensaciones nuevas. Es como si fuera un trampolín que dispara saltos, una superficie sobre la que volver a pintar, la piedra que arrojás al agua y genera esas reverberaciones, esas ondas expansivas estremecedoras. No me llevo bien con la crítica ortodoxa o académica que es como un bisturí que opera un cuerpo muerto (por eso a estas entradas les pongo "vivido y filmado", no se me ocurren otras palabras, o a la entrada misma "lo que cabe en una cocina", porque dentro de la cocina de la película, y de nuestra propia cocina, caben tantas cosas ...).
Intercalo fotogramas que siento que tienen una correspondencia con lo escrito, pero me muevo básicamente por instinto aunque tenga las ideas (por ejemplo, con esta película, el impacto vital de los proyectos sencillos; las pasiones que se transmiten de una persona a otra -como las recetas de cocina que pasan de generación en generación- que para mí son como esa soga que impide que te pierdas; la necesidad de la ruptura con la tradición (soltarse de la soga e irse detrás del perro); la alegría y hasta la sabiduría imbricada en las experiencias sensoriales (como chuparse el dedo con chocolate, una experiencia tan próxima a la del tonto "que se chupa el dedo"); o el hecho de experimentar con el cuerpo (o, más bien, con las tripas) para que lo que se genera sea auténtico (y no una mercancía barata).
¿Pero ves que si lo digo así no es igual? Ya es como si estuviera sujetando la mariposa, clavándola.
La escritura en un blog te da la posibilidad maravillosa de hacer dialogar textos con imágenes y música, mezclarlo todo (no me identifico con los enlaces, por ejemplo, porque ya te sacan del lugar, es como si tuvieras que levantarte para ir al baño) y, además, de poder tener un diálogo como éste y todo, todo, fuera del mercado.
Que lo que leíste te abombe creo que es una de las cosas más hermosas que me han dicho, en serio. No lo puedo explicar, se me hace un nudo en la garganta y me vienen ganas de llorar, así, en posición de buda en mi silla (de la cocina), descalza y en pijamas. No sé qué mas decirte. Sí. Gracias (y besos furiosos).
al acabar de leerte danzaba por mi mente la idea de por qué los criticos cinematograficos no aprendian de ti. Viendo tu texto estaba deseando tener las imagenes delante de mi, me has enviado a la sala de cine mas proxima que proyecte esa pelicula.
ResponderEliminary lo que cuentas lo tengo muy proximo, hece ya bastante tiempo que descubri que los proyectos pequeños, propios, naturales son los que hacen que te levantes cada mañana y tengas ilusion por ir construyendo.
nunca lo habia pensado en la cocina (yo me hago las comidas/cenas, pero soy de platos de corta duracion) pero si en escribir algo cada dia, entrar en el portatil cada mañana a ver las visitas que han pasado por esa ventana de mi casa.
pero tu facilidad para convertir cada texto en una historia personal (que tan bien explicas a de vierde man)es verdaderamente fascinante (de fascinar). Hasta tu replica al comentario es de una calidad inusual.
y cuando notas que lo que haces trasciende las cuatro paredes de tu casa, cuando ves que existe trasmision, por minima que sea; te entran ganas de mover la cola, de chuparte el dedo (y sabe a chocolate), de que empiece un nuevo dia para levantarte y seguir con ese proyecto personal que de pequeño que es, te colma.
otra manufactura maravillosa.
ResponderEliminartambién el primer comentario, de vierde man y tu contestación... eso de atar a la mariposa y no enlazar que es como ir al baño...
a mí me sienta bien quedarme aquí, así, patidifuso.
no sé más.
me gusta y ya.
besos,
òscar.
pensaba que spinoza pulía lentes
ResponderEliminarigual eran lentes para relojes
y si no lo eran
vale, se non è vero...
y te entro por este lado
porque no sé por dónde entrar
un silencio sería incómodo
pero más lo es ponerse a hablar
sin tener nada que añadir
así que ponlo todo bajo una tachadura
y nos pondremos a silbar
A mi me emocionó tu explicación. Y como ya no me quedan palabras, las usaste todas, me pongo a ver esta película, mientras, te lo juro, releo el texto. Me interesan demasiado las trasposiciones que haces. Nada más. Arrasador.
ResponderEliminarLos platos azules son como los que yo uso para comer. Se ve en los tomates que corté a lo ancho y os enseñé varios post atrás. Soy la tonat que se chupa el dedo y me siento ( de sentar y de sentir)feliz de encontrarte atada a la misma soga de los blogs, de la que nos soltamos para seguir, sí, tras la cola del perro o el relincho del caballo.
ResponderEliminarY feliz de pertenecer al universo mundo de un relojero, un bibliotecario y una poetisa como vos: porque, los que no somos importantes somos los que también, sin enterarnos, movemos el mundo. Gracias. Muchas.
Mariel. Coincido con De Vierde en que este texto en particular desconcierta un poco pero no por eso deja de asombrarnos, de gustarnos y de embellecernos el alma y la cocina. No son casi lo mismo acaso?
ResponderEliminarAhora que estás en pijamas no, pero realmente si no tenes agente o manager todavía para intentar publicar estos textos, algunos cuentos, o viejas o nuevas novelas o lo que sea que se te ocurra, me ofrezco a intentarlo. De atrevidas que somos las MujeresdeOle. Besos quemeros.
"Escriben en estado de emergencia." Supongo que eso es lo que haces Mariel. Escribir en estado de emergencia y así te nacen los textos vivos como rafagas, como relámpagos, llenos de vida. Y los lanzan al vacío y nosotros los recogemos como pájaros extraviados en el aire.
ResponderEliminarUn abrazo.
(Ya estamos me parece a mi que este mensaje se va a ir al traste asi que voy a copaiarlo y pegarlo)
Aún no la he visto, no la han estrenado aquí.
ResponderEliminarComo sabe esa cocina.......*tuya-suya* a vida masticada en texto.....
Sí, por favor sácame esa ventana.............
Shesi, cariño. Yo no se si entiendo. Pero sentir, siento.
ResponderEliminarNo vi la pelicula, pero no me sorprende que una tematica en donde hay tanta cocina, te haya atrapado.
En la cocina de una casa se planifica la comida. Se da de comer. Se come. En la cocina se nutre y nos nutrimos.
En la cocina se hace el amor en forma de pastel de papa. Se cura con caldo para el resfrio, o con te de limon cuando hay catarro.
Se festeja con torta chocolate con dulce de leche. Se mima con panqueques del domingo.
Se consuela con aceitunas negras.
Pequeños proyectos, de todos los dias. Pequeños pero significantes.
Besos con sabor!
Vani
Afuera, en la calle, tu descripción nos pinta un cuadro parecido a una peli de Tim Burton. Claro que no, las Julias no son eso (tengo ganas de verla, espero que Streep, preferida mía en otros tiempos, esté aquí más contenida, la tía puede ser brillante si no se deja ir). Las Julias no son una peli de Tim Burton. Recuerdo una peli deliciosa en que tres personajes se aproximaban a una misma mujer: V.Wolf. También salía la Streep allí (coño, la Streep sale en todas partes, ¿era la abuela de Titanic, no es cierto? ¿O era otra?, jeje). Me gusta tu manera de contarlo, de detenerte en el detalle, de glosar la receta, la mirada, en esos dedos que nos chupamos mientras nos relamemos. Leyéndote, claro. Eres un cielo. A pesar de haber hecho Derecho. A pesar de eso.
ResponderEliminarPájara: las mujeres Pez de Dorio estamos algo sentimentales, algo bobas incluso, lo que se dice imtensas, con m, por eso nuestros escritos abruman a De vierde man y a nosotras mismas.
ResponderEliminarYo ayer me shoré todo con "Alguien tiene que ceder" y puse a la divina Diane Keaton en el fondo de pantalla de la compu.
Santo remedio, te juro.
Hoy la primavera llegó con los mejores olores, impidió que me vaya caminando al mar y aquí me ando, chupándome los dedos.
La cocina es el lugar natural de toda pisciana.
¡ Me gusta el texto y tu auto-comentario! Me incitas a ver la película y, más, a planear de hacer planes y de volar como cometa en proyectos chiquitos --- o cocinar un blog de recetas para hacer paratextos y chuparse los dedos filosóficamente.
ResponderEliminarBrota la pregunta ("para qué") y uno de veras quiere aprender a mirar las frutas en el mercado, las flores en los bosques y las colitas de perro en los parques. Aprender a mirar 527 recetas en 365 días.
No me gusta el para qué, ni el por qué, ni el cómo... pero tu anotación me incita al juego de las cosas simples y sus hermosos lenguajes de harina, cebolla cortada o chocolate caliente.
Bon appetit!
Melancolía por una cocina chiquita y desastre. Cocinar al calor de tu texto, entonces, de tu comentario que, querida, no sólo NO es de aguja de colección, sino de fortalecimiento de alas débiles para mariposas frágiles. Cosas pequeñas: recetas sencillas, cacitos. Cosas grandes: tus palabras, envolviéndolas...
ResponderEliminarBesos de comensal agradecido.
Sin Reglas-Sin Reservas: Sí, sería bello que las palabras condujeran al cine, en lugar de contártelo o de clasificarlo o de ponerle estrellitas o zapatitos o lo que sea para asignarle un puntaje, como si se tratara de una carrera de autómoviles. Es tan cierto lo que decís de los pequeños proyectos personales. Los mínimos e inadvertidos, a veces, los modestos y anónimos, son los que nos iluminan el día y nos dan una razón (aunque sea solo una) para seguir. Un abrazo sin restricciones.
ResponderEliminaroscar, quedémonos así, patidifusos y patitiesos y que si tenemos que ir al baño, que esté lleno de mariposas. y que nos guste y eso sea todo. y punto y basta. te abrazo.
La Judith: Yo no te tacho, animal mío, me pongo a tu lado para silbarle a una luna serena, serena aunque sea por una noche. Mordiscos a los animalicos de tu pelaje de zoo.
Darío: ¿Y si todo fuera trasponer? ¿Si nos ponemos a trasponerlo todo? El mundo será inagotable e inmenso y no habrá galgo que nos pise los talones ... Furia traspuesta en todas las furias subterráneas que nos piden la boca.
María: No me sorprende que tus platos sean azules, así. Tu cocina debe ser preciosa (me la imagino ...). Lo tuyo es poesía en estado puro, María. Tu escritura, tus compañeros, los colores y las texturas de tus días. Es poesía escrita y vivida y esa temperatura se siente en el hueso. Un abrazo muy fuerte.
Mujer de Olé: Sí ... el alma y la cocina son lo mismo, es verdad, no lo había pensado. La cocina es el alma de la casa, el bunker, el refugio. El alma es la cocina del cuerpo (inasible, llena de aromas, la zona que vibra y determina el pulso de lo restante). Sí, claro que me encantaría que fueras mi DT. Beso que quema, quema.
Lolette-Soy-Lola: Cualquier otra forma de escribir huele a impostura, ¿no? "Prepararse para escribir ... concentrarse antes de escribir ... hacer ejercicios de precalentamiento ... promocionar lo que se escribirá ... ". Mmmmm, diste en el clavo. Monique, yo te quiero un montón, ya sabés, pero cuando irrumpís con tus, por ejemplo, "esto se va a ir al traste", te juro que te metería cruda en una olla y te comería a besos. Sí. P.S.: Todos somos pájaros extraviados, por eso nos necesitamos unos a otros.
ResponderEliminarMBI: Masticarse la vida en la escritura o en la imagen, exprimirla, verle la espalda y la entrepierna, hacerla durar ... Mañana voy en busca de esa ventana rarísima y te la envío. Vi las últimas que subiste. No las comenté todavía, porque quiero asomarme un buen rato a ellas ... Besos de ventanas que dan, hoy, a lo que necesites que den.
Sis V.: Vos sí que sabés de cocina. Recuerdo perfectamente la cocina de la casa de tus viejos y he visto (aunque no la conozca todavía) esa cocina blanca y luminosa donde pasás ahora tus días. La cocina es "el" lugar donde estar, ¿no? El living era en casa el lugar para "las ocasiones importantes", pero el día a día se tejía, y se teje hoy en esta casa, en nuestra cocina. Besos de torta de vainillas con dulce de leche (esa hacía mi mamá para mis cumpleaños). ¡O de chocotorta! (esa la hace Hernán con una precisión geométrica a la que jamás podría aspirar ...).
Ramón querido, sí, comparto con vos que la Streep se dejar ir (en este peli te da esa sensación al comienzo pero después ... querés que siga y siga). Sabés que esa peli que nombras (acá se llamó "Las Horas") no la vi todavía - se estrenó en una época en la que no quería largarme a llorar en el cine ... Si, la Streep está en todas partes. A mí me encantó en una peli ligera pero encantadora para un sábado a la tarde con lluvia, "El diablo viste a la moda", como la directora tiránica de una revista pseudo-Vogue (de hecho, es un personaje a imagen y semejanza de Anne Wintour, la capitana de Vogue, árbitro contemporáneo del "gusto" - para quien lee Vogue, claro). Me gustó también en "Los puentes de Madison" (otra para llorar a mares). Y no cuento más porque ésta tenés que verla. Y sí, hice Derecho, pero salí ... oveja negra y torcida (¿me querés igual, no?). Es difícil que te quieran después de haber hecho ESO. Un abrazo muy fuerte (mientras afuera el mundo se vuelve de Burton, pero sin su redención ni su extraña alegría).
ResponderEliminarEmy, ¿será que es así, que los piscianos vivimos naturalmente en la cocina? Para mí es el reino de los reinos. Yo shoro en los cines, sí, y shoro ... cada vez que veo Titanic, shoro a mares que triplican el del naufragio de la peli y todos se ahogan como si hicieran falta lágrimas en ese mar helado. Mirá, si está Keaton en la peli (¿te acordás de Annie Hall?), me pongo el sombrero, el chaleco, los anteojitos redondos y el corbatín y la alquilo (la he tenido en la mano y he dudado, pero seguiré sin dudar tu recomendación). Un beso enorme.
ResponderEliminarBicéfala: ¡Qué lindo lo que decís! Hay cosas que son así, lindas y basta (como en esa canción de Caetano, "coisa mais bonita e voce ..."). Bon appetit! (es el código de acceso a la felicidad en la peli). Cuando vengas a Buenos Aires, te voy a llevar a tomar chocolate caliente al bar La Giralda (uno de los grandes placeres de esta vida).
Susú: Una de las dos cocinas de la peli es diminuta y es un auténtico desastre. Y de allí nacen los milagros. Te soplo mis mariposas de papel y ellas te abrazan (son mejores que yo, sin duda).