PÁJARO DE CHINA

miércoles, 16 de septiembre de 2009

EL AMOR (I): MONÓLOGO NOCTURNO DE ABBY HENSEL

Para La Judith.
Que sabe que hay frikis. Y frikis.


No me molesta tu cabeza al peinarme,
ni tu elección de un peinado diferente
que restringe el límite de acción de mi único brazo.
Porque el que debería ser mi otro brazo
es en verdad el tuyo,
como son tuyas tantas otras cosas
que en cierta forma también me corresponden.
No me perturba que te haya tocado
el pedal izquierdo de la bicicleta,
ni que sea solo yo la que se ríe
cuando nos hacen cosquillas en el lado derecho.
Me resulta indiferente
nuestro sistema circulatorio compartido,
que hace que me nutras de calcio,
aunque deteste la leche,
y que te transmita vitamina c,
aunque no soportes el jugo de naranja.
Nacimos bajo el signo de los peces
y somos peces fundidos en un coxis mixto
y en un único cuello,
que enlaza sin herir nuestras identidades.
Sacamos dos entradas para el cine.
Soplamos velas en dos tortas de cumpleaños.
Usamos medias y zapatos de distinto color.
A mí me atrapan los ejercicios matemáticos;
a vos te hechizan las incertidumbres del lenguaje.
Vivimos en estado de negociación
y acuerdo permanente,
alineando nuestros rápidos cerebros
en una inusual coordinación.
Así habíamos alineado
nuestras cabezas en las ecografías:
una de las dos fue invisible antes de nacer.
Honestamente no sé cómo hacemos
para tocar el piano
pero supongo que tocamos sin pensar
y entre las dos vamos gestando música,
que es la tuya y la mía y es también la nuestra.
Porque esa es nuestra extraña e inefable cualidad:
la conjugación de tres formas verbales
al mismo tiempo.
Yo soy. Vos sos. Nosotras somos.
Simultáneamente.
Ser gemelas bicéfalas
es lo más y lo menos importante del caso.
Sin vos me moriría y con vos
he probado que es posible vivir,
en este cuerpo que alberga dos cabezas.
Cuando nadamos
siento el roce húmedo de tu rostro en el mío
y al conducir te pido, de vez en cuando,
que reduzcas la velocidad.
Cuando te enfermaste de neumonía,
fui quien tomó los medicamentos por vos.
No es sólo una cuestión física, evidentemente.
No se trata de que nos necesitemos
técnicamente para sobrevivir,
con nuestros tres pulmones inclasificables
y nuestro torso y extremidades compartidas.
Se trata de nuestras extremas diferencias
pacíficamente desplegadas
en una misma e inexplicable anatomía.
Somos radicalmente diversas
y literalmente inseparables;
somos la prueba viviente de la conciliación.
De la impensable y espontánea armonía.
Duplicaremos imaginariamente
nuestro único sexo
y una cerrará los ojos y se irá sin moverse,
mientras la otra sea penetrada.
La carne se reducirá a cero
frente a la sublime potencia
de nuestros deseos personales.
Es difícil no llorar cuando estás triste
aunque, si quisiera, podría no escucharte llorar.
Pero hemos elegido convivir
de esta aparentemente tan monstruosa manera,
que es nuestra ordinaria y sencilla manera cotidiana.
Cuando llega la noche y hay un único cuerpo
debajo de las sábanas,
siento cómo se aquieta el ritmo de tu respiración.
Hago un esfuerzo y giro, todo lo que puedo,
mi cabeza para contemplar tu cara
y me digo,
mientras yo también voy entrando en el sueño,
que ha sido un día más
arrancado a las predicciones.
Y deseo que duermas bien, serenamente y en paz.
Y te pido que jamás abandones
esta casa de nudos que nos ha sido dada
y que nunca se te ocurra dormirte del todo.
Porque probablemente yo también lo haría,
aunque no hubiésemos nacido así anudadas.



(Abby y Brittany Hensel hubieran podido ser separadas. Decidieron unánimemente que así no fuera, sabiendo que al hacerlo una de las dos moriría) 

5 comentarios:

  1. Yo nunca me hubiera hecho el planteamiento de separar nada. El cerebro es lo que importa, creo.
    Tu lo has dicho casi todo. Yo lo comparto.

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  2. primero gracias
    pero
    me da vergüenza que mi nombre
    aparezca aquí
    encabezando esta maravilla

    anyway
    shlm

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  3. llorar de felicidad, verdad, el poema es enooorme, sin importar si las cabezas andan juntas o separadas...

    bellísimo otra vez...

    la judith, que no te de vergüenza estar ahí arriba. es el sitio exacto donde debes estar. lo dijo mariel y ya sabes que lo que dice mariel no va a misa...

    besos,
    ò.

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  4. Qué fuerte. Leer el poema, interpretarlo a medida que vas leyendo. ¿Qué te equivocas? NUnca pasa nada. Empiezas otra vez y listos. Un poema es como la vida, ni más ni menos. ¿Qué observaste algo mal? ¿Qué llegaste a una conclusión equivocada antes de tiempo? No hay problema: empieza otra vez, léelo a través de otra luz. Naturalmente el significado entero aparece al final, como en la vida también. Pero no es necesario esperar tanto. Es inevitable no querer esperar tanto. Está bien interpretar mientras vives, interpretar mientras lees, dotarlo todo de sentido aunque debas comenzar de nuevo a cada verso.

    Pero jamás la experiencia fue tan tremenda como en este caso. ¿Te cuento todo lo que interpreté antes de ver el vídeo? Quiero decir, las quince mil cosas que interpreté mientras iba leyendo, las otras quince mil que prefiguré mientras duraba la lectura. Mejor no, qué vergüenza. El vídeo es un cuadro en movimiento, Mariel, y tu poema un canto que noquea. Y finalmente sí, todo encaja. Petons

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  5. María: Lo compartimos, como una criatura que tuviera dos cabezas. Un abrazo.

    La Judith: Primero, de nada. Pero, nada. Es todo tuyo. Te huelo la nuca.

    Oscar, si es enorme para vos, es mi corazón lo que de verdad se pone enooooorme. No, no voy a misa, ni a punta de pistola. Te abrazo.

    Ramón: Está bien que no me cuentes lo que imaginaste. Me gusta imaginarte imaginándolo. Ellas son hermosas. Ellas noquean a su puta suerte,convirtiéndola en 16 velas en la torta de cumpleaños. Petons, molts, molts.

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