René Clair, Paris qui dort, 1924
Nadie subirá a la torre, porque París está dormida. Cuando sueña París, todo se detiene y la torre no tiene visitantes. Cuando se sueña no se habla. Los sueños son películas mudas. Están hechos con retazos de la vigilia pero no necesitan su banda de sonido. Se puede tomar el té sin ruido de cucharitas y salir a la calle sin rumor de tránsito. Los automóviles tocan una bocina que suena pero no se escucha. La lluvia cae silenciosamente.
Las palabras no caben en el sueño. Por eso son tan breves los manifiestos revolucionarios. El sueño es el lugar del hueco, la fisura y la puesta en abismo. El lenguaje no penetra en la grieta como penetra el agua. Me desplazo sin dificultad de un lugar a otro entre objetos traídos de la realidad, que componen un conjunto imaginario. La esperanza es algo que no está, construido con lo que está entre nosotros.
Los protagonistas de los sueños hablan, pero el viento se ha llevado su voz. En los sueños no hay viento. Las cosas son como las cosas que veremos al despertar pero no son esas cosas. Son restos diurnos corridos de lugar y puestos a funcionar en otro orden, donde lo que menos importa es la palabra.
Las pedagogías suelen ser interminables y los llamados a la acción consistir en un par de líneas. Cuanto más se habla, menos se imagina. La poesía no describe un acontecimiento, lo provoca. Evoca lo ausente y nombra lo que falta. Leer a Maiakovski es soñar su sueño.
Chaplin se negó a que Charlot hablara cuando nació el cine sonoro. Todos hablaban menos Charlot. Chaplin sabía que Charlot moriría si lo sacaban del cine mudo.
El guardián de la torre baja de la torre para ver qué pasa. Para soñar hay que bajar y también para ver a los que sueñan. Se sueña en dirección descendente porque los sueños viven en los túneles, los sótanos y los laberintos subterráneos. Están mucho más cerca de las ratas y los topos que de los cisnes y los pájaros. El mago saca al conejo del fondo de la galera. Alicia baja a la madriguera con el conejo blanco.
El suicida recurre a la altura y el que renace recoge sus pedazos del piso. Son operaciones silenciosas. Uno se gesta y se esfuma para siempre sin hablar. Como si vivir fuera una cinta sonora entre dos extraordinarias secuencias mudas.
Los animales han prescindido del lenguaje. Los recuerdos no hablan y la utopía tampoco. Ni lo que perdimos ni lo que soñamos se pronuncia.
El amante que habla mientras mira a los ojos está perdido. Para entregar el corazón hay que quitarse la lengua y guardarla en el cajón de las cartas.
Ciertamente, esta última frase es develadora. Algunas amantes y algunos, pretenden que se le digan cosas, mientras se ama. Pero creo que estoy en un todo de acuerdo, el lenguaje se convierte, casi, en una cosa molesta.
ResponderEliminarUna mirada eriza, una palabra puede ser tan incomoda como la piedra en el zapato.
Estoy leyendo los sueños de Kafka, un librito de Guattari, y en verdad, ahora que te leo, siento que esos sueños no están hechos de palabras. Es la magia. Besos de sueño.
Te aplaudo, Mariel, y son aplausos que no se escuchan, pero tú sabes que suenan. No es necesario su sonido para que tú sepas lo mucho que te estoy aplaudiendo. Te aplaudo infinito. Por cada uno de estos pequeños párrafos, por sus mensajes tras el silencio. ¿Sabes?, siempre me he quedado prendada ante las películas mudas. Me hipnotizan, me encienden la mirada de niña, me transportan a ese lugar, ¿será el sueño?, en el que los ojos, inocentes, quieren atreverse a mirar.
ResponderEliminarUn dulce beso muy silencioso.
Maravilloso.
ResponderEliminarIgual, para suicidarnos o para enmudecer, es bueno saber que siempre la tendremos.
.
ResponderEliminarLo que decimos del amor aún mientras amamos no es el amor. Y nos cuesta entenderlo, a veces creo que aún más a las mujeres.
ResponderEliminarMe quedo con esto "La poesía no describe un acontecimiento, lo provoca. Evoca lo ausente y nombra lo que falta". Genial Mariel.
Y agrego que leer poesía nos coloca en acción. No podemos leer poesía como al pasar mientras hacemos otra cosa, con una novela puede ser, pero la poesía nos necesita ahí porque nos toma por completo. Es a todo o nada. Es la locura, el sueño y las palabras del sueño.
Besos mudos y soñadores.
...Muy bueno, Mariel...
ResponderEliminar...Estoy de regreso, aunque sigo ausente, creo, ensimismado, terminando de pespuntear el cómic del "Cabaret..." y las palabras que lo rodean...
...En fin...
...Chaplin adoraba las posibilidades del cine sonoro, pero no quería hacer hablar a Charlot porque hubiera sido una desilusión...
...Es maravillosa esa escena (creo que de "Tiempos modernos") en la que hace un discurso y su voz es sustituida por un saxofón...
...Un abrazo...
...P.D. Y lo dicho en "lo de" Dillinger: cuando vayas a Madrid, espero que me lleves, si no en tu bolso, al menos sí al lado...
...Un abrazo...
hacia el final de tu texto, donde dices que los animales prescindieron del lenguaje...
ResponderEliminarlos animales, si hubiesen querido, hablarían, construirían oraciones y edificios de los que después poder bajarse o estrellarse, pero no, los animales prefirieron que el ruido no iba con ellos...
delicioso texto, pero eso no es novedad...
besos,
ò.
Guau! qué hermosa escritura zulma... hace tanto que no pasaba (ando sin internesss) ya lo necesitaba.
ResponderEliminarLo de charlot es tal cuál, decía que el lenguaje del silencio era otro completamente distinto al de la voz... tenía razón, no hubiera soportado escuchar la voz de Charlot.
Saludos desde el espacio sideral
su compañía, Mundo Aquilante!
Pájara querida: no se mee que ya bastante humedad hay por estos días cayendo del cielo.
ResponderEliminarLe agradezco sobremanera sus elogios (que retribuyo) y le cuento que habrá un posteo más antes de clausurar la temporada. Ni yo sé de qué se tratará, pero seguramente será alguna nota editorial.
Le cuento también que estoy revisando por 5ta. vez mi novela biográfica de 350 páginas, sobre la increible carrera de un cabo de Prefectura correntino que llegó al estrellato mundial del rock, a fuerza de llevar consigo el mensaje de la cuestión de su pueblo contra el Chaco.
Auge y caída, logros y excesos de un personaje inaudito.
Y hablando de personajes haciagos, le recomiendo especialmente leer una mininovela que escribi hace un par de años acerca de la vida de un cantante santiagueño, de origen sirio, que quería triunfar en las lides del canto melódico, pero que, por culpa de su adicción al cardo, perdió la percepción y se convirtió, sin querer, en un icono de la vanguardia.
http://sunday-ramos.blogspot.com
(leer de abajo hacia arriba)
Bien estilo Mecko, se lo prometo.
Tanto como para que no me extrañe tanto.
Le mando un besote.
Chantal Maillard dice, con voz suave, que deberíamos erradicar la esperanza porque pertenece al mundo de los deseos. ¿Tendríamos entonces que arrancarnos el corazón? ¿arrancarnos la lengua? ¿comer zapatos?
ResponderEliminarO intenta nombrar la falta. Tú lo has intentado maravillosamente.
ResponderEliminarUn abrazo, Mariel.
Me voy a quedar con el último párrafo de esto que compone un todo.
ResponderEliminarPero no es mi intención decir más de lo que dijiste sino devolverte la sonrisa,
desde el cajón de las cartas.
Beso grande.
Y si hubiese que dejar de hablar no querría ser amante. Y si para soñar debemos dejar que nos penetre la afonía, que den al sueño por su onírico orificio. Y si - ¡ilumíneme el maestro cartesio! - para obtener la intución pura ola evidencia más clara debo renunciar al lento y pesado discurrir de las palabras, entonces, oh pájaro, preferiria mil veces entregar la verdad, el sueño, el amor y todos los polvos (y lodos) al viento cruel de la trituradora.
ResponderEliminarSigo, sigo...sputnik!
Leer tus escritos es, a menudo, como bañarse en un remolino. El problema con la palabra, para nosotros, animales que nunca quisimos renunciar a ella, es que a veces, no siempre, a veces, no tenemos más. Pese a los otros lenguajes en los que tanto nos cuesta ser expertos, sólo con palabras podemos hablar de las palabras. Y del vértigo que provocan. Y del abismo que son. Esther cita a Chantal Maillard... y en ese caso, entonces, gracias a las palabras.
ResponderEliminarUn saludo
Muy bueno che, me encanta como escribis.
ResponderEliminarLa frace: "La poesía no describe un acontecimiento, lo provoca." me resulto interesantisima; yo siempre me pregunte si la poesia es el nombre de algo o es ella misma un algo, si en significado o un significante.
Tambien me pregunto si la poecia aparece cuando el amor partio, o es la condicion imprecindible para que el amor arribe.
saludos
Darío: Sí, a veces la palabra contamina y distorsiona, es esa incómoda piedra en el zapato. ¿Guattari tiene un libro sobre Kafka? Voy a buscarlo. Siempre vi en Kafka un costado lúdico, festivo, que me han censurado ver. En las parábolas, sobre todo. Debe estar en sus sueños, también. Besos que sueñan (y mucho).
ResponderEliminar(*, sí, el cine mudo provoca un estado de hipnosis. A mí es como si me imantara, como si se apoderara de mí y me trasladara a un mundo donde todo fluye naturalmente, sin tropiezos, sin puertas, sin paredes. Un mundo onírico, sí. Me guardo tus besos, como siempre (me hacen bien).
Emy: La lengua es un instrumento de lucha (menos cuando la lucha se libra con el cuerpo). Un abrazo fuerte.
María: sssshhhhhhhhhhhhh.
Mujer de Olé: Es precioso lo que decís sobre la poesía, acerca de su deber de ponernos en acción. Debiera ser su efecto, siempre. Obligarnos a parar y a pararnos. Sacudirnos y convocarnos a la sublevación, de cualquier orden. Tus besos mudos y soñadores me los quedo y los pongo bajo mi almohada, con los de trapo.
La literatura también tiene su sentido cuando se convierte en reclamo del silencio. Frente al barullo del ruido absurdo, del grito hueco, la literatura no sólo reivindica el silencio. La literatura, frente a todo ello, es silencio. (De la misma forma que frente al silencio cómplice y cobarde, la literatura debe ser grito)
ResponderEliminarUn sueño, un descenso, una caída directa al núcleo que nos retiene en esa pausa vocalizada.
ResponderEliminarCaminar una calle gestada de silencios tardíos, cada sonido ralentizado; no se oye.
El pestañear silencioso. La poesía silenciosa. Recitar la vida causa pánico. Callarla, acariciarla.
Una voz, es silencio. Una palabra en la mente. Una caricia a tiempo, aunque la mano quede quieta, en el principio de la curva de la "Q" de "quietud".
Callo y asiento. Muy hermoso Mariel. Otro color para el silencio.
Excelente,
ResponderEliminarEs la primera vez que entro al blog y realmente
no tengo palabras para poner de manifiesto lo que me provocó leer este maravilloso poema.
Sinceramente, bellisimo.
Un saludo
Florencia: Bienvenida a esta casa, que también es tuya. Escribir no tiene sentido si no hay alguien del otro lado para recibirlo, completarlo y vibrar con uno. Un abrazo muy fuerte.
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