PÁJARO DE CHINA
martes, 27 de octubre de 2009
I.
Parecía
que la hubiera mordido
un perro.
Era evidente
que la cicatriz
estaba antes de estar.
Ahora se veía. Eso era todo.
Bajo las falsas rosas
amarillas
de tela,
la cabeza que empuja
suavemente el pasado,
los párpados
levemente entreabiertos
que esperan la moneda
y el cuello expuesto al beso
y al desgarro,
una promesa
huérfana.
Parecía
que los dientes
hubieran tironeado
sin piedad,
hasta cumplir
espléndidamente
su tarea.
El estigma en el vientre
contraído,
de ensueño.
El tajo en el paraíso
sin ventanas.
El billete era de segunda
y en el hotel las sábanas
estaban sin cambiar.
El pelo era demasiado rubio.
En la última sesión
la mano se apartó
y expuso la belleza
extrema.
Ese labio deforme,
esa sutura inútil
que es la firma
del límite,
la expresión
de la circunstancia
fuera de control,
se está moviendo.
Habla y eclipsa
su boca de muñeca.
El perro no quiso
salir en la foto.
Está sentado,
de espaldas,
lamiéndole los caramelos
de las piernas.
Foto: Bert Stern, 1962
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He dormido muy poco y muy mal, y en esta pre-vigilia, con esta foto, con tu poema, me parece entenderla tanto... me meto entre sus poros y siento su cuello abierto al beso y al vampirismo que le sigue chupando aquella sangre aún fresca. Meterse en la boca del lobo es siempre complicado si no se tiene una piel con el suficiente veneno.
ResponderEliminar"El estigma en el vientre
contraído,
de ensueño."
Apasionante aproximación...
Besos, enormes como bocas liberadas.
(P.D. blogger pidió "vasta": de grande (una gigante), pero también de grito...)
ResponderEliminarEl perro no quiso salir en la foto, estaba lamiendote la pluma, en tu mano... cicatrizandote. Te cicatrizas en todo Morgan, fagocitandolos. Tu vida en cualquier parte...
ResponderEliminarUn Beso y Saluz.
Conjuremos a todos los perros sabios de este mundo, para que acudan juntos a lamer todas las heridas: abiertas, medio abiertas, cicatrizadas y con piel reciente...y las otras, también, las añejas...
ResponderEliminarPerfecta y con herida, un montón de heridas por el cuerpo y todas partes. Los hombres perfectos ostentan heridas. Sin heridas serían dioses sin sentimiento. Un besho.
ResponderEliminarSiempre he querido pintarme la raya de los ojos como Marilyn y tener esas rosas tan hermosas.
ResponderEliminarMe da miedo el perro.
o la sombra de su perro...
ResponderEliminarBesos pájaro.
este poema me ha hecho reparar en un asunto que siempre he tenido frente a mis ojos y que hasta ahora no he sido capaz de reparar:
ResponderEliminarmariel nos da la bienvenida, aquí, a comentarios, con una sencilla frase:
EL PÁJARO SE COME TUS PALABRAS. DE ESO VIVE.
en todos sus textos, en sus poemas, mariel está así. un modo extraordinariamente generoso.
alguien capaz de escribir esto tan preciso, es alguien con una bondad, ya he dicho, absoluta.
otra vez nos regala un poema hermoso. nosotros, dándole "pan" recibimos mucho, lo sabemos, acudimos a comer de su mano, de su pluma, de su total libertad...
marien, muchas gracias, caramba...
besos,
òscar.
http://www.dailymotion.com/video/xa268k_marilyn-monroe-la-ultima-sesion-the_creation
ResponderEliminar...Y besos con alevosía, ma chère Mariel...
Tu texto responde, con furia y empatía, a la violencia de la foto. Marylin no sería lo que es sin esas cicatrices, sin todos esos labios cerrados o entreabiertos que llevaba en sí.
ResponderEliminarEsa foto de Marilyn me conmovió desde que la vi por primera vez, de hecho es la única imagen de ella que me fascina. Será por esa fragilidad que se revela, o por mi fetichismo con las cicatrices, o por el contraste entre la idealizada sonrisa y la sensualidad de los ojos y la tersura de la piel con ese "labio deforme" de su vientre... Todo ello lo has captado con tu pico, y has ido aún más lejos, como sólo puedes hacerlo tú, Pájaro-de-China.
ResponderEliminarun besazo
Has logrado una belleza, Pájaro.
ResponderEliminarVuelas leve como un colibrí, pero profundo como un pez abisal.
Y abarcar tanto me admira.
Un abrazo
Qué buena foto. Se me viene una peli a la cabeza o una escena al menos en la que una hermosa geminiana, diva devenida recuerdo y memoria, le dice a alguien muy amado, alguna frase cursi e intensa, como dice el bolero, "se te olvida... que me quieres a pesar de lo que dices...que llevamos en el alma cicatrices imposibles de borrar..."
ResponderEliminarCon esas falsas rosas, me cierra perfecto.
Que hermosa Marilyn y qué sola.
Besos abolerados
Las cicatrices eran de una operación de vesícula, eso no es nada. Lo malo eran de las que no la podían operar. Pájaro, quieres creerte que tengo esa foto en mi colección...
ResponderEliminarY que viví en su casa de Connecticut, muchos años más tarde, porque fuí curadora (qué bonito lo decís) de la mujer fotógrafa de Arthur Miller.
Así es la vida.
Muy Cronenberg esa cicatriz: JFK backapeando en ese USB de ensueño los genes del americano perfecto para que Marilyn Motherboard, consagrada en la iglesia de Tommy, los pariera de a docenas como la reina alien.
ResponderEliminarLa prefiero virgen de heridas, en el tren, tocando el ukelele para Tony, para Jack y para mí.
Alguien debería musicalizar esta belleza que escribiste.
Abbraccio.
Por favor,Mariel, por favor, pajarito: tu, que sabes lo que es trinar con armonía, tu que sabes poner letra a las canciones más hermosamente duras, no nos asesines con la voz que hay a la derecha... destiérralo, mándalo lejos, no quiero oir como destroza un texto perfecto...
ResponderEliminarMariel, llevo unos minutos apoyada en el ratón, diría que más bien escorada, mesándome el pelo (porque a lo que hacía no se le puede llamar acariciar, ni squiera tocar) tras la lectura del poema. De repente el teléfono ha sonado y ha sido como el despertar por la mañana, me ha sacado de otro lugar, de ese mundo intenso de palabras e imágenes, no siempre fácil, pero maravilloso. Ahí me ha llevado tu poema. Y sí, no se ve, pero está, y la sutura, suele ser tan frági.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa herida del alma, aunque fuera en el vientre era una herida del alma, se abría y se cerraba en Norma según la hubieran abrazado o no ese día. Yo creo que fue efectivamente un perro que la mordió. El perro de las injusticias, el que nos amenaza a todos cada día. Los perros de los días grises. Enormes abrazos protectores, Mariel.
ResponderEliminarSe quita el cuerpo con las manos, en realidad, y está llorando, pero no se sabe muy bien de qué.
ResponderEliminarUn abrazo Mariel.