PÁJARO DE CHINA
miércoles, 28 de octubre de 2009
II.
Ella, él y la que está en el medio
están muy solas. De veras.
Necesitan que las quieras,
salvajemente.
Es desolador no encontrar
la propia cara.
Preguntarse
"¿dónde la habré puesto?"
Buscar detrás de las cortinas,
abajo de la cama.
Preguntarle a los taxistas
si la vieron.
Recorrer el parque
con el corazón en la garganta,
temiendo que la hayan secuestrado.
Pensar que está en el fondo del lago,
que los patos la mean,
que una piedra le ha partido
la sien.
Preparar los afiches y enterarse
de que realmente no se sabe
cómo es la cara que debe
difundirse.
Perdida o arrancada.
Revisar la caja de las fotografías
y descubrir que la cara está
cortada.
"¿Y si en un momento
de excitación o desesperación
me la borré?"
"¿Si en realidad tengo viento
donde se acaba el cuello
y no puede aparecer
lo que no estaba?"
Y por dónde será
que estoy hablando.
Y por dónde te miro
y te huelo y te escucho
y te mastico de amor,
desconsolada.
Para mí es un agujero
sobre el que monto máscaras.
Tengo pilas de pestañas postizas,
de pelucas, de lápices labiales,
de trucos y de telarañas.
En este juego
de repetición en serie
(que puede parecerte
tan gracioso,
que puede combinar
con tus paredes)
grito
que se adelgaza y se escurre
mi singularidad.
Date cuenta y decime
lo que ves.
Yo no lo sé.
Yo me perdí hace rato.
Sea lo que sea
que encuentres,
te pido que me abraces.
Que intuyas cómo ha sido
la ruta de la purpurina y del exceso,
la represión del aullido y del deseo,
el reemplazo impiadoso de las identidades.
Que detengas el viento y que me abraces,
después.
Foto: Andy Warhol, Self-Portrait in Drag, 1980.
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Pues te abrazo. Pero no mucho rato, porque me he quedado sin aliento.
ResponderEliminarpues yo también, qué narices.
ResponderEliminarbesos,
ò.
Enorme, extraordinaria belleza. También, como María Jesús, quedé sin aliento por tanta furia de los sentimientos. Pero no sólo eso: también la intensidad de las personalidades que se reemplazan y se expanden. Es eso la vida. Comparto tu petición de clemencia.
ResponderEliminarAbrazo estrujatorio!! (no sé si se suena bien, pero la idea se entiende)
ResponderEliminarque dificil es no verse, no reconocerse, no poder verse - a uno mismo- los ojos. A veces me pasa tan seguido que pienso si, que se me despegó la cara y cayó por algun lado...Y despues aparece de nuevo y confiada digo, claro asi soy yo, esto quiero esto puedo, esto soy...Y ahi de nuevo...chau cara y otra vez al desconcierto.
ResponderEliminarUn abrazo aquilante mon petit!
ResponderEliminarHarmossssoooo y aniquilador (como siempre)
me he cambiado el pelo tantas veces que ya no se como me llamo.
ResponderEliminarEsta perla no desentonaría en ese oscuro y hermoso disco que Reed & Cale le dedicaron al Andy.
ResponderEliminarTambién creo que serían los indicados para musicalizar tu post anterior.
Salute, pequeña ala!
Pájaro "que intuyas cómo ha sido...el reemplazo impiadoso de las identidades"
ResponderEliminarGuau! Me mató.
Besos impiadosos.
Preguntarse primero dónde, en qué momento exacto perdimos la risa. Buscarla desesperadamente. Ahí, detrás de ella, encontraremos la cara, nuestra cara
ResponderEliminarAbrazo, también, callado...
ResponderEliminarLo que veo es una mujer que busca en los mares oscuros y en los ríos llenos de tamujos y ramas espinosas, y sale con la cara ensangrentada. Una mujer que tiene dentro de sí las alucinaciones de vidente y los paraísos tormentosos del amor como Rimbaud. Paraísos iluminados donde una se zambuye sin temerle a nada porque ahí es donde está el hermoso rostro verdadero. Te abrazaré.
ResponderEliminarMe doy cuenta y te digo. De lo que se ve, brota una energía determinada.
ResponderEliminarGuarda con preguntarle a los taxistas, Mariel!
ResponderEliminarPueden salir con algún comentario de Radio10!
Hermoso poema, hacés música sin instrumento con tus palabras.
Como me gustaría ponerle música a alguna de tus letras algún día! y eso que son pocas las poesías que me identifican.
La melancolía, esa foto es pura melancolía. Warhol un hombre postmoderno con un alma antigua, como de siempre.
ResponderEliminarBesos pájaro.
"Te mastico de amor", y todas mis caras se van rompiendo a trocitos... Para apaciguar a todo des-carado, des-carnecido, cuando no encuentran dónde asentar el cuello, apagar la luz, apagar las nociones de distancia que miden longitudes de pestañas, echar del mundo los centímetros y sus pedacitos y sólo quererlos, dejarse querer, así, salvajemente, como tú dices mientras nos desmontas.
ResponderEliminarQué bello, pájaro...
Un beso alado.
Buscarse, que el otro nos busque cuando no nos encontramos a sí mismos. Ponernos máscaras, ser otro. Tu poema ahonda en tantas cosas, ¿quién, de verdad, nos pide que lo amemos? Si ser dos ya es difícil ¡qué será ser tres! Pienso en el triple exilio de los transexuales (una comunidad que se hace cada vez más visible) exilados de su propio cuerpo y de su nombre, exilados de la sociedad, exilados del día. ¿viento, dices?
ResponderEliminarEstuve escuchándote en un recital que anda por youtube, interesante experiencia.
Un abrazo
Joder, sí. ¿Pero y si no es esa la gran tragedia, sólo el síntoma? Igual da ganas de llorar...
ResponderEliminar(Los últimos versos son desgarradores)
Como un golpe, son los ojos de Warhol. Habrá que arrancar el viento, porque el rostro, las ventanas de la casa, no pueden ir flotando por ahí sin que nadie las ame.
ResponderEliminar(te veo en el III)