En cada casa hay temblores. Están solas.
Ceden. Sus cajas negras se hunden en el mar.
Caen. Hay un ardor, un quejido, una pistola.
Una mano que oprime sin soltar.
¿Pero ves el espacio entre las casas?
Es un puente sobre el que coloqué
el silencio de cada cosa que me pasa
y al encontrar tus silencios, los besé.
Late el cuaderno de nuestras esperanzas.
Tus talismanes. Nuestros perros. Mi elixir.
Todo lo que nos dimos. Todo lo que alcanza
para poner a salvo el asombro y resistir.
La casa está en el espacio vacío.
El resto es polvo de lo tuyo y lo mío.
Foto: Adriana Lestido.
(Gracias, Bel M., por tu Lao Tsé)
Una belleza, otra vez. Entre la imagen-imagen y la imagen-lenguaje me vino a las mientes la idea de "puente" de Cortázar. Tender puentes para no sentirnos tan solos.
ResponderEliminarTodo es puente y todo es vacío. Entre nuestras casas puede haber un puente.
Querida Mariel: qué suelo frágil, tembloroso, has tendido para esas dos casas. Pero ellas resisten en la fortaleza huidiza de un cuaderno cómplice, los perros...
ResponderEliminarVos y tu compañero Hernán... los he visto dándoselo todo mutuamente y resistiendo al hundimiento.
muy hermoso.
un abrazo enorme, Mariel.
Laura
Querida pájaro, dices unos cosas tan cercanas y tan difíciles, tan tiernas y tan ásperas que te pido permiso poniendo tu nombre para poner algunas de tus frases. Nunca recibí tu mail.
ResponderEliminarÚltimo verso sublime...
Me gusta el texto y la ventana a la que pertenece. Eso y la ventana.
ResponderEliminarBesos.
Lo íntimo tiene estas cosas: está habitado y siente. Yo también tengo un cuaderno lleno de esperanzas: una moleskine de ideas y de afectos. Gracias por esa conexión tan verdadera.
ResponderEliminarHay una canción que cantamos con mi hija, entre tantas otras. Es de Hugo Midón, creo que de su obra "La vuelta manzana", y dice en una de sus estrofas: construyo puentes para que me encuentres.
ResponderEliminarPara eso son los puentes, para encontrarnos.
Besos
Dos casas solas, cediendo al vacío, temblorosas que se fortalecen en el puente. Una maravilla de imagen. Una maravilla de la vida.
ResponderEliminardecir hermosísimo es poco.
ResponderEliminarasí que me voy a callar y a leerlo muchas más veces.
así se invierte el tiempo. así el acto de amar.
gracias por tantísimo...
besos,
òscar.
Evidencias que no se pueden ocultar.
ResponderEliminarSaludo tus versos.
Y a vos también.
Los dos últimos versos son perfectos, parecen de Dames (uno de mis compositores de tango favoritos)
ResponderEliminarBesos
Me ha quedado la imagen dentro de los ojos,y las palabras bien fundadas en el puente. Me gusta la coincidencia de encontrar palabras como estas,si me permite,le seguiré. Un saludo.
ResponderEliminarLindos versos y muy potente la imagen...
ResponderEliminarSin comentarios...
ResponderEliminarDesde el "Uf", abrazos
Lo releo y vuelvo a leer. Sábado y una fiesta tu entrada.
ResponderEliminarVeo una colina gris, un páramo casi a oscuras, dos casas solas, aisladas.
ResponderEliminarFalta un puente, colores.
La luz.
Quizá sea ese polvo que se nombra, la esencia que no sabemos encontrar.
Abrazos, Mariel
¿Qué ángeles cuerdos han desgajado sus alas
ResponderEliminarpara cubrir el tejazo volado por las iras
del viento?
¿Qué ofuscación de ladrones baraja los abanicos metálicos, empuja las aspas del arrase, construye un inmisericorde viento de balas?
Acá.
Acá tuve la suavidad de tu aliento
tú
que conviertes la nieve en leche
para los cachorros huérfanos del bosque
incendiado,
tú,
pequeña e insurrecta esperanza,
mujer que tiembla con la rotura
de los otros
y ha iluminado con su piel desnuda
la triste noche de los asaltos.
Guardese el hierro, aléjese el homicida,
ese viento de muchos que escondidos
en su ideología o ensalzados por la hiel
de venas sin corazón que regar
han intentado, día a día,
comerse el sol de los campos,
derruir las casas de los hortelanos,
degollar las manadas de los pastores,
violar las hijas de los mendigos
quemar dentro de sus cuevas a los leprosos
y bendecir los rascacielos.
Que se guarden de tocar tu reino,
niña de los nuestros,
que no se acerquen a la morada del si,
que no se atrevan.
Hay sobre los cuatro puntos cardinales
una cebra de mil pies de alto
que lidera una hecatombe de abrazos
frente a lo imposible,
contra los indecibles usurpadores
de un tiempo para la paz.
Un beset
Víktor
sólo voy a seguir leyendo.
ResponderEliminarno es lo mío escribir: yo dibujo las paredes de las cuevas, como nuestros lejanos antepasados.
abrazos
Querida Mariel, suelo tener dificultades con la poesía rimada, pero este temblor de tu casita me conmueve, en su amorosa contextura, sus pequeños habitantes, su hacerse un lugar en el no-lugar.
ResponderEliminarDesde otra casita trémula, va un abrazo fuerte,
Arturo
"para poner a salvo el asombro y resistir"
ResponderEliminarPalabras mayores.
Para eso escribes y para eso te leo, para poner a salvo el asombro y resistir.
Un abrazo
PD Te pongo algo en mi último post.
Como dice Laura "juntos resistiendo al hundimiento".
ResponderEliminarLos puentes, para ser transitados y transitarlos(se).
Un abrazo en movimiento hacia el puente.
Polvo serán, mas polvo enamorado.
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