Que tenso la mandíbula y no logra abrirme
la boca.
No sé. No me doy cuenta.
Hay unos protectores dentales de plástico
que impiden el desgaste progresivo
de las piezas.
Ayer apareció con uno
y me obligó a ponérmelo.
Las fracturas son hijas
de mínimas fisuras.
El agua se filtra lentamente,
como una lengua anémica.
Se encarniza y derriba las puertas,
se traga la vajilla, arranca los enchufes
y ejecuta por electrocución.
El bruxismo es un síntoma.
Su tratamiento,
un paliativo provisorio del dolor.
La sierra actúa, imperceptible y voraz,
aun en el sueño.
Clava sus incisivos de metal
sobre la carne,
se mueve rebanando.
El agua no para de subir.
Yo debiera decir que no.
Pero digo que sí.
Porque no sé
que me estoy ahogando.
Hasta que escupo
el último molar
y salen chorros frenéticos
que expanden
el diámetro de todos mis agujeros.
Erosionado.
Saturado de un líquido
que no puedo volver
a meter adentro.
Sale mezclado
con gritos, uniformes,
cadenas, órdenes y reglamentos.
Vomito tradiciones,
préstamos, hipotecas,
manuales de instrucción,
alaridos envueltos en la forma
de alfabetos enteros.
Alguien aprieta el gatillo
oportunamente alojado
en mi cabeza
(para acabar con esto).
Aparece con una bata blanca
y yo le doy mis brazos
para que pueda
ponérmela.
Queda en el aire
porque no hay nadie en mí,
todo limado, todo vaciado
y simultáneamente desbordado
por el agua que ejerció presión
hasta estallar, hasta llevárselo todo.
También el protector dental
porque esta noche
ya no haré, ya no seré
un ruido.
Ya tuve mi crack-up, tuve mi Columbine,
mi Texas, mi Fort Hood,
mi protagónico.
Conmigo descansan muchos otros,
otros de adentro y de afuera de mí
que naufragaban
y entraban en la noche callados y dormidos.
Foto: Taxi Driver, Martin Scorsese (1976)
Yo también bruxeo y tengo un protector bucal hecho a medida en mi mesita de luz...no lo uso. Imagino que la fuerza que han desarrollado los músculos de mi cara sería capaz de destrozar todo lo que me atormenta de un solo mordisco. Se tensan mis maceteros mientras escribo, están en guardia, alerta...
ResponderEliminarAnónima otra vez, para decirte que te estraño y que este sigue siendo el punto de encuentro.
Besos
Lo que somos, lo que acontece y lo que nos sucede deja huellas en nuestro cuerpo. Alguna vez escribiste que los mapas no sirven de nada, que habria que quemarlos. Yo añadiria que si, que algunos mapas no sirven sino para encontrar las coordenadas frias y vacias de lugares geometricos.
ResponderEliminarPero el mapa de mi cuerpo no registra lugares. Registra episodios, historias, recuerdos.
Mira aqui, ves? En la arruga de mi nariz, aqui esta ese dia, en Plaza San Martin, que rei como loca. Me quedo la la risa en la nariz, porque me rei y fui feliz. Y cuando me miro al espejo, miro la arruga y recuerdo, como si fuera ayer. Y entonces acaricio mi arruga, y es como si acariciara ese dia. El mapa de mi cuerpo me ayuda a encontrar lugares, no en el espacio, sino en el tiempo.
Ves estas marcas? Estas que se inflan coloradas cuando el pliegue de mi codo se humedece y acalora? Aqui esta ese dolor horrible. Si, si, la herida parece cerrada, pero no, pero no sangra, solo se inflama en alergia de calor y pustulas rojas.
Mira mis dientes, los frontales, alineados y planos, no tienen curvas. Los nivele, rumeando los acertijos que no descifro, que me persiguen.
Mis incisivos tambien estan limados, de tanto intentar transpasar el cuero duro del monstruo incomible.
Observa las palmas de mis manos. Ves que esas marcas, como guiones, coinciden con la matriz de mis uñas, cuando cierro los puños y los aprieto de bronca? Y ahi quedan, los guiones de la furia.
Que si miro con detenimiento, como te dije antes, es mi cuerpo un mapa temporal, que encuentra lugares sensitivos en cuestion de segundos, y me lleva, como flotando, a lugares de terror o de ensueño.
Hay en mi corazon una huella que aletea y que sos vos.
Te quiero.
Vani
En caso de peligro, y si el protector Gatica no funcionare, allí está la escopeta detrás de la puerta. Hay que tomar recaudos.
ResponderEliminarYo tengo un protector bucal y lo uso todas las noches. Y crack up es una buena librería.
ResponderEliminarTambién me dicen que hacía un ruido raro cuando no usaba eso en los dientes.
Tanta fuerza tendremos en las mandíbulas?
Salute.
Sólo vos Pájaro insaciable puede hacer del bruxismo algo tan fuertemente bello como este V. Aplausos.
ResponderEliminarBesos con chirrido
el sábado acompañé a fabi al dentista justamente por eso: bruxismo. con la consiguiente prescripción de una férula de descarga qué cuesta más que recomponer la cara de un puñetazo. el viernes ya la tienen. así que andaremos a mordiscos y a besos con ese adminículo...
ResponderEliminarbesos,
ò.
"Conmigo descansan muchos otros,
ResponderEliminarotros de adentro y de afuera de mí
que naufragaban
y entraban en la noche callados y dormidos."
y la noche queda huida
porque no quiere suplicar
y escapa y navega entre océanos
de terciopelo buscando timoneles
para varear las estáticas olas
que supuran certidumbres usadas
en cansancios trémulos de tanta existencia
agotada
pervertida
simulada
enhebrada en circulos de fuegos
para heroicidades verticales
Un placer descubrirte
saludos
Es un texto demasiado tensionante, desde el comienzo mismo. Tus textos a veces son impenetrables, y obviamente, ahí yace el misterio, el encanto. Este es impenetrable pero esencialmente, me pone nervioso, muy nervioso. Y tengo que ir a mi casa a leerlo nuevamente, para cazar ese clima de tensión que destila. Besos con los dientes rechinando.
ResponderEliminarParece que somos una multitud... Me has hecho reír y admirar. Reír al principio, admirar después, mucho, ser capaz de tal creación a partir de ese antipático adminículo. Nunca le he tenido simpatía y paso épocas rebeldes en que no me lo pongo. Una vez cometí el error de contarle al dentista por qué lo hago, por qué no me lo pongo. Me miró asombrado y me predijo todo tipo de tragedias dentales si me empecinaba en semejante actitud. Después se lo conté a una amiga. Ella sí entendió. Recuerdo textualmente que dijo: claro, y además te dicen que de noche te pongas un bozal...
ResponderEliminarAhora, sin embargo, cuando lo mire recordaré que gracias a él, alguien creó belleza y tal vez le coja algo de simpatía.
Un beso, Mariel.
Vós, Mariel querida, mordés de día, para no rechinar de noche. Pero es un bellísimo morder, otra carga de dinamita, sin pedir abrazo.
ResponderEliminarVan cinco mordeduras ¿o van cuatro?
Escúpalos!!! Aunque con protector bucal temo que se desvíe pa' cualquier lado...
ResponderEliminar(¿la foto no es de Taxi Driver?)
Tantos años masticando rabia me molieron los dientes hasta la encía.
ResponderEliminarEn vasos separados, los nuevos ya no rechinan. Sólo temo que una de estas noches salten sobre mi vientre en perfecta sincronía y no me suelten hasta que salgamos a la calle a morder lo que haya que morder.
Sí, la foto es de Taxi Driver, ese francotirador.
¿Quién dijo que no puede habitarse un poema, como una de esas salas vacías, en su simple arquitectura de palabras, donde deambulan agónicas, protagónicas tal vez, mejor, las interioridades que embozan las grietas necesarias para huir de uno mismo? Uno habita ese ambiente sin poder escaparlo, oyendo el rechinar de las puertas, de los huesos ansiosos, los laberintos que fuimos, los cadáveres que una vez habitamos en las manos de otro, las palabras capaces de enhebrarse al filo del silencio para coser la tensión del instante en la punta de mi lengua. Qué necesario ser la bala que aniquila el miedo, la corporeización del océano, la sal en la herida, el espectador inviolable que se sienta al otro lado de la sala, ajeno a sí mismo. Muy interesante la plasmación de imágenes, la recreación de una escena, de su tensión. A mí que no me esperen.
ResponderEliminarDe buena mañana sonreí leyéndote: una de mis mejores amigas usa el aparato para bruxismo, y yo le digo que eso no es malo: que la rabia que sale hacia afuera no carcome por dentro. Me sorprendió el montón de comentaristas que compartían ese mal. Bueno, en el fondo tampoco debería sorprenderme: aquí encontramos belleza pero también furia. Y para lo uno y para lo otro, y para mucho más... aquí me tienes, amiga.
ResponderEliminarBesos.
Se podrá roncar y rechinar los dientes al tiempo que se sueña un poema?
ResponderEliminar"alaridos envueltos en la forma
ResponderEliminarde alfabetos enteros" y la imagen final. Tu escritura es una descarga, noctámbula, onírica, de alguna manera, haces rechinar la poesía y en el poema rechinan todas esas cosas y seres e historias que te habitan y que, pese a hacer rechinar los goznes de las puertas como si quisieran echarlas abajo, no parecen querer salir de ti. Y ni siquiera las palabras logran desalojarlas.
Un abrazo
Mi ex bruxa y yo solía sentir que con aquél chillido, masticaba mi cerebro. Se a comido unos buenos sacudones nocturnos...
ResponderEliminarEncantador tu poema, Pájaro.
"Porque esta noche, ya no hare, ya no sere un ruido".
ResponderEliminarMe kedo con esa frase y me voy con aquellos callados y dormidos de la noche.
Un placer esta casualidad de pasar.
Buen termino de semana para ti, pajaro.
...
"Ya no haré, ya no seré un ruido", dices. Y sin embargo, este poema tiene algo que no puede silenciarse, algo que es casi violento y brutal. No sé lo que es, Mariel, pero es algo como que te empuja, te empuja, te empuja, y rechina, rechina, rechina... Luego, me he acordado de unos versos de Roger Wolfe. Dicen:
ResponderEliminar"La total ausencia
de ruido
dentro y fuera
de la cabeza.
Lentamente, el pánico."
Pero hay ruido en estas palabras, no oigo que se callen, y te empujan, te empujan.
Un dulce beso.
A veces hablo.
ResponderEliminarOtras veces sólo balbuceo.
Lo mejor fue cuando, la primera noche, bailé.
Al despertarme me dijo:
no he dormido en toda la noche
mirándote
bailar.
Yo bailo por las noches, a veces.
Levanto un brazo como si fuera a coger
una fruta madura de un árbol,
pero no cojo nada
porque no hay nada.
Y después estiro el cuerpo
como un gato que duerme en la calle
en el único trozo de sol
que queda por la tarde.
A veces, con un poco de suerte,
hasta abro los ojos.
Me encanta como los límites se rompen en tus poemas, y de repente el adentro es afuera, el cerca es lejos, el rápido es lento, la vigilia es sueño. Muerdes, cierto, muchas veces muerdes incluso cuando duermes. Besos.
ResponderEliminarHubiese querido decir, sumar. Pero todo lo que me viene a la cabeza o es muy evidente o no sé decirlo mejor que tu poema.
ResponderEliminarClaro es que me atrapó en su red
oscuro es que no quise salir del asco
que tenía cada hilo en sus restos cadavéricos.
alfombrar lo doloso,
almidonar lo desaparecido
alterar lo inacallable
como quien a muela sacada
tapona con un harapo de memoria
de lo que esa boca disfrutó comiendose
las visceras de los enemigos.
trampa: el poema me conoce,
sabe donde hurgar,
supo como ir
poco a poco
hasta mi
sed.
Un beset,
Vik