PÁJARO DE CHINA

miércoles, 23 de diciembre de 2009

X.


I.

En este hotel de mí,
del que no puedo salir, paso mis días.
Cuartos de mí, tercios, mitades, pedacitos
inasibles y desobedientes
como el mercurio que se parte y se pierde
al romperse un termómetro.
Astillas, temblores, ácidos y escaleras.
Escaleras de mí, por donde subo y bajo
según la predisposición del corazón.
Según el grado en la escala
de mi temeridad,
de mi patética y comprensible cobardía.
¿Todas las cobardías serán comprensibles?
¿Todas las puertas dan al corredor?
En cada espacio hay colores diferentes
que dejó la gente que pasó por aquí.
Yo puse lo mío. Yo soy la responsable.
Si el espacio es un páramo oprimente,
será que debí huir.
Si es el ojo en el caleidoscopio,
será que el paraíso son cristales dispares
en sorprendente y continua rotación.
En el sótano guardo la bicicleta.
Un colchón agujereado. Una pecera vieja.
Cuando el pecho declina, pedaleo,
me entusiasmo multiplicando agujeros,
pongo a flotar mis vértebras heladas.
Me gusta hacer girar la planta baja.
Me entusiasma hacer volar la lana.
Me serena rearmar mi columna,
como un rompecabezas.
El conserje me deja travestirme,
jugar a las muñecas,
patinar y escribir en las paredes.
Pero no me permite lastimarme.
Sabe cómo lo hago y está alerta.
Activa una sirena roja de ambulancia
y el rojo se dispara por mis venas.

II.

"Quédense quietas", les digo.
Está bien. Me quedo quieta.
Voy al deli de los inmigrantes.
Cuelgo las uvas frescas de mi axila
y me burlo de las naturalezas muertas.
El chocolate, disuelto en la garganta,
durará lo que dure la noche.
En este hotel de mí
se descubrió la rueda,
la electricidad y la pólvora.
Se inventaron los tratados teológicos,
se cartografiaron las repúblicas,
se avistaron los cuerpos celestes.
Vivió el señor feudal, el Papa y el monarca,
güelfos y gibelinos, dementes y cretinos,
jacobinos, girondinos. Proletarios.
En este hotel de mí
fue crucificado Jesucristo,
abrió las piernas María Magdalena
y se frotó contra el santo sudario.
Se montaron con sangre los imperios,
con sangre se cayeron como naipes.
Se tomó por asalto el Palacio de Invierno.
El Titanic hizo la vertical y se filmó la luna
y hubo un horror que no puedo decir.
Toda la historia transcurrió
en este hotel de mí.
Sería una ficción, un simulacro, un sueño,
si no mordiera con colmillos de lobo.
Cuando me baño me lavo los siglos
que empezaron cuando hice check-in.

III.

Tengo un mensaje urgente en recepción.
¿Vas a cuidarme siempre, de verdad?
¿Desde tu hotel de vos?

IV.

En un cuaderno anoto mis deseos.
Los suelto como pájaros desde el último piso
y miro como caen en espiral
desbordando los círculos
de la polvorienta balaustrada.
El día que se adapten estaré internada
en mi propio veneno de cuerda de remate.
Que el conserje me inyecte
un riff de rock pesado
y empuje el límite
de mis calamidades del pasado
hasta que se deshagan.
Los límites, la inercia, los candados.
Los caminos marcados
en ese cuarto del que deserté
y me fui.

V.

No tiendo las camas.
Duermo en la que me dicte
la meteorología.
Hacer fondo blanco
con las copas de vino que nos ceden.
Y decir: "Death shall have no dominion".
Y después cualquier espléndida bobada.
Alguien está tocando el piano. Ladra un perro.
Juego en los ascensores,
con botas y una falda de colores.
Me visito.
Esto puede llevarme a cualquier parte.
Quiero mis partes. No vendo lo que es mío.

VI.

El conserje me pide que te cuide.
Te pide que me cuides, que me cosas
las cosas que no debí rasgar.
Que me pegues las cosas
que no debí romper.
Es hermosísimo lo que has restaurado,
lo que has equilibrado y desatado
hasta hacerme reír.
Vivimos juntos como dos tarados
que van de fiesta en siesta
por los corredores.
No me apodero del hotel de vos.
No gobernás sobre el hotel de mí.
La intersección bombea y destila resplandores.

18 comentarios:

  1. Grabadas tus palabras en los recuerdos de una noche en el Chelsea. Llorar y casi saltar como Klein en tu margen.
    Pájaro has desertado....?

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  2. Por estas crónicas de motel y por todas las que nos regales en el 2010,
    felicidades Pájara de pico y pluma brillante.

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  3. Querida amiga, qué dulce y qué duro acompañarte por estas crónicas de hotel. No sé por qué pero parece que todos os habéis puesto de acuerdo en traer a colación momentos duros. Pero el final de tu poema me encanta, porque es un canto a la vida. A la vida en buena y necesaria compañía. Ser dos tarados es a veces lo más juicioso. Un enorme abrazo

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  4. ...Sé, querida Mariel, que adoramos al mismo hombre...
    ..."I remember you well in the Chelsea Hotel,
    you were talking so brave and so sweet,
    giving me head on the unmade bed,
    while the limousines wait in the street"...
    ...Estas palabras y la música que no aparece aquí me llevaron a ese hotel en septiembre, sólo para pasar por la puerta donde una limusina esperaba a Janis Joplin mientras ella le estaba haciendo una mamada en una de sus habitaciones...
    ...Sólo para eso...
    ...Llevo muchas noches de insomnio, por eso, en esta enésima noche sin sueños y con vino te lleno de abrazos...

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  5. Durante todo el transcurso de estas líneas te pude ver, te pude sentir e imaginar nitidamente en este sucio, despojado, hermoso y sensible hotel de vos.
    En el última párrafo das un latigazo (este término me lo enseñó una gran escritora)de amor de pareja, inexplicablemente descriptivo, intensamente lindo y a la vez tan típico.Típico lindamente, de esos "típicos" que a uno no le sale expresar con palabras.
    Genial! sos genial.

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  6. Toda una Chelsea Girl, como el inmortal disco de Nico, o Chelsea morning, como ese tema de Joni Mitchell que nunca podré entoncar sin quedar en ridículo.

    Te agradezco tus palabras en mi blog, me hiciste emocionar nena!

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  7. Me ha gustado mucho, mucho. Gracias, un abrazo, Yaiza

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  8. Que Hotel! Dos estrellas, parece, pero con demasiadas, demasiadas sorpresas para descubrir. Feliz navidad insoportable.

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  9. Un Hotel para vivir o para fundar sueños de paso,o sueños eternos que pasan sin respirar,cada palabra hilaba a la otra,cada poema se fundia con otro hasta formar un solo ser,el Hotel de vos... Felicitaciones.

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  10. ¿Vas a cuidarme siempre, de verdad?

    Jó, mola.

    La intersección bombea y destila resplandores.

    Con la emoción de las palabras yo que no soy hotel sino solar vacío o vertedero me sentiré el canalla más tierno del extrarradio.

    ¡Vuela, vuela, pajarito!

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  11. Escribís poesía como la puta madre! no me sale otra forma más bonita de decirlo. Sos una poeta de puta madre Zulma. Gracias por compartirlo.

    Saludos desde Mundo Aquilante!

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  12. Gracias Pájaro del Chelsea, por estos riffs de letras y por la historia.

    Saludos

    El ornitólogo.

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  13. Me voy a tu siesta, a tu fiesta, como un tarado más. Arrasaremos el hotel y cantaremos sobre los cimientos humeantes, como jocosos espectros desencarnados...

    abrazos

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  14. Muy llegador y no sé, sentí nostalgia, soledad.

    Fue un placer conocer tu casita en este año. Seguiré leyéndote.

    Gracias por todo.

    Recibe abrazos y lo mejor cada día.

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  15. Pájaro, la idea de un hotel propio con ventanitas que reflejan luz desde tu espalda debe ser celebrada en estas épocas.
    Que pases unas muy felices fiestas, una Felíz Navidad.
    (navidad debiera ser una palabra venerada lo es para mí).

    Un abrazo fuerte y claro.

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  16. Querida Mariel, no sé por qué sospecho que ese hotel no tiene ascensores. Cuesta subir a las habitaciones, uno se topa en cada rincón con pequeños secretos, objetos minúsculos que nos revelan, un lecho desordenado de deseos, libros y fotos y películas esparcidas por el suelo. Incluso algunos bolígrafos sobre un cuadernito. En ese caos creativo -lo decís al final- el otro nos hospeda. El otro, cuando las puertas no están cerradas, cuando la hostilidad y la desconfianza no se han erigido, traza una hospitalidad que nos cobija y da sentido a lo que somos. Esa es la experiencia amorosa (y no digo sólo el erotismo: también la amistad, de vez en cuando, incluso, lo familiar): dar alojo en mí.
    Decía el viejo Freud que el "yo" no es "dueño ni de su propia casa". Nosotros somos huéspedes en nuestro propio ser.
    Y ahí viene, no sé si conserje o anfitrión, a recibirnos y reconstruir nuestros fragmentos, a pesar de la imposible sutura.
    La hospitalidad, amiga, esa improbable y necesaria política hacia el otro...
    Un fuerte abrazo,
    Arturo

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  17. Hay hoteles que parecen nada, un edificio gris, calcado del anterior y modelo del siguiente, cubierto de cemento y que alberga vidas anodinas. Pero entonces uno puede darse cuenta de que eso pasa porque mira demasiado abajo. Y a poco que alce la vista, puede observar la pura selva asomándose por las ventanas, sus colores brillantes invitando al mundo a resplandecer, y tremendamente bella, una tarada que baila en bolas en un balcón. Para sentir el aire, para rasgar lo innecesario, para llamar a los tarados a su fantástico hotel.
    Aviso a recepción para que me reserven siempre la plaza. Abrazos grandes como tu mirada.

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  18. ¿Sabes que hace sólo dos días en otro blog (genial quien escribe)está J Joplin con esa canción divina "Me and Bobby McGee"?
    Precisamente le puse un comentario acerca de ese hotel y la maravillosa canción de Cohen.
    Bueno, todo está empatado, querido Pájaro.
    Tan lejos y tan cerca.

    Te dejo la dirección por si quieres entrar.
    http://zenyza. blogspot.com

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