PÁJARO DE CHINA

domingo, 7 de febrero de 2010

DOMINGO - 5:37 AM

El remisero es albino. Los zorros árticos y los osos polares no son albinos. Simplemente, su pelaje es blanco. En cambio, Snowdrop fue un pingüino albino que vivió en Sudáfrica y en varios zoológicos hay pavos reales albinos cuya belleza disfuncional te corta el aliento. Son primos de un moro araña albino de Barranquilla y del legendario y difunto gorila Copito de Nieve. El albinismo implica una ausencia congénita de pigmentación que interrumpe la ruta metábolica de la melamina. Lo que me sorprende del remisero no es su albinismo, sino que de un ser tan blanco puedan salir cosas tan negras. 

Tarda en arrancar porque quiere estar seguro de cómo llegar sin equivocarse. Como si fuera posible. Le digo que siempre se puede preguntar por el camino. Me mira fulminándome. Arranca a paso de tortuga con un monólogo acerca de la geometría incomprensible de esta ciudad, poblada de cortadas imprevistas y diagonales absurdas, calles que no aparecen en las guías y señalizaciones reglamentarias en zonas desérticas. Justamente, lo más lindo. Pero no me atrevo a comentarlo. 

"Esto no tiene solución, porque la gente no piensa". Si el remisero albino es gente, no entiendo cómo escapa al rigor de la regla silogística. Tengo esa dificultad con Marx, también. Se supone que vio lo que nadie veía, ¿pero cómo esquivaba la superestructura?. Posiblemente el remisero albino sea un vanguardista o un clarividente y esta posibilidad empieza a cerrarme cuando pone quinta y empieza a esquivar camiones como si fueran de juguete.

Vamos a lo loco. H. dice, sin que se le mueva un músculo, que en la próxima curva se baja. "Yo, no". Comienzan las explosiones. "Es una bujía que está hecha mierda", dice el remisero albino. "Se descompone los fines de semana. Las cosas se descomponen los fines de semana, que son el meollo del desastre". Lo mismo con los matrimonios, pienso. Y con las almas (metáfora berreta, lo sé). Pero los fines de semana son letales. No por nada los suicidas suelen elegir el domingo a la tarde. 

Súbitamente aparece una ambulancia a todo vapor. "No podríamos tener más suerte. La seguimos", se entusiasma morbosamente el remisero albino. Es como si siguiéramos la estela de la desesperación por salvar a un moribundo. No sé si reírme o llorar. A veces me pasa en los funerales. Me tapo la cara con un abanico de colores, una supuesta réplica del que usaba la zarina Alexandra. Lo conseguí en una cueva de la Avda. Corrientes a cinco pesos. En un cajón donde languidecían las viejas y fracasadas colecciones "Los relojes del mundo" y "Muñecas de porcelana". Muchas veces me elogian el abanico. "Es como el que usaba la zarina Alexandra, pero lo conseguí sobre la Avda. Corrientes a cinco pesos", me apresuro a explicar, como justificando el hecho de tener un abanico así de llamativo con una tasa de desocupación que espanta. Podría decir: "Sí, es precioso" y punto. Quedaba como una reina. O una zarina. Pero no me sale.  

El sol pega fuerte. El remisero albino comenta que la radiación ultravioleta está al mango y que asistimos a una aceleración desenfrenada de partículas que nos destruirá. "Es su pie hundido en el acelerador lo que nos convertirá en fiambres", susurra H., con su habitual aplomo de monje zen. "Es nuestro destino", sentencia derrapando en las curvas el remisero albino. "Hacer mierda los mundos" (y que exploten, como la bujía). "Venimos de un mundo hecho pedazos, éste ya está hecho crema y a los del próximo ... que Dios los salve". Me pregunto si hay mucha diferencia entre el cerebro del remisero albino y el de Stephen Hawking.  

Vamos al encuentro del Señor Rodolfo. La madre del Señor Rodolfo no está. Y su padre murió hace tres meses de un golpe de calor. Están sus abuelos, Bolero y Berenice, que no pueden acercarse a la pileta porque, como todos los de su calaña, tocan agua y se van al fondo como una pesa de plomo. Nos recibe Bolero, que parece Russell Crowe en Gladiator pero lo tratás un poco y es más dulce que el pan con manteca y azúcar. Hace días que sueño con conocer al Señor Rodolfo. 

Bolero abre la puerta y me lo presenta. Sé, instantáneamente, que ese sujeto a la intemperie no puede ser el Señor Rodolfo. Está bien que Rodolfo tiene muchas "o", como aros abiertos al infinito o círculos para saltar pasándola bomba. Pero hay una ternura desguarnecida en ese cuerpo, un imperceptible temblor ahí, que elimina definitivamente la chance de un nombre finalmente tan formal, de cobrador de impuestos u oficinista con corbata. El ex-Señor Rodolfo está con su hermano. Tenemos que elegir a uno de los dos. Así es la vida y las consecuencias de las elecciones se tornan demoledoramente evidentes los fines de semana. 

H. está a punto de ponerse a llorar porque asocia espontáneamente el acto de elegir con una vocación discriminatoria. Miro a los dos hermanos. Me miran. El ex-Señor Rodolfo ha nacido con una melancolía irresistible en la mirada. Los dos caben en la palma de una mano. Los aprieto contra mi pecho. El ex-Señor Rodolfo me lame como si solo existiéramos él y yo y esa lamida compensara las geometrías demenciales, los caminos a ninguna parte, las bujías que explotan y los sentidos que estallan o se pierden en brutal caída libre el domingo a la tarde. 

"Es él", le digo a H. "Tiene que ser él". H. tiene los ojos húmedos. Lo acaricio (a H.). "No olvides que un perro de raza -como el hermano del ex-Señor Rodolfo- encontrará, invariablemente, alguien que lo cuide". Los que están en el horno son los desclasados. 

Al ex-Señor Rodolfo lo beso en la boca. Al hermano, también. Al ser elegido, el ex-Señor Rodolfo acaba de zafar de ir a competir a Colombia, cerca de donde vive el mono araña albino. "En un mes te vengo a buscar", le prometo al oído, frotando mi nariz contra su oreja minúscula. "Y no serás Rodolfo". Porque él solito irá eligiendo, como todos, el nombre que realmente le pertenece. 
      

15 comentarios:

  1. mereció la pena salvarse al autobusero loco porque el perro-que-ya-tendrá-nombre lo merece. claro, cuentas la vida con ese yoquéséqué que hace que nos apiñemos y mientras leemos la cuerda del autobús apretemos los dientes y el culo y frenamos el suelo para que no os vuelque y lleguéis sanos y salvos a conocer a x y soy yo el que se puso albino del susto del viaje pero y qué gusto cuando ya sabes que todo se resolvió etcétera

    besos,
    ò.

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  2. ...buen relato,
    además ya se lo que es un remisero.
    un beso.

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  3. Sanadoras, las lamidas de perro.
    Posteá foto del nuevo integrante, ASAP.
    Saludos.

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  4. Que perro el Albino. Ultimamente ando pensando, después de escuchar a Legrand filosofar, que las cosas blancas están podridas y lo negro es divino. ¿Eras dark en los 80?
    Viva Rodolfo, el aparecido!
    Un beso frugal.

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  5. ¡Nena,ya llega el cuarto y no conozco aún al tercero! ¿Para cuándo la postergada visita post-Roffé?.
    ¡Te extraño!
    Beso perruno

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  6. -El mesero es rabino
    -Deberías escuchar el disco de Mecko (Los Peores discos) con su banda bizarra, Fraticórnicos (te cuento un secreto, quizás Milton colabore en el próximo disco de dicha banda). El lp en cuestión se llama 'Albino Álbum' y es hilarante, amén de ser grandioso.
    -Siempre te leo.
    -Odio los remises y los taxis. Como no tengo auto ni sé manejar, debo conformarme con trolobuses, redes ferroviarias, jets y barcos.
    -Son tan lindos los perros
    -Te mando un besote

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  7. Siempre releo mis comentarios después de firmar, algo que la aprobación de comentarios me lo impide :( Perdón si firmé cualquier cosa

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  8. ¡A cien!
    Disertación más que pigmentada. Albinas la palabras, que se me quedan parcas y desparecidas.
    Besossssss

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  9. ¡Epa! Muy bueno.
    Un saludo.
    BLANCO (aunque no albino)

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  10. Qué belleza de cuento !! Me ENCANTO.
    Beso.

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  11. Los fines de semana son tan trágicos...yo me perdí ya. Makeda.

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  12. Voy a incursionar en el mundo de Kaki King.

    Querida Mariel, te recomiendo un disco: Carla Bozulich-'Evangelista'

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  13. Elegira su nombre, de la misma manera en que, seguramente, los eligio a vos y a H.
    Yo he experimentado el haber sido elegida por una criatura pequeña y pelirroja. Es uno de los amores de mi vida, que no pide nada y lo da todo. Un amor real. Me alegro por la decision de ampliar el circulo amoroso de tu casa. Te quiero.

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  14. a veces, tomando taxis, en el super, en una cola de banco, me siento albina, mosca en la leche,...por lo extraño, por lo molesto que resulta muchas veces opinar, pensar, sentir distinto a los remiseros albinos, los mirtalegran, los bancarios y vendedoras de boutique. Por suerte hay abanicos de colores que refrescan, y ex-Rodolfos que nos miman, a pesar de(o justamente por ) el albinismo!

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  15. Tierno. Me gusta ese perrito. ¡Qué alivio que sea ex-Rodolfo! Ese nombre suena serio, casposo y encorbatado.

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