Persépolis sucederá en cuanto la nombres.
No busques atrás. Es a tu lado
donde están sus palacios y sus ruinas.
Sus artesanos salen en fila de tu boca.
Sus fortificaciones y su puerta inconclusa
tiemblan como un reflejo en el río
suelto en el aire que atraviesa tu mano.
El cachorro corre,
busca y muerde la reja
cuando la temporada de dentición
se vuelve
insoportable.
Aunque lo sueñe hay dolor.
Aprieta la mandíbula.
Así se muerde el viento
para que no desaparezca
una ciudad.
Maravilloso. Me entusiasman las palabras cuando me confunden, como los teros, que gritan por allá pero ponen huevos acá. Y encima mi imaginación se deja llevar y veo al cachorro molesto, mordiendo hasta los tallos del helecho.
ResponderEliminarComo vivo en Cipolletti, y acá corre viento casi siempre, le doy el Oscar al final:
"Así se muerde el viento
para que no desaparezca
una ciudad."
Lo amplifico en Klamahama, te parece?
Saludos, Ariel
Tomo nota,
ResponderEliminarpara que no desaparezca...
Beso grande.
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ResponderEliminarVolver a esa ciudad dónde alguien es toda ella.
ResponderEliminarGracias doy a este Pájaro, por crear, reproducir y multiplicar belleza.
ResponderEliminarUffffffffff...muy mal...mi comentario no apareció o se murió en el intento. No se sabe, quizá lo mataron sin justificación. Pero lo cierto es que, sólo puede decir que amo este poema y que adhiero, como Ariel, a ese último párrafo maravilloso y contundente. Un beso.
ResponderEliminarCasi a diario hago una visita a tu ciudad
ResponderEliminary me quedo un rato escuchando su fantástico
viento (suena a Scriabin y todo vuelve a colocarse en su lugar después del crescendo)
Y todo gira a nuestro alrededor.
ResponderEliminarSin verlo, sin sentirlo.
Como siempre digo... terminar es más importante que empezar. Y esta poesía ilustra mi idea (que no debe ser mía).
ResponderEliminarSaludos desde Mundo Aquilante.
¿Es posible ser poeta?,Digo que es posible ser un pájaro que deja todos los días una de sus más bellas plumas para que nos hagamos un nido dónde guardar tanta intensa palabra.Es posible, si las plumas crecen día a día. Si se mudan, si se abastecen con más y más emociones.
ResponderEliminarSostengo al igual que Pereira que visito todos los días, tres veces el sitio sinólogo para recolectar y coleccionar tus palabras y que no desaparezca mi inquietud.
Además del piano y ese Ritcher, valores añadidos.
Un abrazo
Hay ciudades hechas de palabras y toda ciudad real tiene un doble en el lenguaje. Y, es verdad, que la mâs perecedera no es la que parece serlo. bellas imâgenes aquî. Pero las ciudades también desaparecen a diario, ante nuestros ojos (como el Parîs de Baudelaire fue desapareciendo a medida que él se mudaba de casa), a veces en silencio, si no hay quien les dé la palabra.
ResponderEliminarUn abrazo
Todo se mueve a nuestro alrededor y el cachorro muerde la reja en la emporada de la dentición.
ResponderEliminarMuy bonito y un gran abrazo Mariel
Precioso. Pensar en Persépolis me hace pensar en unas ruinas cercanas que me transmiten muchas sensaciones.
ResponderEliminarGracias.
Me siento viva entre las ruinas...Quizá me identifique con ellas....
ResponderEliminar¿Sobreviviré a tus palabras que todo lo dibujan con maestría de arquitecto de la lengua? Eso ya, es otro cantar....
Me inclino ante vos, sos maravillosa.
Y sigo caminando…
ResponderEliminarmientras tú muerdes el viento
que alguna vez fue mío.
Recuerdo que era frío y olía a océano
talvez lo pueda atrapar
aunque me tiemblen los pies en la arena.