PÁJARO DE CHINA

martes, 4 de mayo de 2010

VII.



(En la madrugada contacto a mi médium).


"Había una única estrella constante, noche y día, dentro y fuera de mis pupilas imantadas. Sus señales podían protegerme, consolarme o sumirme en un desamparo de hospital. Yo duplicaba tus movimientos decididos, como quien atraviesa una soga tendida entre dos rascacielos, guiado y modelado por la huella transitoria de tu perfume. No veía los cestos de basura a mi costado. Creía que la soga se acabaría un día y el perfume, jamás. Pero lo único que permanece en este mundo es la soga y las tiendas donde se venden los perfumes. Las tiendas se reciclan y se multiplican y la soga se acorta. Los cestos de basura no se mueven.  

Amaba tus zapatos de tacón y la delicadeza extraordinaria de tu cintura. Tu soberana elegancia que detenía o desataba la ciudad. Tenía que alzar los ojos para verte, porque así es como se ven las esfinges y los carteles en los escaparates sobre las avenidas. Lo irresistible se ausculta desde abajo. La mano se extiende y parece aferrar una respuesta. Y sólo roza la superficie de las cosas. La textura de una piel que es el mapa hacia la isla del tesoro, en un mar de confusión y desconcierto. El caramelo preferido en el flujo del comercio internacional.

Aunque mirara hacia arriba, te veía de espaldas. La capitana esfumaba las amenazas de la selva en la que se internaba el soldadito. Los árboles imaginarios se rendían al paso de la vestal.  Tenías que abrigarme, tenías que intentar que tu amante en miniatura se pareciera a un hombre, para que no me volara el viento.

P.S. Ahora solo hay árboles donde hay árboles. Me pregunto si exististe alguna vez. Tanta hermosura urbana, de diverso linaje. Las estrellas, como los dueños de todas las tiendas, esconden la cara".  


Foto: Consumer Relations, Dorothea Lange, San Francisco, 1952.

8 comentarios:

  1. Ahora sólo hay árboles donde hay árboles.
    Se me ha quedado esta frase grabada a fuego, tal vez porque siento que concentra toda la desolación pero también la esperanza de volver a recrear otra escena igual de poderosa.
    Vamos a ver qué se esconde entre los árboles, nada, todo, algo...

    Te abrazo en la mañana arbolada
    y sé que te encuentro

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  2. Pero a veces las soberbias estatuas son endebles, y monumentales los enanos de jardín.

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  3. Sí, yo también alzo mis ojos para leerte,estás arriba y escribes para mí, que soy la niña que te sigue.
    Ésta fotografía me produce una ternura inexplicable. La veo y casi tiemblo. Mi madre no me cogía en brazos.Cuando caminaba con los dos, me paraba y decía "me hacen mucho daño los zapatos", para que mi padre tuviese una coartada para llevarme en brazos. Mi madre decía "se queja para que la cojas, la tienes muy mal acostumbrada".Tenía tres años, y me acuerdo.
    En esas estoy, sólo quiero que me lleven.

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  4. Perdón por ese españolismo "coges"
    Me gusta a morir Jules et Jim, y Jeanne Moreau.
    Y más "medium".

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  5. Esa foto es impresionante! De lo mejor que ví.

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  6. Gray sons. Hijos grises, obturados, eclipsados, llevados de las narices por ese perfume de estrella indiferente y lejana.
    Obture, Dorothea. Usted sí.
    Escriba, Little Wing.

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  7. Precioso texto para un Edipo como Dios manda. Me gusta de principio a fin.

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  8. Hermoso relato lleno de ventanas. Me siento afortunada por descubrir tu mundo.
    Mil abrazos.

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