INTERMEZZO MUSICAL

Podrían cantar una canción llamada Cómplices. Pero en estado de complicidad están cantando Heroes. Cuando sea grande quiero tocar la guitarra como Adrian Belew. Un hombre puede ser tremendamente sexy aunque le arrime el bochín estético a Freddy Krueger, cuando se relaja, disfruta y se deja llevar.

Cuando sea aún más nena, saldré de noche con las colitas de Martha Wainright, la adorable hermanita de Rufus, que no se produce porque la va de Martha y es espléndida, aunque su perfil sea tan bajo que no se note. Cuando arranca su solo tocándose la cabeza, yo me toco la mía y muevo con ella la cintura, así. Cada día deberíamos bailar un rato, largo. Para bailar no espero ser más grande ni más nena. Lo hago todas las noches, descalza, con una tribu de cachorros lamiéndome los pies, las jogginetas mordisqueadas por su entusiasmo y una inoxidable camiseta Tres Ases. Soltando los pensamientos. Pensamientos, fuera. Es la hora del cuerpo.  

En esta casa virtual, todos entregan (tanto), todos son tan entrañables compañeros de ruta (te lo digo, Pompeyo, te lo digo, Azul, porque no tengo una dirección donde escribirles) que bien nos merecemos ser héroes, aunque sea durante un día.

Something (lo sé) will keep us together. Invertiremos la regla. And we'll beat them (¿no lo estamos haciendo, acaso, desde los márgenes?), forever and ever.