PÁJARO DE CHINA

jueves, 21 de octubre de 2010

SER MALOS


Esta noche muchas bocas políticas discuten a quién le arrojarán un muerto. Hay un nuevo cadáver en Argentina y ninguna boca política quiere que le caiga encima. O sea, es un muerto equivalente a una mancha, una pestilencia, un pedazo de carne podrida que nadie acepta tener en su campo. No habrá campo santo para este muerto. Mariano Ferreyra fue asesinado de un balazo en Barracas, en una manifestación pública en la que reclamaba el cumplimiento de derechos laborales.

Tenía 23 años. Tenía dientes, estudiaba Historia, le crecían las uñas, había trajabado como tornero y ahora estaba desocupado, tocaba el órgano, usaba pantalones con los que su madre no sabrá qué hacer, tenía hambre y también tenía sed, alguna vez habrá sentido que se hacía pis antes de llegar al baño, el sol le habrá pegado en los pómulos de una manera determinada una determinada tarde a una hora precisa, se cortaba el pelo.

La muerte deja un cuaderno de imágenes. No se lo lleva, no lo arrasa. Lo deja, para que oprima ciertos corazones hasta dejarlos sin aire. Deja también cinturones, libros, boletos de tren, monedas en los bolsillos, camisetas. Cada uno decidirá qué hacer con lo que la muerte deja. Los "recuerdos" y las "cosas" de los muertos.

Ya aprendí que vivo en un país que se especializa en matar a sus hijos. Cada tanto les arroja una limosna para que la cosa no se vaya de las manos o les entrega computadoras, para que vean en una pantalla lo largo y ancho que es el mundo que no les pertenece. Casi la mitad de los argentinos son pobres. A chicos pobres de toda pobreza, enterrados bajo cruces blancas en Puerto Darwin, les debemos esta democracia que implica, básicamente, poder decir lo que uno piensa sin que lo descuarticen o lo arrojen vivo y anestesiado al mar.

¿Qué boca política habrá tocado esta noche el timbre de la casa de Mariano Ferreyra, para abrazar, sin decir una sola palabra, a los que deben seguir adelante con un tajo en el pecho? ¿Qué boca política se habrá movilizado espontáneamente para consolar a quienes deben estar arañando las paredes resbaladizas de un pozo negro?

Presiento que ninguna. Porque las bocas hablan, pero no tocan. No se desplazan físicamente para estrechar un cuerpo, intentar sedar una cabeza trastornada hundiendo los dedos en su pelo, sentir una puntada insoportable en el corazón.

Las bocas políticas no tienen corazón. Hacen cálculos, revisan cuánto mide su imagen, encomiendan encuestas, contratan asesores y planifican fiestas para hacernos creer que quieren que seamos felices. Si realmente lo quisieran, no habría fosas comunes, ni cruces en Puerto Darwin ni millones de pobres.

La boca política carece de la emoción primaria de la empatía. Esa carencia radical y aterradora no se advierte en los diarios, sino en la cocina de la casa de Mariano Ferreyra, esta noche. No basta la retórica del repudio ni la promesa repetida hasta el hartazgo de hacer justicia.

En Vincere, la historia de la amante clandestina de Benito Mussolini y su hijo primogénito, el "bastardo", filmada por Marco Bellocchio en 2009, se entra a la vida del Duce en diagonal. El Duce es la hipérbole de la boca política. Empieza queriendo cambiar el mundo y termina convertido en carroña.

Las masas se rinden ante el líder carismático al que el poder no sólo vuelve una caricatura patética, sino una pura dentadura maquínica y ubicua. El actor que personifica al Duce no necesita actuar en la segunda parte de la película, el núcleo de su apogeo y entronización, porque el Duce está, en los diarios y los archivos fílmicos de época, los bustos de mármol y la arquitectura monumental que dejó a su paso, en todas partes.














Ida Dalser, la amante de un furibundo socialista anticlerical y antimonárquico que desafía a Dios con los ojos puestos en el más allá hasta cuando la penetra, la incondicional que vende todo lo que tiene para financiarle la carrera política dándole los billetes con los que se imprimirá Il Popolo d'Italia, termina encarcelada en un manicomio en estado de absoluta lucidez, cargando una pistola con una sola bala destinada al Duce y arrojando, a través de las verjas de un pabellón digno de un zoológico, las cartas que cuentan una verdad que nadie escuchará.











Su hijo, jamás reconocido por Il Duce, será entregado en custodia a un burócrata fascista y terminará imitando a su padre a la perfección hasta que su boca parezca quebrarse, como desfigurada por el pincel de Francis Bacon. Ahora será el mismo actor que interpretó a un Mussolini en ascenso el que interpretará a su hijo, cosido a muecas horrendas y totalmente loco, recluido en el manicomio en el que morirá a los 26 años.

El tono de Vincere es melodramático, grandilocuente, operístico. A ese tono sucumbió también la vanguardia futurista de Marinetti, encandilada por la tecnología del "progreso". Il Duce se comió a su hijo. Como en los cuentos infantiles, Il Duce era un lobo malo, con la diferencia de que en la realidad los lobos son buenos y no se comen a sus hijos y los hombres, sí. Especialmente cuando chupan ávidamente el veneno del poder en cuyo ejercicio brutal han sido adoctrinados.

En Il Duce había maldad y, en su hijo, demencia. Sólo la demencia es inimputable. La maldad es el conocimiento e ignorancia olímpica y a conciencia del sufrimiento del "otro": la anulación del "otro", convertido en un número alienado y codiciado a la hora del voto en la urna.

No creo una sola palabra de todas las que salgan de bocas políticas que no hablen con números confiables a la vista. Maldigo esas bocas (y su corte de babeantes bocas adictas repetidoras de discursos vacuos en cadena) que ni siquiera pueden imaginar, a esta altura, lo que es echar palas de tierra sobre un cuerpo de 23 años.

No conozco otro límite para aspirar a algo mejor, en un país que alimentaría a unos cuantos otros y donde se regalan subsidios de escándalo, las rentas de toda clase crecen y se extranjerizan sin gravámenes ni restricciones, se pagan deudas ilegítimas sin revisarlas y el aparato represivo del Estado se cobra 1 muerto por tortura o gatillo fácil cada 28 horas, que no sea la voluntad política.

Es porque esto puede ser mejor que Mariano Ferreyra estaba ayer en Barracas, luchando por lo que le correspondía a sus prójimos. A la verdad que quema se entra oblicuamente. Mariano Ferreyra no estará en Tecnópolis y dudo de que hubiera estado. La verdad en nombre de la que tantos mueren y otros tantos languidecen en vida está en los apuntes, el torno, los pies, el arco de la cejas y la temperatura de las manos de Mariano Ferreyra, multiplicado en todos los que quedan para redimir la bala que le partió el tórax.





Imagen: Alberto Heredia, serie de los Amordazamientos.

10 comentarios:

  1. Matamos a nuestros hijos, es así. Pero estos son los muertos que no le interesan, no a la "clase" política (no creo que exista una clase política) tan vituperada, sino a aquellos que no quieren revolver en el pasado porque es como una molesta basurita en el ojo.

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  2. Lo siento por Mariano, además que nombre tenía, tan próximo, verdad Mariel. Me conmueves estoy con él y contigo. Aquí también se desprotegen a sus hijos y se les mata y se les remata. Mi amigo Paco "elpoeta", tienes un libro suyo, su mujer iba en los trenes del 11 de marzo, murieron 194, y hubo 2000 heridos, uno de ellos fue su mujer (estuvo en la UCI, seis meses con todo un lado de su cuerpo abrasado, sin oreja sin pelo sin……….), persona que sobrevivió después de cientos de intervenciones quirúrgicas, y digo bien cientos porque lleva así más de 7 años. Ahora le han dicho que no hay dinero para pieles en la pierna y que se verá que se puede hacer, sugiriendo que ellos mismos se paguen las operaciones. Ellos que gestionan esa sanidad fueron los que con sus actos hicieron que pusieran las bombas a esas personas corrientes en la mañana del 11M que cogían los trenes. Trenes de muerte, sanidad de mierda y políticos mal nacidos. Aznar se hizo la foto de las putas Azores y todos ellos, los 194 muertos y los 2000 heridos pagaron el revelado. Ahora ya no hay dinero ni para sanarlos..............

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  3. soy mamá...y cada mañana cuando mi hijo mayor sale a trabajar y estudiar...al saludarlo, lo miro, pensando que quizá sea la última vez que lo haga.
    siento esa sensación de que estamos rodeados, y nada puede sorprendernos...y qué ironía!!! nos estamos acostumbrando a esta imágen de muertos, cifras y todo ésta mierda!!!
    no quiero esto para mis hijos...pero, la indiferencia de quienes pueden hacer algo, no les permite hacerlo. qué dolor!!!
    kisses

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  4. Pájaro, me has dejado temblando.
    Aquí también nos dan limosnas y nos regalan computadoras, y no nos matan porque, por el momento, aún no salimos a la calle.
    :(

    Besos.

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  5. Yo vivía en el país vasco y ví muchos muertos, demasiados muertos. Mi patria no existe, la única que conozco se llama empatía. Y después de muchos muertos oía decir "expresamos nuestra más enérgica repulsa", siempre lo mismo. Hasta que un humorista, esos filósofos de lo cotidiano, dibujó una viñeta que expresaba muy bien toda la ignominia política "Se prohibe matar bajo enérgica repulsa".Mientras, negociaban con cadáveres.
    Besos Pájaro, cómo bien dices "los pantalones, la camisa, será lo que le quede a su madre"
    Siempre estás, siempre aciertas, siempre hablas de lo qué hay que hablar.

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  6. Mariel, me he enterado de la noticia por el blog de Curiyú y he ido corriendo a visitar Página 12. Me parece tremendo, inaudito, horroroso y terrible. Lo siento por Mariano, por su madre, por los argentinos y las personas que creen en sus derechos. No tengo palabras.
    Un abrazo

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  7. El dolor por una muerte como la de Mariano nos atraviesa de todas las maneras posibles. Los análisis de hoy probablemente nos separen.

    Las bocas políticas no tienen corazón.
    Estoy de acuerdo.
    Pero faltan algunas otras bocas en la lista:
    Las bocas periodísticas, las monopólicas y las que se dicen progresistas
    Las bocas de los noticieros
    Las bocas de la Iglesia
    Las bocas del campo y la mesa de enlace
    Las bocas empresarias
    Las bocas de la cultura que lejos de ser solidarios se oponen a los subsidios miserables a los pobres pero reclaman millones para sus películas, sus cuadros, sus libros, sus investigaciones, etc.

    Mariano no estará en Tecnópolis, ni en el Colón, ni en el BAFICI, ni en las tertulias de las librerias de Palermo.
    Mariano ya no está.

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  8. Qué bien lo hicieron, Pájaro, qué bien nos la hicieron... Un país especialista en matar a sus hijos. Y sí. Una gorgona, una Medea a la que se le caen los dientes cuando tuerce la sonrisa, eso es la Argentina. LA Argentina.
    Muy duro lo que contás. Muy duro lo que me recordás y, sobre todo, me reccordás que si voy tendré que ir con los dientes bien apretados.
    Ufa......... me voy a dormir dolida.
    Pero :+

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  9. Pero además la boca que callaron también era política, la boca que reclamaba, reivindicaba, acompañaba, igual que las bocas que gritaron ayer en la marcha. Otras bocas, con otras voces...

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