PÁJARO DE CHINA
martes, 5 de octubre de 2010
XIX.
Contener la respiración detrás de la cortina.
Taparse los ojos debajo de la mesa.
Sostenerse el pulso dentro del ropero.
Esconderse en el tambor del lavarropas.
Durar.
Encogerse entre la taza y el plato.
Acurrucarse en el aro del llavero.
Envolverse en el dobladillo de la falda.
Curvarse en posición fetal en las narinas.
Durar.
Retroceder hacia el hueco de las orejas.
Enroscarse en el fondo del paladar.
Replegarse en la cueva de la vagina.
Meter las piernas, esforzándose, en el ombligo.
Durar.
Tirar los cuchillos y las tijeras.
Recoger un diente, partido.
Mirar el diente, inútil, entre los dedos.
Mirar a duras penas.
Tocar las penas duras.
Ceder, ahogarse y vomitar.
No tener documento ni pasaporte.
Si el picaporte se mueve, temblar.
No poder moverse sin la correa.
Hablar a quien ha venido a visitarnos.
A ella ya le borraron la cara.
Prometer.
Foto: Larry Clark.
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¿Qué es un poema?
ResponderEliminarEs escribir con sangre y no restañar la herida. Es ahondar en las cicatrices y diría que es lo que tú haces. Poemas, que se quedan como cicatrices en las pupilas del que las lee. Me ha salido cursi pero auténtico.
Estoy recopilando para maquetar un librito.
Gracias, gracias. Besos otoñales con luz velazqueña.
Tremendo, Mariel, no se puede captar mejor el miedo ni la supervivencia que doblega y somete.
ResponderEliminarUn beso.
Durar.
ResponderEliminarPrometer.
¿Como puede ser que cumplas de esta manera?
Me hechiza tu escrito, quiero ser un pájaro.
beso!
y tantas mujeres viven así...con tanto miedo y en el espejo no saben a quien ven...
ResponderEliminarQuerida Mariel, ¿qué sería si un poema no se inclinara para levantar a quienes sufren toda esta violencia ciega? No sé si pueda alguna vez alzar a esos seres dañados, pero ¿cómo podría desistir de intentarlo? Acompañar al menos: que su dolor y su miedo no queden enjaulados; que su pena sea remitida, también, a esa situación histórica en la que unos arrasan a otro/as y el sufrimiento no responde a ninguna metafísica, sino más bien a una "microfísica del poder" en la que algunos se han erigido en soberanos.
ResponderEliminarComo sea, siempre me pregunto cómo es posible que todo ésto no sea solamente una terrible pesadilla. Mientras, tu poema abraza toda esa indefensión...y yo no puedo más que abrazarlo.
Otro abrazo para vos,
Arturo
El Ministerio de Igualdad tendría que pasar por este espacio y prohijar estos versos.
ResponderEliminarO tener una mano que se cierre y donde quedarse para siempre, cálida y confortablemente.
ResponderEliminarLa poesía es un arma con futuro, está claro. Perfectas las imágenes, tan duras y tan delicadas, buscando el detalle.Perfecta esa llamada a despertarse a ese sometimiento con el que viven ciertas, muchas mujeres.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo fuerte.
Ceder, ahogarse y vomitar.Ceder, ahogarse y vomitar.Ceder, ahogarse y vomitar.Ceder, ahogarse y vomitar.Ceder, ahogarse y vomitar.Ceder, ahogarse y vomitar.Ceder, ahogarse y vomitar.Ceder, ahogarse y vomitar.
ResponderEliminarDura la tarea de entrar en el sometimiento y voltear las sombras del amor y la conversación (y no creo que sirva decir que en este "ceder, ahogarse y vomitar" nada hay del amor y la conversación).
La quiebra. Duele tu palabra.
Un hermoso texto cerca del dolor.
ResponderEliminarTriste, tristísimo.
ResponderEliminarLo dices todo.
Mientras, cerca, aquí al lado, enfrente, más allá, ella recoge un diente.
Te abrazo
Tus imagenes lo dicen todo y se me encoge el corazón.
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