PÁJARO DE CHINA

sábado, 20 de junio de 2009

LET ME SING YOU A WALTZ

Si yo fuera hombre y me cantaran este vals, con cara de recién levantada y empuñando una guitarra doméstica, se me caerían los pantalones. Soy mujer y se me aflojan las babuchas de la ternura. Pocas parejas cinematográficas han tenido la carnadura amorosa de Jesse & Céline en Antes del Amanecer (1995) y Antes del Atardecer (2004), ambas de Richard Linklater, iluminada por la piel translúcida de Céline y su aparente capacidad de atravesar las paredes y vivir al borde de la disolución material. Pareciera que en cualquier momento Julie Delpy se evapora. Pero no. Cuando viaja en avión debieran arroparla y colocarle un cartelito que indique "frágil", aunque uno sepa que de frágil tiene solo ese aspecto de chica a la que le tocaron el timbre y salió como estaba. En Jesse y Céline la vida y el arte eran inescindibles y profanos y en esa alquimia espontánea residía la clave de su conexión. Jesse y Céline vivían atravesados por citas musicales, literarias y cinematográficas, que irremisiblemente vinculaban a sus propias experiencias personales, confirmando la esterilidad del arte cuando va divorciado de los acontecimientos mínimos de la existencia. Ninguno de los dos entraba a una biblioteca, un cine o un museo, esos espacios institucionales de divulgación de un saber específico, dotado de un lenguaje, una tradición y un repertorio. Lo artístico vivía dentro de ellos, mezclado con sus vidas, constituido en material fundante de las mismas y transmutado con una simplicidad absoluta por la sensibilidad con la que podían anudar una imagen célebre con una anécdota privada.
La naturalidad de Julie Delpy es la misma con la que las chicas parisinas trepan al subte luciendo intrépidas bufandas y turbantes sin que a nadie le importe, ni siquiera a ellas mismas. Julie no se ha conformado con ser filmada por Godard, Carax, Jarmusch o Kieslowski: ha empuñado la cámara como Céline la guitarra, ha escrito y ha cantado. En mi cuarto, tendida en el piso boca arriba, gasté su álbum Julie Delpy, imaginando el reverso enigmático de esta chica plural. Porque, en cierto modo, Julie es un ángel cuyas alas pueden tornarse negras. Por eso no me sorprendió nada, nada, que eligiera filmarse como la desquiciada húngara Erszébet Báthory, aquella condesa sangrienta narrada por Valentine Penrose y Pizarnik, obsesionada con la eterna juventud y fascinada con el reclutamiento de jóvenes doncellas vírgenes, brutalmente martirizadas en la sala de tortura subterránea del castillo, para su regocijo desde el trono y la renovación puntual de su stock de copas de sangre.

La mirada de Julie puede convertirse sutilmente en la de Erzsébet, resuelta y extraviada. La viajera angelical se transforma en aristócrata homicida y no hay vals que valga.
Le falta el hilo de sangre escapando de la comisura de los labios.
Julie es un pájaro transparente que transmite colores y altera delicadamente mis estados mentales. Buscaría inmediatamente mi guitarra para sentarme en el andén de una estación y cantarle el vals que la retenga, mientras se aleja el último tren y ya no sé mi nombre.

5 comentarios:

  1. Mariel, querida, qué delicia...

    "...iluminada por la piel translúcida de Céline y su aparente capacidad de atravesar las paredes y vivir al borde de la disolución material. Pareciera que en cualquier momento Julie Delpy se evapora. Pero no."

    Progresivamente, nos enamoras de Céline, de su transparencia, de sus lánguidas tardes de recitar poesía y, cómo no, de su vals, que ya amábamos antes de oír.

    Si yo fuera transparente, cantaría para ti el vals que no permitiera que me dejaras marchar, quemaría mis alas negras de ángel, y te agradecería con una poesía al atardecer que hayas querido inaugurar el "Ellas" con mis colores...

    (Tomo nota de la recomendación y corro a buscar ese film. Gracias)

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  2. Susana, el film te va a encantar. Los dos. Antes de que amanezca. Antes de que anochezca. Es curioso y especular que mientras vos subías una entrada arrolladora denunciando la opresión femenina, yo subiera una muy sencillita hablando de una mujer-pájaro que te libera. Hay tardes en que necesito ser leve como un pájaro y escuchar cantar a Julie. No te dejaré marchar, aunque no me cantes ningún vals, dalo por hecho.

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  3. Muy bella tu forma de escribir como siempre.
    Amo esas dos pelis. Más me gustó que el guión de la segunda lo escribieran entre todos y se pasaran los borradores por mail.

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  4. Sí, Marianex, son inolvidables. Y tenés razón, la segunda es un proceso creativo compartido, vía mail. Me había olvidado de esto. La belleza de las redes virtuales ...

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  5. De las dos películas,vi solo esta y me encantó. Tiene todo lo que me gusta de una película. Me gusta lo que leo en tu blog.Un beso

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