PÁJARO DE CHINA

viernes, 10 de julio de 2009

CYCLOPS

Para Bash, arqueólogo y amante de la diferencia.


En casa viven cuatro perros. Tres de carne y hueso y uno de peluche. Como los tres de carne y hueso están obsesionados con el cuarto, hubo que ponerlo en una habitación sobre la tele, a una altura a la que los otros tres no pueden llegar. Como el azar no existe, su compañía es una novela de Julian Barnes titulada "Nada de qué asustarse". Cyclops es tan adorable a simple vista (conveniente giro semántico) que usualmente los visitantes tardan un poco en alejarlo, con cierto espanto, al descubrir su grado máximo de singularidad: tiene un solo ojo. "Te vino fallado", me dicen. "Se le perdió un ojo o se lo arrancaron". "Se olvidaron de ponérselo". Tengo que responder por enésima vez: "Cyclops nació así".

Cyclops es el primer ser que veo cuando me despierto y el último que me mira antes de dormirme. Está en diagonal a mi cama y reina sobre mi costado. Por Cyclops siento devoción. Como todavía estoy en tránsito, Cyclops es mi declarado "objeto de transición", sin pudor ni reservas, especialmente cuando el mundo se nos pone homogéneo y nos azota con su tranquila previsibilidad. Nuestras vidas están marcadas, para bien o para mal, por el desvío y por el sobresalto. Mi falla es invisible a los ojos (como el amor que preconizaba El Principito desafiando a la sociedad de consumo) pero yo sé que la tengo y eso me alcanza y me sobra. La de Cyclops es evidente (otra paradoja del lenguaje) pero él no la registra. Asumo que no es consciente de ella, aunque con los seres de otro reino nunca se sabe. Somos cómplices de fallas inversas y altamente constitutivas de nuestra identidad.

Pero no es solo por esa razón que he elegido a Cyclops para aferrarme a su cuerpo y hundirme en su única pupila cuando no puedo dormir. Estas son las otras:

Cyclops subvierte el orden de la naturaleza y el estado ordinario de las cosas. Si bien visto de cerca nadie es normal, la anormalidad de Cyclops se ve de lejos y no se discute. Cyclops es la prueba viviente de la excepción a la regla y la desobediencia al mandato de su especie. O sea: Cyclops abre las puertas a otro mundo y toma por asalto el Palacio de Invierno.

Cyclops vive gozosamente con su anomalía. Mientras muchos perros con dos ojos se deprimen y consideran que todo está perdido, Cyclops parece sonreír y practica el arte de mover la cola.

Cyclops porta su supuesta tara como un trofeo. Tiene el don de convertir la patología en un atributo extraordinario. Dobla la apuesta y exhibe su signo inesperado con elegancia, transformándolo en la clave de su belleza desordenada y asimétrica. Es como si hubiera elegido tatuarse un reino sobre la cicatriz.

El ojo céntrico de Cyclops no es el centro de su vida. Es solo un elemento entre muchos otros. Cyclops no gira alrededor de ese ojo, sino del jardín.

A Cyclops le encanta vivir en comunidad. No le gusta estar solo, salvo cuando quiere. Su reminiscencia inmediata a Polifemo no le impide acercarse al prójimo. El problema es del prójimo pero no de Cyclops.

Goza de inmunidad frente a la lógica binaria del premio y el castigo. ¿Qué más puede pasarle? Si el castigo existe, ya lo tuvo. Ahora solo queda disfrutar de los premios.

Está considerablemente liberado de la culpa católica y burguesa, así como de todos los mandatos familiares y sociales de rigor. Desde el momento en que te toca en suerte un solo ojo, sos mucho más proclive a violar las reglas.

Ya no presta atención a su protagonismo seguro en los safaris a lo bizarro y la tendencia generalizada al morbo. Esa indiferencia lo libera (adviértase cómo se suman las liberaciones) de la tiranía de la mirada ajena y, por ende, de la preocupación por el "qué dirán". Cuando vos fuiste, Cyclops ya volvió.

Ha desarrollado una tendencia creciente a la intrepidez. Después de aprender a mirar la vida con un solo ojo sin que la vida se le parta al medio, uno se anima a todo. Es como si hubiera recibido clases de apoyo o tenido maestra particular en materia de supervivencia, o nacido con un airbag extra para amortiguar los golpes.

Lame con especial ternura las caras inusuales, porque sabe lo que es tener una. Aprecia intensamente la diversidad, porque a él le tocó redoblada. Cyclops no discrimina ni comulga con las clasificaciones, las instituciones y las jerarquías.

Queda claro, supongo, por qué Cyclops es el compañero ideal en este mundo tan insensible con los Polifemos. Las razones de mi amor por Cyclops son también un decálogo de buena conducta.

Después de buscarle el ojo que le falta, los visitantes exclaman: "¡Es de Ripley!". Ahora empiezan a entender. "Fue de Ripley", digo. "Ripley tuvo un Cyclops. Era el que más amaba de todos sus perros".

A veces, cuando los otros tres se duermen, le aviso a Barnes y bajo a Cyclops de la tele. Especialmente cuando hace frío y nos preguntamos por qué no habremos nacido como los demás. Lo apoyo sobre la almohada y nos miramos un rato, entrelazando los tres ojos. Entonces recordamos las palabras de un hombre al que un ojo se empeñaba en fugársele a un costado y nos decimos que lo que importa no es lo que nos pasa, sino lo que decidimos hacer con eso. Sonreímos y nos vamos quedando dormidos. La noche nos acuna y nos contiene.

Existen tantas maneras de mirar.

9 comentarios:

  1. Ohhhh, gracias por acordarse de uno a la hora de realizar una apología tan acertada de la diferencia como esta!

    Había oído hablar de Cyclops previamente, pero ahora lo puedo ver con mis propios ojos! Subvierte y descentra. Tampoco es un ciclope al uso, atento contra el eje y la simetría. Nos inclina la cabeza. El ojo descéntrico de Cyclops no es el centro de su vida, el ojo descentrico de Cyclops tan solo es el centro de nuestras miradas. Cierto, existen tantas maneras de mirar.

    Ahora lo pienso
    Y busco analogías
    Recuerdo cuando soñé con un pájaro turquesa de un solo ojo
    Haciendo temblar los cimientos
    Enjaulado en el alcantarillado de una habitación ignota de mí casa.

    Otra de mis sempiternas filiaciones es The Residents. No sé si los conocerás, ellos no son ciclopes, simplemente portan sobre sus hombros un enorme y único globo ocular. Céntrico, si. Pero orgulloso y inclinado radicalmente hacia la anomalía. Ellos también revisitaron el fenómeno del Freak Show, edificaron comunidades de vecinos sonoras dignas del mejor Lynch, hicieron y hacen apología de la diferencia.

    Para muestra dos botones… Skinny es un Cyclops:

    http://www.youtube.com/watch?v=h0chizIdYXA
    http://www.youtube.com/watch?v=krmowThBYUk

    Besos Trobriandeses

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  2. ¡Me encanta! Un perro uniocular y su ciclópea posición en el mundo... delicioso, esta entrada me la guardo como algo muy especial.

    En mi cuarto, un gato de peluche preside mis insomnios. Sus orejas me indican su estado de ánimo. Se lleva muy bien con el gato de verdad, que acostumbra a dormir en la cocina.

    Qué bueno tener animales y aprender esas formas de mirar, Mariel.

    Abrazos

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  3. No sé por qué pero al mirar con Cyclops el mundo me he acordado de Campanilla.

    "Campanilla no era del todo mala, mejor dicho, aunque a veces era muy buena, ahora obraba como si fuera mala. Las hadas no pueden ser sino malas o buenas, porque como son tan pequeñitas no tienen, para su desgracia, sitio para albergar un sólo sentimiento. Les está permitido, no obstante, cambiarlo rápidamente" (JM Barrie: Peter Pan)

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  4. Bash: ¿De quién podía acordarme, sino de vos? Es cierto, ¡Cyclops nos inclina la cabeza! Hay que mirarlo bien para darse cuenta. Estoy empezando a escribir un cuaderno de sueños. ¿Te puedo robar el del pájaro turquesa? Había escuchado a The Residents, pero no los había visto. Me había perdido más de la mitad. ¿No parecen ópera contemporánea? Lynch se sentiría muy a gusto entre estos personajes. Duchamp se parece a Skinny (y no al revés). Besos-para-que-Trobriand-no-desaparezca jamás.

    Stalker: Tenés dos gatos ... que te cuidan. ¿Cómo se llaman? Y uno registra los estados de ánimo, como un pequeño sismógrafo espiritual. Estoy imaginándome sus orejas. Apuesto a que les gusta la poesía. Besos felinos.

    Lug: Mr. Barrie es primo hermano de Mr. Lug. Mr. Lug sabe que en todo cuento de hadas hay uno de terror. Las hadas pueden ser muy malitas. Quiero un cuento de Mr. Lug sobre un hada psicópata. Las hadas son realmente bicéfalas. Besos de Lado A/Lado B.

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  5. Mariel: fíjate que no tienen nombre, aún no he aprendido, o no se me concedió, el don (o la tiranía) de bautizar. Están ahí, en su infinita e innominada singularidad-gato, el gato de peluche hierático, y el gato Gato (lo llamo, a veces, así) es mi maestro desde hace años. El alumno nunca lo ha superado, evidentemente.

    Abrazos

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  6. Stalker, no es extraño, les has dado la suprema libertad de no tener nombre, porque un gato es un gato es un gato es un gato ... Ven aquí, Gato. No me cuentes tus secretos, Gato. Custodia, Gato, los míos .... El Fundador de la República de Marienbad tiene un Gato y un gato también ...

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  7. Mariel me ha encantado leer esto.Es precioso.
    Me he guardo estas palabras: "especialmente cuando el mundo se nos pone homogéneo y nos azota con su tranquila previsibilidad."

    Te felicito.

    Yo no tengo ni gato, ni pájaro, ni perro. Pero sé que son unos seres excepcionales y que hablan como nosotros.


    Un abrazo.

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  8. Es cierto, Duchamp se parece a Skinny.
    Siempre nos perdemos alguna mitad.
    Robamos pajaros turquesas, ajenos o propios.
    Y nos dislocan la pena.
    Sabeis, Gato tambien es un nombre.
    No nos liberamos de ninguna de las maneras.
    Hermanos. Perros. Gatos.

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  9. Lola: ¡Bienvenida! Qué alegría tu paso por esta casa. Lola que es topa y es ave al mismo tiempo. Lola que medita y calma su cabeza con su cuerpo entrenado en el silencio. Lola que entra y sale de la cueva de topos como un ave, con destellos de luz. Gracias por venir, Lola, me tendrás de visita esta noche. Besos que baten las alas.

    Bash, implacable Bash: Touché. Sí, nadie escapa a la taxonomía. Hombre. Mujer. Humano (no animal, no planta). Por eso buscás constantemente seres limítrofes, que escapan al sello y el candado de la definición. ( _________ )- vos completás el blanco.

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