PÁJARO DE CHINA

domingo, 26 de julio de 2009

PARA QUÉ TE ENVOLVISTE


Por favor decime para qué te envolviste, porque no estoy muy segura de lo que hay abajo. ¿Te envolviste para protegerte, como envolvemos ciertos libros, diplomas o juguetes? Puede ser. Pero si es para que no te rocen las esquirlas de las catástrofes ajenas ni te alcance la lengua del gato negro de la desgracia, para que no te despeine el viento de la incertidumbre ni te moje la ola de la desesperación, más que envolverte te blindaste y tu envoltorio equivale a una mortaja. Te olvidaste de que nadie nos prometió un jardín de rosas y de que no estás muerto hasta que estás muerto. No podrás evitar el nudo del dolor atravesado como el cadáver de un pájaro en la garganta. El envoltorio se te pegará como alquitrán y no podrás quitártelo, por más que quieras. El reloj no funciona en sentido inverso. Tendrás la piel avejentada de los cocodrilos y se te pudrirá la boca. Darás muy mal olor. Tu envoltorio es un escudo de hojalata oxidada. Llegarás tarde a todos los circos. Encontrarás las sobras de la fiesta. Querrás saltar pero no habrá precipicio ni montaña. Porque lo tuyo no es prudencia ni aristotélico justo medio. Tampoco es cobardía. Es avaricia de orgasmos y de espasmos, la avaricia de quien se guarda el vuelto y termina en coma irreversible por sobredosis de cuidado. Miserabilidad.


Si te envolviste para que no te reconozcan tus antiguas amantes malheridas ni los acreedores que quieren cobrar su deuda, tu envoltorio es el pasaporte de la fuga. Date vuelta porque en alguna parte tenés el sello de migraciones. Si sos ladrón de banco, te perdono y hasta te homenajeo. Pero si sos de lo que embisten y no se detienen a reparar las consecuencias del estrago, envolviéndose para volverse irreconocibles, desfigurándose para salir ilesos, yo me voy. Ya viví un poco y sé lo que me espera, lo que no puede esperarse. De envoltorios de cartón pintado, como vos.


¿Te envolviste para jugar un rato? ¿Para experimentar con el paisaje y desordenar la gramática de los manuales? Bienvenido. Te estás travistiendo para desbordarte, para que te adivine y se me agudice el tacto como a los ciegos. Te estás moviendo para seducirme. En el fondo querés que te arranque el envoltorio con los dientes. Me asomo y veo las flores de colores que flotan en tu fondo que es cada vez más hondo y no hago pie. Te veo a contraluz y te vislumbro. Te ofrecés para que vaya a buscarte. Mostrás y no mostrás para que te descubra. Te envolviste para desenvolverte y desarmarme. Para que te ame resuelta y desenvuelta, finalmente despojada de todos mis envoltorios. Te envolviste para ser rasgado y penetrado, para deshacerte de todas las circunstancias que te envuelven y venir hacia mí. Porque el único envoltorio bello es el efímero. El que uno se pone para salir a pasear y creer por un rato en lo increíble para quedarse, después, tibio y desnudo.

Arboles envueltos, Christo y Jeanne-Claude
Fundación Beyeler y Parque Berower
Riehen, Suiza, 1997-1998

7 comentarios:

  1. Irreductible: ante ti sólo se tolera al que se cubre por supervivencia ante el paseo, un cubrirse lúdico o entregado. Ninguna cobertura escapista o para no dar la cara ni ante sí mismo. Tu texto, tu voluntad, tus demandas: diáfanas a pesar de sus riesgos.

    Una aterriza en el Pájaro y sabe que únicamente puede cubrirse con tu claridad. El viento Mariel entrega al tiempo que desprovee. Infinitamente gracias...

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  2. Mariano: ¡Lo maravilloso es que estés ahí!. Sos plenamente correspondido.

    Susú: Ninguna de las dos toleraríamos otro tipo de coberturas o envoltorios. Luminoso domingo con la reina. Besos con sol de invierno.

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  3. Me envuelvo en lo bueno y en lo malo que citas, para evitar los arañazos del mundo y para mayor gloria de la hipocresía. A veces también por amor al juego y a la tontería. Son varias las personas que me han subrayado la quiebra profunda entre cierta imagen que ofrezco (amable,convencional, grisácea) y la otra imagen, aquella con la que escribo, y que no tengo razones para suponer que es más yo (aunque me guste más y sea más interesante).

    A veces me envuelvo por todo lo peor del envoltorio: para negar-me y matar-te.

    Las obras de Christo y Jeanne-Claude siempre me han resultado interesante. ¿Por qué cubrir cuando, en la mayor parte de los casos, se sabe lo que se oculta debajo? ¿Se cubre como quien tapa muebles porque abandona la casa? ¿Se cubre para contrastar la resistencia de la memoria, la fidelidad a una imagen, la fortaleza de la espera?

    Sueña Mariel con danza cósmica de máscaras que, al final del baile, se dejan caer y se muestran como juegos que abren armónicas amistades, amores y ciudadanías. Bicéfala sueña también -porque el sueño es de Mariel - pero muy pronto se encierra en su caparazón rezando, imprecando y blasfemando. Tanto optimismo y amor por la humanidad estuvo a punto de constreñir sus vísceras.

    ¡Sigue, sigue, sputnick!

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  4. No esperaba menos, Mr. Lug, de la Bicéfala. ¡Será por eso que la quiero tanto, porque nos une el amor y también el espanto! A la Bicéfala la espanta a veces el amor y al Pajáro lo espanta el espanto, pero se rinde a sus pies, aunque tantas veces le haya rozado la nuca y le haya echado la soga al cuello (el espanto al Pájaro, se entiende).¿Por qué cubrir? Por todo lo que sabiamente intuye la Bicéfala. Beso sus vísceras constreñidas, que me ayudan a seguir, seguir, con mi Sputnik de cabotaje, oxidado y blasfemo (aunque no se note).

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  5. En ese tiempo los pánicos eran frecuentes, y pocos días pasaban sin que una aldea a otra registrara en sus archivos algún acontecimiento de ese género. Estaban los señores que guerreaban entre sí; estaba el rey que hacía la guerra al cardenal; estaba el Español que hacía la guerra al rey. Luego, además de estas guerras sordas o públicas, secretas o patentes, estaban los ladrones, los mendigos, los hugonotes, los lobos y los lacayos que hacían la guerra a todo el mundo. Los burgueses se armaban siempre contra los ladrones, contra los lobos, contra los lacayos, con frecuencia contra los señores y los hugonotes, algunas veces contra el rey, pero nunca contra el cardenal ni contra el Español. (A. Dumas: Los tres mosqueteros)

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  6. Bicéfalo, será que la burguesía no carga jamás contra el rey ni contra el Español. Será que ese es el problema. Será por eso que así estamos. Besos guerreros.

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