PÁJARO DE CHINA

sábado, 29 de agosto de 2009

EL PAÍS DE LOS CULOS ROTOS


Cindy Sherman, Untitled # 258, 1992

Vivo en un país obsesionado con el culo. El culo ha asumido una identidad propia en el marco de un cuerpo cosificado y desmembrado como una res: es la parte emblemática erigida en todo y convertida en ícono de nuestro Estado-Nación. El culo como significante colectivo e inevitable, dado que todos portamos uno susceptible de ser condenado, idolatrado y, en ambos casos, finalmente roto. Un culo-receptáculo de ansias múltiples, que simultáneamente succiona el ojo que lo mira y se convierte en observador. Sí: un culo fantasmático nos observa, como una luna partida y duplicada, de cuyo orificio insondable chorrea sangre.

Las muñecas tienen el culo cerrado. El agujero del culo se suprime en el imaginario infantil (inundado por visiones epifánicas de la propia caca), aunque evidentemente cualquier niño sagaz comienza a preguntarse algún día por lo que falta. En mi país, lo que falta deviene lo que sobra, considerando la hiperpoblación abrumadora de culos que nos rodea y en ciertas ocasiones y estaciones nos sepulta.

Las mujeres modelan los culos desobedientes para que no se caigan y les injertan prótesis para reformarlos, porque el suspiro callejero y las tapas de revistas masculinas les enseñan que por sus culos las reconocerán. La vedettonga, el gato y la chica bien aspiran a exhibirlo orgullosas protegido por un símil hilo dental que exaspere el aullido del macho, al esconder exiguamente el agujero que encierran las nalgas. El culo tonificado abre puertas, aunque provenga de un cuerpo convertido en cosa y emerja como el recordatorio carnal de un "yo" arrasado y disuelto.

En el país de los mataderos, los matarifes y las vacas, se sueña con una mujer en cuatro patas dispuesta a entregar el orto. El macho también quisiera entregarlo. Pero ni hombres ni mujeres lo confiesan. "Por colectora, jamás", declara la exhibicionista chupándose el pulgar. "Eso es cosa de putos", dispara el machito de falo erecto. Se sugiere constantemente el sexo anal, para escandalizarse ante la mera mención de su práctica. La histeria y la homofobia convergen en la negación del deseo de ser penetrado por atrás. Pero con esa penetración es con la que se amenaza al enemigo, de cualquier tipo: "te vamos a romper el culo".

Es la fantasía del militar con el cadete del liceo, del sacerdote con el monaguillo, del comisario con el punga metido en el patrullero y del barrabrava con el hincha del equipo contrario. El culo abierto y roto del subordinado y el adversario en la posición del perrito es el deseo reprimido del poderoso. La clase política sistemáticamente se coge a sus gobernados, que mansamente entregan el rosquete al primero que les regala un calefón o les promete que volverán a viajar a Europa. Si el gobernado se retoba, se lo secuestra, se lo tortura y se lo desaparece.

Idéntica violación perpetran los pseudo-intelectuales orgánicos con su jerga ininteligible y hueca o sus monsergas republicanas de folletín y los medios de comunicación masivos, con dosis adecuadas de vaselina. Todos vienen por atrás mientras proclaman defendernos por adelante. Todos nos ponen de rodillas y nos inyectan su leche podrida, sumando a la hambruna de los indigentes su campaña generalizada de desnutrición mental.

Así como una obsesión individual se proyecta en cada acto cotidiano, una obsesión pública infiltra e infecta todo el campo social. Como dice Gilles Deleuze en Mil Mesetas, Nanni Moretti en Aprile y el panadero de la otra cuadra, todo tiene que ver con todo. Qué pena que no nos demos cuenta y cultivemos la religión del culo que se pasea y se pregona intacto, mientras nos lo parten en continuado sin pudor, previo aviso ni resistencia.

18 comentarios:

  1. Siempre entro dispuesta a ser sorprendida, pero jamás alcanzo a preparame para la enormidad de la sorpresa.

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  2. Es así. Vivimos el culo como un tormento o una obsesión que no nos deja vivir. Para trepar o someter, invariablemente pensamos en el culo del enemigo o el objetivo.
    No se por qué no podemos disfrutar del culo, que en realidad, tiene sus secretos y sus formas de encantarnos.
    Verlaine y Rimbaud parece que supieron gozarlo con creces. Verlaine dijo:
    "Oscuro y fruncido como un clavel violeta
    respira, tímidamente oculto bajo el musgo;
    el licor del amor todavía lo humedece
    y fluye por el leve declive de las nalgas"
    Rimbaud, en tanto:
    "A menudo mi boca se acopla a su ventosa
    y allí mi alma, del coito material envidiosa,
    cavó su lágrima feroz, su nido de sollozos"

    y así...

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  3. Me has dejado sin resuello-. El otro día escribí en el blog de Dillinger algo sobre la impostación y la falsedad del asunto de los culos masculinos como objetos de deseo para mujeres en las nuevas generaciones. Que por cierto, es un invento anglosajón.
    Aquí en España el asunto está dividido: en el sur lo que predomina es el interés por los traseros femeninos y en el norte por la poitrine, que diría mi abuela. En ambos casos, cosificación. Pero así es la tetosterona, amiga mía.
    Ahora bien, como los argentinos tenéis esos litros de sangre italiana que hace al país tan exagerado,tan preocupado por la imagen y tan alocado-o eso me pareció a mí cuando estuve- me figuro que si se han puesto de moda los culos en general, los tendréis hasta en la sopa de ganso.

    Menuda andanada, tu texto.

    Aquí, a cada momento, dicen los adolescentes para indicar que se han reído mucho: "Me partí el culo". Pues qué dolor, romperse el coxis, que es lo que literalmente significa.

    Para quitar hierro, y que te rías un poco, te diré cómo llamaban en la posguerra al homosexual activo y al pasivo ( en castellano "bujarrón"). Las locas se preguntaban unas a otras hablando de un tercero:

    vamos a ver, en definitiva ¿ Fulanito qué es, Dante o Petrarca?

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  4. Nada que yo no tengo nada que añadir al tema. Mariel subrayo las palabras de Maria Jesus. Cada vez que entro aqui es para sorprenderme.
    Puñetas...

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  5. Lo que dan de sí los culos. Especialmente los nuestros, que no parecen tener fin, y una vez y otra nos lo parten, pero no de risa, como apunta Blanca, sino a fuerza de doblegarnos el espinazo hasta el extremo.

    Puñeteros culos, desde luego. Los de figurar y los de des-figurar. O dicho de otra forma, los de mantener en buena forma para que sean objeto de deseo; y luego los de los hombres, donde para desgracia de los homófobos, es donde tienen su punto G y una fuente considerable de placer, pero con tal de no parecer un Petrarca cualquiera (jaja, no lo conocía)... lo esconden, de otros y de sí mismos.

    Pero el culo, si no 'juega' al placer, si es forzado por sorpresa, se le pueden desgarrar los esfínteres. Eso es lo que hacen con nosotros, rompernos una y otra vez, porque no jugamos a su mismo juego. Los nuestros rotos, los suyos bien aposentados... Y eso que se parecen casi como una nalga a otra nalga!

    Qué fuerza la tuya, Mariel!
    Besos de un trasero en vías de desobediencia...

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  6. Amiga, tus ideas no hacen más que maravillarme y sorprenderme. Me saco el sombrero ante ti. ¡Te quiero!

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  7. Brillante Mariel! que fuego tiene en la pluma... o en el culo, no sé, pero qué fuego!

    Saludos desde Mundo Aquilante!

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  8. Qué sorpresa extraordinaria este texto- grito. Me llegó el grito, y me despertó del todo. Mariel violentando las palabras, dándoles por el culo (¿qué te hicieron, hija?), componiendo un texto prestissimo, violentissimo (sin acento y con dos eses). Pero cómo entiendo esa rabia, Mariel.
    Rossini trabajó en una fragua y el ruido tremendo de los martillos, los golpes, las máquinas, quedaron recogidos irónicamente en el final del acto I de El barbero. Tu haces un poco lo mismo, pero a lo bestia, sin ironía que te dé un respiro. Recoges los gritos de tu calle, el claxon del coche, la radio de los vecinos, las voces del mercado o del panadero de la otra cuadra, ese que tiene tanta razón y que es fan de Nanni Moretti. O esos gritos agresivos de tu entorno, los que te agreden de verdad.
    Y el puntazo de los pseudo-intelectuales, que yo llamaría intelectuales a secas... Brillante una vez más, Mariel Manrique.

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  9. así que culos, eh?. bien. ahí nos damos cuenta que somos bien monos todavía y suerte. y lo que rinde la alcantarilla. se puede decir más aunque prefiero dejarles un supositorio. un módico sorteo. y al grito de ya.

    si no recuerdo mal, en griego orto es salida, me parece, digo, así que me voy por el orto.

    les beso arriba, claro.

    òscar.

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  10. Mariel,
    en esta última entrada está TODO. De un golpe has analizado la situación que sufrimos, aquí en España también. Es un impacto verla concentrada y expresada con tanta fuerza y claridad. Sin concesiones.

    Un abrazo

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  11. si disfrutáramos de la sodomía -no olvidemos que nuestro culo tiene muchas terminaciones nerviosas-, si la sodomía dejara de verse como un acto brutal y doloroso, seguramente la sodomía dejaría de tener interés para muchas personas, dejaría de ser una fantasía de dominación y sería únicamente placer, y el placer no es dominación aunque sea placer a cuatro patas, de rodillas o mascando tierra, el placer es placer y la tierra huele bien.

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  12. La relación culo-Deleuze, escribir sobre el trasero (que término genérico e idiota) con altura, sólo lo puede hacer una persona bien plantada!
    Ahora, yo a las Barbies de mi hermana les hacía la cavidad anal con una aguja caliente.
    Pensándolo bien, suena horrible, pero bue, es la verdad, sino donde estaba el realismo?

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  13. Hace unos meses, cuando estaba por volver a Argentina, despues de casi tres años de ausencia, una amiga trivialmente me comento: "... preparate porque cuando veas las revistas de siempre, te vas a querer matar. Los culos se han apoderado de la grafica argentina, y hasta la revista mas chic, dedica su portada al culo de la semana...". Y luego añadio "...Vanina, yo no soy ninguna puritana, pero te juro que la mayoria de las veces siento verguenza..." Yo pense que mi amiga exageraba, pero cuando aterrice en Buenos Aires, su observacion no podia ser mas real. El kiosco de revistas era una exhibicion de culos de todos los tamaños y formatos, colgando perfectamente alineados y cubriendo casi toda la superficie visual.
    Los culos no eran culos anonimos, no. Eran culos que pertenecian - segun parece - a modelos. Las modelos tenian nombre y apellido, y probablemente cara tambien. Pero la cara no se les veia. En realidad se les veia el culo, y algunas veces - con suerte - si estaban en la posicion correcta, con el culo bien abierto y un poco elevado, tambien se veian, desde atras y a lo lejos, las tetas. Si, las mismisimas tetas, colgando y contenidas en diminutos corpiños; pero en segundo plano. En realidad lo de las tetas era un complemento que podria estar o no estar. Lo importante era el culo, y si estaba abierto, mejor.
    Las fotos, en general, estaban tomadas con una cercania tal, que la imagen se distorsionaba. Los culos eran, sin duda, grandes y redondos, pero a la luz de la lente cercana, y al decir del pobre Quevedo, eran ya culos superlativos. Culos gigantes, overwhelming culos.
    Hoy, pensando en que y como escribir en este shaking post, me vinieron a la mente mis clases de Semiologia y Analisis del discurso, en la UBA. Recuerdo los recursos estilisticos tipicos de la prensa grafica, los comentrios inteligentisimos de mis profesores, y las apasionantes horas de analisis de imagenes que despertaban todas mis neuronas y poseian mi atencion.
    Yo no se, honestamente, si estas imagenes responden a un nuevo recurso estilistico para transmitir vaya uno a saber que mensaje. Tampoco se quien es el personaje siniestro que pretende enviar estos mensajes, si es que los mensajes existen. Estoy, realmente, muy confundida.
    Lo que si se, es que los semiologos deben estar muertos de hambre. Porque la literalidad de la imagen anula cualquier tipo de interpretacion posible.
    La brecha es ya demasiado grande. Y - lamentablemente - no me refiero a la brecha del culo.

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  14. el culto al cuerpo, la juventud, la superficialidad esta ganando la batalla desde esos programas de tv cuya unica defensa es la audiencia.

    La audiencia que luego se queja de la amoralidad de la juventud.

    no me gusta que me partan el culo. menos sin mi permiso.

    y solo dejare que se ponga a cuatro patas si ella quiere, le apetece y le produce placer (que bien he quedado, lastima que no exista esa ella).

    me gusta tu capacidad de indignacion.

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  15. Bueno, hace unos meses ya escribí sobre mi colonoscopia - una praxis del culo que nadie menciona, obsesionados como están por las guarrerías y poco abiertos a la investigación científica. Alguien puede decir que la colonoscopia tiene que ver con el trans-culo y que el culo de referencia en la nota marielina es la flor de carne que rodea esa puerta hacia el interior. De acuerdo, pero sepan que lo que la pieza cárnica anuncia y lo que para placer o dolor nos quieren abrir resulta ser un simple tubo. Si la mayoría fuese consciente de lo poco que oculta ¿habría tal obsesión?

    Dicho esto, confieso: Me gustan los culos - pienso en mujeres - pero no todos y no de cualquier manera. También me gusta los pechos, las manos y, si me pongo espiritual, el rostro y los ojos, agujero de culo del alma (supongo que alguien lo dijo). Me gusta el tipo de culo que me gusta y según la propia perversión que sólo a mi compete. Como no se la comento a nadie, el asunto es irrelevante. Como bien señala el pájaro chino, es la conversión del culo en elemento público - de exhibición o de tortura, de plasmación de prejuicios... -lo que hace que el asunto del trasero sea deprimente en ocasiones. Y que uno se hunda en sus nostalgias colonoscópicas y en sus perversiones como un refugiado político.

    Pero lo dicho, ¡vivan las colonoscopias (en las muñecas barbi, tambié)

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  16. María: Es que la obsesión por los culos es enorme, enorme. Enormes besos.

    Darío: Sí, sería mucho mejor disfrutar del culo y listo. Como la virgen loca y el esposo infernal que tan certeramente rescatás. Culos para el placer, como dice Ana más abajo. No para trepar ni someter. Furibundos besos.

    Blanca: Yo creo que tu resuello es inagotable. Me iré al blog de Dillinger a leerte. Sí, un país exagerado, desmesurado, como bien decís. Como partirse el culo de la risa (¡qué dolor!). Ay Blanca, si por lo menos evocáramos a Dante o a Petrarca ... Los culos los tapan, hacen señas para ser vistos, pero en el bosque de culos nadie los ve. Un abrazo fuerte.

    Susú: Doblegarnos el espinazo y rompernos los esfínteres, sí, eso les encanta. Veo que tu GPS no falla (tampoco para ese punto G, inconfesable). Genial tu referencia a la equivalencia de las nalgas y su trato desigual. Besos bien desobedientes, como nuestros culos.

    Mariano: Puedes dejarte el sombrero puesto. Y sos correspondido, plenamente.

    Mundo: Es el culo el que echa fuego (no podías no verlo, tu visión aquilante tenía que detectar el foco de incendio). Besos que queman.

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  17. Ramón querido: Sí, todo con dos eses, como Rossini. No conocía su oficio, ahora sabré de dónde viene el ruido al final de ese acto, cuál es su origen. Me encantó el "¿qué te han hecho, hija?". ¡Me han roto el culo, padre! Recogemos juntos, juntos, todos los gritos. Y no le concedemos a los pseudo-intelectuales más que este "pseudo", que ya es mucho. Un abrazo que es abrazo de verdad, sin prefijo alguno.

    oscar: sí, somos monos de cabo a rabo (aunque ya quisiera nuestro culo competir con el de algunos monos, los amigos papiones, sin ir más lejos) y la alcantarilla es requeterendidora. ¡Gracias por el supositorio! (me dice que te diga mi alcantarilla). Y en latín "orto" es jardín. Descansemos en el orto, entonces. Te beso arriba, yo también.

    Marian: Es que posiblemente el culo, tan redondo y rotundo en todos sus aspectos, lo diga todo. Solo hay que dejarlo hablar. Un abrazo contundente.

    Ana: Es verdad, el placer jamás es dominación. Y sería cuestión de dejarse ir y olvidarse de las maldiciones sobre Sodoma, para inundarse de placer y solo eso, en dos o cuatro patas, que todo lo que nos acerque a los animales siempre será para mejor, o al menos eso creo. Besos, muchos. (el miedo y el prejuicio hace olvidar o clausurar ciertas terminaciones nerviosas y la tierra huele bien, huele fenomenal).

    Pablo: Tu imagen de la aguja caliente en el culo de Barbie es impresionante. Da para un cortometraje, esa imagen solita. La criatura que insiste en explorar, que no se cree el culo cerrado de la Barbie. Me quedé sin palabras, sin aliento. Me caí de culo. Besos realistas, sí, y abajo las Barbies (salvo como objeto de estudio).

    Sis V.: Tu comentario da para las clases de semiología. Sí, el kioskero está enmarcado por culos todopoderosos. Culos bíblicos que no dejan margen para interpretar. Así estamos, en Culoland, donde las caras no importan y mucho menos la identidad. Yo creo que el mensaje lo envía el Macho del Falo Erecto. Y lo reciben agradecidas las señoritas dispuestas a histeriquearlos con sus rosquetes, que sí, que no, que sí, que no, pero al final que no (o al menos eso dicen). Besos de una de culo rabioso que te quiere, mucho.

    Sin reglas: Con permiso, todo bien. Sin permiso, claro que. Que sin reglas no significa sin permiso. Ella, agradecida, dondequiera que esté. Y todos indignados, que así sea. Un abrazo y gracias por estar acá.

    Bicéfala: Es que no, con tanta guarrada se olvidan de la colono. De que te meten una cámara por el culo y se ve solo un tubo. ¡Un tubo! ¿Pero qué sería de uno sin la imaginación? Dios quiera que el tubo real siempre permanezca limpio e inmaculado, pero el imaginario desbordante de imágenes guarras. La praxis privada y personal del culo es sagrada, estoy de acuerdo. Y Barbie se merece varias colonos, por su aporte mayúsculo a la cosificación femenina. Pienso ... ¿a la bicefalía le corresponderían dos culos, no? Porque cada cual tiene el culo que se merece y es injusto que ambas cabezas tengan que compartirlo ... Ay, siempre me dejás pensando, qué placer.

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  18. Lolette: Puñetas. Y con eso está todo dicho. Te abrazo.

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