PÁJARO DE CHINA

martes, 3 de noviembre de 2009

EN EL LUGAR DE LOS DEMÁS


La pregunta es antigua: ¿cómo representar lo irrepresentable, cómo decir lo indecible, cómo nombrar el horror? Porque es necesario nombrarlo para procesar el trauma y, también, para no olvidarlo. Para que el horror no impida avanzar pero no se diluya su potencia revulsiva. El horror como experiencia sensorial insoportable: como aquello que fue, multiplicado e inscripto en el cuerpo, para todos aquellos que lo experimentaron hasta quedarse sin palabras.

En Argentina parece estar de moda, entre cierto supuesto progresismo aparentemente ilustrado, abjurar del "realismo burdo" y "alfonsinista" de los derechos humanos (caratulado como "conservador") y proponer la revisión "crítica" de la lucha armada de los '70 desde el "hibridaje" o la "parodia" (términos repetidos hasta el hartazgo y tan caros al posmodernismo acrítico).

Realmente quisiera escuchar a Robotech o Mazinger dar su opinión sobre las técnicas de tortura en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), por ejemplo, o ver cómo se convierte la ESMA en un parque temático con aires al Italpark, donde en lugar de autitos chocadores, sillas voladoras o montañas rusas se escriban remakes literarias de Poltergeist y se describan (con "miedito") las apariciones paranormales de los desaparecidos entre sus paredes. Un "ESMA witch project", en el que se aborden con frescura y desenfado la introducción de ratas en las vaginas de las prisioneras, los simulacros de fusilamiento al amanecer y la banda de sonido del torturador mientras regula la temperatura de la parrilla en la que picanea. Quisiera ver cuál es el "nuevo" aporte de tales abordajes, diverso del escándalo vulgar y frívolo y la provocación pueril de ínfima categoría.

¿Qué tendrán que decir los personajes de Sábados de Super Acción sobre los secuestrados arrojados vivos al mar desde los aviones, o la apropiación de niños nacidos en cautiverio? ¿Por qué no les cedemos la palabra, ahora que la vanguardia crítica parece haber muerto, considerando que fracasó su proyecto revolucionario?

La vigencia de la vanguardia crítica, leída desde una matriz teórico-política alternativa que prescinde del factor "revolución" como dato excluyente para la medida de su éxito o de su fracaso, es un hecho del que sobran ejemplos, encarnados en el activismo artístico que recupera y profundiza, reformulado, el legado de las vanguardias históricas europeas de principios del S. XX. Esa "reformulación" no implica, en ningún caso, el "maridaje" de los niños de Treblinka con E.T. o la continuidad de la saga de Freddy Krueger en las cámaras de gas de Auschwitz.

Ni el procesamiento del trauma ni la memoria histórica exigen sincretismos de playstation donde a tu hermano mayor le arrancaron las uñas o le quemaron los testículos a puro voltaje eléctrico. Con el dolor propio uno hace lo que quiere pero con el dolor de los demás no se juega, por la sencilla razón de que no nos pertenece excepto para no perdonar su existencia e intentar experimentarla como si fuera propia para que no se pierda en la noche y en la niebla.

El repertorio de espantos censados en el Nunca Más no reclama más que su lectura y el juicio y castigo de sus responsables, del mismo modo que no debiera salirse del museo de Anna Frank más que con el diario de Anna Frank y la satisfacción (que jamás compensará la barbarie) de que haya existido un Nüremberg.

El horror puede producir estética (i.e., la estética nazi) pero no puede estetizarse (en registro alguno, incluida la clave de parodia) sin resultar inmoral y banalizar el mal de un modo obscenamente semejante al de Eichmann en Jerusalén. De lo contrario, bien podríamos lanzar al mercado un juego de la oca donde el premio mayor sea el hallazgo de los huesos de García Lorca o incluir en una novela, como apéndice techie, un software simplificado de Google Earth que permita ubicar a Jorge Julio López, desaparecido en democracia por tener la dignidad y el coraje de testimoniar ante un tribunal contra un genocida.

A fines de la dictadura, las Madres de Plaza de Mayo y distintas agrupaciones sociales promovieron el proyecto artístico denominado "El Siluetazo", desplegado, en sentido literal, en la Tercera Marcha de la Resistencia convocada por las Madres el 21 de septiembre de 1983 contra la Ley de Autoamnistía promulgada por el gobierno militar. Se tomó la Plaza de Mayo para que la gente se acostara, de cuerpo entero, sobre un papel y se trazara el contorno de su figura. En ese trazo quedaron las huellas de la plaza (y esa huella no es sino el efecto de la técnica surrealista del frottage de Max Ernst). Miles de siluetas anónimas se pegaron sobre las paredes, los monumentos y los árboles. Cuando un policía intentó arrancar una de ellas, una Madre le dijo: "No lo toque. Es mi hijo".


No se me ocurre ejemplo más explícito de invocación de lo ausente en lo presente. Ya en octubre de 1978 la revista El Correo de la Unesco había reproducido una obra del polaco Jerzy Skapski sobre el genocidio nazi: un cartel compuesto de 24 hileras de siluetas de hombres, mujeres y niños, con una leyenda al pie: "En Auschwitz morían cada día 2.370 personas, exactamente el número de figuras que aquí se reproducen. El campo de concentración de Auschwitz funcionó durante 1.688 días y ese es exactamente el número de ejemplares que se han impreso de este cartel. En total murieron en Auschwitz aproximadamente cuatro millones de seres humanos".

¿Qué más hace falta decir? ¿Cuál es el modo "moral" de acercarse al otro?

Supongo que la compasión. Pero no la compasión asimétrica del que se apena por la desgracia ajena, sino la compenetración con su dolor como si fuera propio. Ponerse en sus zapatos y sufrir con él. La historia pública no difiere de la privada. Cuando perdemos a alguien que hemos amado, sentimos que es un pedazo nuestro el que se nos arranca: un brazo o una pierna. No es el otro estrictamente el que se va, sino una parte de nuestro propio cuerpo la que se va con él. Experimentamos la muerte como una mutilación.

Para que nuestro brazo o nuestra pierna vuelvan y vuelvan a moverse, sospecho que no parodiamos la agonía que los amputó. Auscultamos la presencia del ausente en el mundo que insiste en seguir girando y tratamos de que sus proyectos y sus sueños, es decir, su legado, sigan vivos de alguna forma.

Los textos sobre el horror que no destilan compasión ni piden justicia son execrables. No tengo poder, no trafico influencias, no tengo voluntad de salir en la foto. Tengo saliva. Y escupo sobre esos textos.


Fotos: El Siluetazo, Buenos Aires, 21 de septiembre de 1983.

18 comentarios:

  1. Me tienen harta las miradas críticas en general y las de políticas de DDHH más aun. La idea de queun pajarito con anteojos venga a contarle a los organismos que "son usados" me subleva.

    El otro día estuve con David Lanuscou, músico y probable tío biológico de la chica Herrera de Noble. Creo que su disco, como "El crimen de Cuenca" de Pilar Miró y tantas obras que se manifiesten claramente sobre el terrorismo de Estado deberían pasarse en las escuelas.

    Mientras tanto, tú sigue escribiendo, hazme el bien.

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  2. Podés creer que cuando mandé el comment la palabra que me hizo reconocer es "patet"? A veces estas cosas me dan impresión. Espero que al mandarte éste no me haga reconocer "Genoc"

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  3. Hace un par de días estuve en el blog de Laura Giordani y dejé un comentario sobre los seres humanos, capaces de lo mejor y lo peor. No supe decir lo que quería y lo digo ahora, porque esta entrada es similar a aquella: me alucina encontrar seres humanos capaces, como Mariel, de embellecer hasta extremos increíbles el horror que otros seres humanos son capaces de crear.
    Y sé que ese es el camino: solo seremos capaces de leer la atrocidad si alguien nos la pone ante los ojos de forma tan terriblemente bella que no somos capaces de dejar de leer.
    Lo que los malos escondieron debajo de la alfombra, como inmundicia que nadie quiere recordar o conocer, lo coloca Mariel sobre la mesa del salón, rodeado de jarrones de China, de los plumajes dorados del pájaro.
    Para que todos sepamos. Para que nadie olvide.

    Y quisiera deciros a toda la bandada, algo que tenía escondidito aquí, en el corazón: Vine al pájaro a encontrar conocimiento y belleza. Y cada día me voy con la cabeza un poco más armada y el corazón caliente. Pero no es solamente el pájaro: en cada uno de vuestros comentarios veo algo que me ayuda a mirar de otra manera, que me completa y me nutre. Vengo a la entrada y repito y repito, un día detrás de otro, para leer también a la bandada. Parece ser que al pájaro le dais comida; a mi me estais enseñando a volar con vosotros. Gracias

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  4. ¡Muchacha, siempre me impresionas!
    Nitidez entre el dolor y el recuerdo.
    Impactante lo del "Siluetazo".
    Un lujo leer tus palabras, sabiamene críticas, tristemente reales.

    Un abrazo con mi admiración

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  5. Hace unas semanas, leí un texto de Agamben que siguiendo a Primo Levi y otros testimonios del Holocausto analiza lo que representa la existencia de los llamados “musulmanes” dentro de los campos de concentración nazis. Lo leía justamente por ciertas reivindicaciones vomitivas de la campaña al desierto, Roca y el genocidio. Pensaba en el genocidio como política de estado, que se fue constituyendo en el siglo XIX y llega a su cima en la dictadura...
    Señala Agamben que “musulmán” era el término utilizado para nombrar a las castas más bajas del campo de concentración. Los llamaban así porque estaban resignados, habían perdido toda voluntad y conciencia, estaban totalmente desnutridos, con sus capacidades físicas y mentales totalmente alteradas y por lo tanto habían perdido toda dignidad humana, la conciencia de sí, por eso se los consideraba no humanos. Los “musulmanes” eran considerados por los otros como muertos en vida, La gran mayoría de los musulmanes murieron. La gran mayoría de los miles de asesinados en los hornos eran musulmanes, y sin embargo no hay testimonio de lo que significa para la humanidad llegar a tal estado. Por eso Agamben plantea la paradoja de la memoria occidental, por un lado los musulmanes son el “testimonio integral” de lo que Auschwitz realmente significa para la humanidad pero ese testimonio constituye una “laguna en la memoria” imposible de llenar pues no hay sobrevivientes.
    Tal vez tengamos que buscar a los musulmanes sobreviviente de Auschwitz, de la campaña al desierto y de la dictadura militar en Palermo Soho, pintando, escribiendo híbridos maridajes, tratando de no pensar, de no recordar lo que ellos nunca vivieron. Son los nuevos musulmanes. Sin memoria, son no humanos. Repugnan.

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  6. ¿Qué más decir? Me gustó mucho lo que escribiste y cómo lo escribiste.
    Hay un libro relativamente nuevo que se llama,precisamente, "El Siluetazo" y narra esta experiencia. Yo,particularmente,estoy haciendo un trabajo sobre vanguardia artística y política en los '6o.
    Seguí escribiendo! Tu blog está muy lindo.
    Un beso

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  7. Gracias por tu comentario. Yo también seguiré tus pasos.

    Abrazo
    María Tabares

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  8. Los organismos han actuado y actúan de acuerdo a sus principios, de un modo admirable, valiente y creativo, en dictadura en pleno peligro, críticamente en posdictadura, alertas e inclaudicables, denunciantes hoy por rapidez en los juicios, por seguir buscando a los desaparecidos, por recuperar, como hoy mismo, otros nietos. Las viejas tienen alrededor de ochenta años. Y cuentan, cuentan, cuentan, cuentan. Quizás como dicen muchas, hoy hablan con la cicatriz.
    Y lo mejor que dicen, Pájaro, todo el tiempo lo dicen y por eso quizás me conmuevan hasta más hoy que entonces, es: "pero esto no me pasó sólo a mí, también te pasó a vos".
    El duelo debe ser de todos, porque nos pasó como sociedad.
    Qué hay que hacer en la ESMA no tengo ni idea, ni cómo se estetiza el horror (me mató, por ejemplo, la muestra "ausencias" (http://www.digireflex.net/muestras-f60/muestra-fotografica-ausencias-t17297/). Pero estoy segura de que en ese debate debe haber muchas voces. Muchas muchas muchas, que acrediten, como suele decirse, "interés legítimo", y entonces mejor habremos, creo yo, transmitido lo que nos pasó como sociedad.
    Lo que quiero decir es que el dolor es, debe ser, propio. Aunque "a mí no me haya pasado".
    Un abrazo

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  9. Hoy leyendo tu cojonudo texto me encuentro con esto que dice "No es el otro estrictamente el que se va, sino una parte de nuestro propio cuerpo la que se va con él. Experimentamos la muerte como una mutilación."
    Siempre pensé que mucho peor es todavía la inmensa tarea de buscar no ya el paradero de los que sabemos muertos sino a los niños que los mismos verdugos de sus padres robaron y depositaron en manos ajenas. Que la apropiación de niños es algo inimaginable por lo macabro y perverso del móvil.

    Hoy recibí también una gacetilla de difusión de Abuelas que decía:
    "Las Abuelas de Plaza de Mayo queremos comunicar que hemos encontrado a otro nieto que durante más de 29 años vivió privado de su identidad. El joven es hijo de Marcela Esther Molfino y Guillermo Amarilla. Ambos, militantes Montoneros, fueron detenidos y desaparecidos cuando vivían en San Antonio de Padua, provincia de Buenos Aires, el 17 de octubre de 1979. Aunque su familia no lo sabía, Marcela estaba embarazada.
    Bs As, 3 de noviembre de 2009"

    Y pensé que cada tanto, alguien se coloca en su lugar y nos coloca a todos en otro lugar. Vos, progre ilustrado, crítico sin remedio, cínico, irónico, sagaz, que vas del Malba al BAFICI o al FIBA, y lees Ñ o ADN, seguí con tu parodia.
    Un nuevo nieto ocupa su lugar. Y eso hace que todo, hasta leerte o escucharte, valga la pena.

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  10. Noche y Niebla, de Resnais. Es el ejemplo vivo.
    El otro día, charlando con una germanista, llegábamos a la conclusión de que, con sólo 3 cositas, se desterró completamente al nazismo de Alemania, de raíz, en 10 años: Nüremberg, Noche y Niebla y educación en las escuelas, incluyendo la historia del nazismo, de como un pueblo cayó en la boca de la locura.

    Y acá, 25 años después, todavía hay que leer y escuchar idioteces.

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  11. como escribir el horror?? bueno pues pudiste hacerlo a la perfeccion...por momentos leyendo el post senti el horror que querias trasmitir, y tu cierre preguntandote como se puede escribir sobre el horror sin compasion o sin pedir justicia...es sinceramente perfecta.
    Y es que provoca un escalofrio la gente que habla sobre cosas como la dictadura o el holocausto con una frialdad intelectualoide, intentando hacer analisis inocuos y totalmente prescindibles.
    Creo que tu mayor virtud pajarita es justamente transmitir a la perfeccion eso que queres decir...sos clara, sos concreta, sos visceral y cuando escribis de amor o amorosamente se siente...cuando escribis con bronca provoca a una apretar los dientes sientiendo todas tus palabras como puñaladas..
    Te sigo..desde algun lugar del ciber espacio, desde al ladito tuyo, o desde donde sea..siemplemente te sigo, te leo....Maravillada cada dia.

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  12. Aunque no sé bien el fondo del asunto, hasta aquí llega tu grito. Eso de que "el dolor no puede estetizarse" me parece clave. ¿Es hermoso el libro de Primo Levi? ¿Es hermosa la película "Shoa" de Claude Lanzmann? Lo grande, lo enorme de estas obras es la denuncia, articulada, implacable, y la interrogación que nos presentan acerca del ser humano, de cada uno. Si el arte debe ser verdad, ¿en qué otro tipo de ocasiones aplicarlo?
    No sé si como dice Pablo Libre, tres "cositas" bastaron para erradicar el nazismo (quizás habría que añadir la derrota), pues no son poca cosa y fueron determinantes y ¡qué proceso largo! Toda la generación siguiente se interrogó sobre el asunto. Lo que sí es seguro y que, atormenta aún a España, por ejemplo, o a Argentina, o como se vio recién en Uruguay (y en Chile queda mucho por desenterrar) es la ausencia de esas "cositas", la ausencia de justicia, de poner a los culpables (los que lo borran todo felices) a encarar la verdad.
    Me viene a la memoria una anécdota que vi en un reportaje hace ya unos años: Era un argentino que trabajaba en Derechos Humanos y estaba haciendo un trabajo en Perú, por épocas de Fujimori. Luego pasó por su país y fue a la calle donde se había criado. Encontró unos vecinos que le preguntaron en qué trabajaba y él se los dijo, inocentemente. La señora, entonces, le respondió, acompañando con el gesto, que se le revolvía el estómago cuando oía hablar de derechos humanos. Ahora que leo esta bella y terrible anécdota que cuentas de la madre en el siluetazo, pienso en esos abismos que la historia puede crear en un país mientras sólo los verdugos o sus descendientes acaparen la palabra y consideren que navegan en el sentido de la historia. Bueno, no sé si me hice entender, pero va desde aquí un abrazo.

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  13. Intenso y verdad. Iba a decir "ni te figuras lo que...", pero me callo porque te lo figuras perfectamente. Así que modifico y digo, sabes las tretas que la gente puede inventarse para disimular la verdad o para justificarla. Y entre esas tretas algo así como una salida de tono desacralizadora para liberar conciencias. Me repugna, claro.

    Sabes que también yo odio este pensamiento contemporáneo que lo relativiza todo. En eso es en lo único que estoy de acuerdo con Ratzinger. Cómo me molesta que todo, hasta la crítica que se pretende rigurosa, se tiña de eso. Me molesta hasta límites indecibles.

    Pero si resulta que todo ello se aplica a los derechos humanos el asunto se convierte en horreur. Me gusta tu crítica porque es rigurosa, es contundente, es clara y tiene verdadera mala leche. Pero es simbólica también, porque defiende el símbolo desnudo, sin ropajes, y con tanta fuerza. Un abrazo. (Y por cierto, qué bonitas palabras las de María Jesús. Por su blog me enteré que te gusta tanto festejar... no lo hubiese supuesto nunca, jeje. Besitos)

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  14. Me has recordado lo sucedido aquí en los 80. Mucho moderno renegando. Por eso tuvimos esa mentirosa transición. Y ahora, sí, veo que también ahí, Mariel, hay que preguntarse qué está pasando.
    Ayer cogí un autobús es un barrio modesto, modesto pero no pobre, ni mucho menos mísero. Hago estas precisiones porque quizá en el último caso sería comprensible lo sucedido. El autobús estaba lleno, pero pude sentarme. La mayor parte de los asientos estaban ocupados por hombres y mujeres muy jóvenes o, por lo menos, más jóvenes que yo. Entonces subió una mujer con una niña en brazos, que además parecía pesar bastante... esperé un poco, mirando a mi alrededor con incredulidad... pues sí, tuve que levantarme yo para cederle el asiento y lo peor fue que no vi en ningún rostro signo alguno de sorpresa o arrepentimiento, ni siquiera de atención. Ahí estaban todos, bien repanchingados y absolutamente indiferentes.
    Ya sé que parece que tenga poco que ver con lo que tan bien nos cuentas. Pero tú me entiendes. En el fondo sí tiene que ver, mucho...

    Un abrazo grande, Mariel.

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  15. el hombre come hombres. eso desde siempre. el hombre rompe hombres. el hombre mata hombres. el hombre horroriza hombres...

    vine a decirte una cosa, hombre: ¿no estás cansado?.

    firmado:
    tu hermano.

    besos,
    òscar.

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  16. Me ha estremecido tu texto. Por su potencia, por sus disparos de realidad, por las náuseas que despierta una y otra vez pensar en todo ese horror. La mutilación es compartida, claro. La humanidad no puede seguir de la misma forma después de esas grandes masacres. Realmente siento que l ahumanidad no es así. No puede serlo. Y no entiendo nada de nada de nada. Cómo la maldad superlativa? Entiendo que hay que seguir contando, y contando como tú lo haces: que no se vuelva la cara ni se diga que "eso ya pasó" porque eso otro de forma antropomórfica está aún entre nosotros.

    En España, como sabes, los mismos que mataron, torturaron y le quitaron la dignidad a tantísimas personas, siguen en la política, simulando llenarse la boca con palabras como 'constitución', y los bolsillos con lo que les aportamos los 'musulmanes' de este país porque no se les mira nunca a los ojos. Después de sacar del cargo a uno de los principales estafadores del PP, han colocado a otro de sus admirados fachas, que dijo hace tiempo públicamente que no había existido el holocausto. Como unos cuantos obispos. Como todos aquellos a los que no les sale a cuenta que se revise la verdad. Están ahí, son los mismos, y ocupan puestos de poder.

    Como arma sólo nos queda la palabra, la memoria y, por supuesto, grandes dosis de saliva.

    Fantástico, amiga, como siempre: dedos con uñas en llagas abiertas para que no se cierren nunca.

    Besos contagiados con tu furia.

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  17. Me gusta detenerme en estas zonas menos concurridas. A veces la rapidez impide llegar en primera plana, pero ¿qué importan las primeras planas?

    Tu pregunta antigua sigue exigiendo inventar respuestas contextualizadas, respuestas que ayuden a elaborar los duelos que permanecen, que dejan su espectro terrible, que están ahí, a veces menos impronunciables que silenciados (aunque nunca de modo simple).

    Es cierto que hay un pseudoprogresismo bastante imbécil, políticamente correcto, celebratorio de todo lo post (incluyendo el credo multiculturalista y las hibridaciones ad nauseam). Como si una política de la memoria fuera conservador, qué extraño... a pesar de la paradoja aparente.

    Lo que no comprende este nuevo credo completamente funcional a la mundialización capialista -que construye, desde luego, su mercado de diferencias y exotismos- es que si luchamos por un específico rescate, no es sino en función de inventar otro futuro. No se puede instituir otra sociedad sin este retorno crítico al pasado.

    Celebro Mariel tu lucidez política, y sobre todo, esa ironía nada paródica, ese interrogar tanta moda intelectual que pasa por profunda e innovadora (hay un buen libro de Eduardo Gruner, "El fin de las pequeñas historias" que dice bastante al respecto). Sos osada amiga, pero una osadía que no busca protagonismo, sino sacudirse esa estupidez disfrazada de sagacidad. En el fondo, no creo en la sagacidad... que siempre me pareció frívola.

    Te dije alguna vez que tenías que ser columnista. No me retracto; lo que es posible es que quizás debas vos crear ese espacio textual o tal vez ya lo estés haciendo aqui mismo...

    Me alegra encontrar escrituras combativas así.

    Va un fuerte abrazo cómplice,
    Arturo

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  18. "Pienso en ese ejército de cobardes
    con gusto por la dictadura a quienes
    quizá volverán a ver en el poder,
    en este país olvidadizo, los supervivientes
    de nuestro tiempo de álgebra condenada."

    -- René Char --

    Anoche leí este texto de R.Char y me vino
    inmediatamente a la cabeza tu lúcida
    entrada, que he leido una y otra vez
    durante varios dias sin querer picotear
    en ella, porque es total y ya lo dice todo.
    Recibe mi admiración en forma de abrazo.

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