PÁJARO DE CHINA

sábado, 19 de diciembre de 2009

II. MEAR

(La caja de zapatos en la que se encontraron los Papeles Posmarxistas pertenecía a la casa Palacios & Palacios y su etiqueta indicaba el Nº 51. La caja era enorme, sí, pero los Papeles Posmarxistas estaban escritos en hojitas sueltas, cuidadosamente dobladas en cuatro como servilletas de bar)

El hijo pródigo (o El viajero), El Bosco, hacia 1494

Las revoluciones suelen fracasar porque no se privilegia el goce. Hemos sido educados en la veneración del martirio. Del Cristo crucificado al trabajo que supuestamente "dignifica al hombre", somos lo más parecido a Sísifo que se recuerde. Cristo cargaba la cruz hacia el Gólgota y parece que la multiplicó, como los peces, para que a nadie la faltara la suya. Es lógico. A nadie le gusta sentirse solo y menos en tamaño trance.

La sociedad de consumo planifica el goce y continuamente vomita mercancías que supuestamente nos harán felices. No alcanza el tiempo para ahorrar, para comprar y luego disfrutar lo que se ha comprado.

Quien no necesita ahorrar entra en una carrera de adquisiciones continuas: ya se sabe que el auténtico goce capitalista reside en la efímera transacción mercantil, independientemente del producto objeto de la misma, y que el producto deviene convenientemente obsoleto o antiguo en el corto plazo.

Mear es la mar (nunca mejor aplicada la expresión) de divertido. Y es gratis. La nueva sociedad debería celebrar el meo con la delectación de quien añeja un Rutini roñoso en la bodega. Relaja, cicatriza, fertiliza y abriga. Un meo que se precie alivia las tensiones, cura las heridas, abona la tierra y, además, entibia.

¿Quién no se ha echado un soberano meo al borde de la muerte por congelamiento entre las olas gélidas de la playa, agradeciendo esa caricia bienhechora deslizándose por la aterida entrepierna del turista, empecinado en no resignar la zambullida equivalente a la explotación laboral de un año entero? ¿Quién no se ha rajado un antológico meo en plena ducha, especialmente cebado si se trata de una ducha ajena?

Adviértase que el niño, que no solo se niega a hacer su caca sino que, cuando la suelta, se la come, se mea en la cama a más no poder. Si la caca es el fetiche por antonomasia sobre el que ejercer retención apretando los dientes hasta reventar, el meo se libera sin reserva, cual alegre cuerito flojo.

Recordemos que, estando prisionera Danae en una jaula, Zeus la fecundó "convirtiéndose en lluvia dorada". Los griegos siempre la tuvieron clara, no como nuestros pedagogos que jamás nos mostraron a un solo santo o prócer en el pedestre y epifánico acto de mear. La metáfora griega llega hasta nuestros días, en los avisos hot del diario y las fantasías "prohibidas" de los Sres. Gerentes.

Al que pisa cabezas y detenta poder (es decir, acumula y retiene) le encanta que lo meen en privado y hasta es capaz de tomarse el meo como una copa de whisky. Como los envarados parlamentarios británicos, a los que pescan en plena partuza con la medibacha en la cabeza y los labios pintados de escarlata. Así.

La violencia de género también se ha desplegado en estas lides. Difícil explicar por qué las bragas no vienen con un corte a la altura de la cajita feliz, para evitar sentarse o acuclillarse (claras posturas de sumisión) y bajárselas para mear, operativo que le ha sido ahorrado al hombre con el mero recurso a los calzones.

El pacato y el apasionado mean ídem. Patéticos chorritos indecisos o tremebundos chorros dignos de la Cibeles. Por su meo los reconoceréis. Por eso tantos cierran la puerta y abren a todo vapor (¡oh, si serán mamertos!) el agua de los grifos.

El meo estimula la creatividad, aunque después haya que lavar el piso. También la puntería. Es glorioso mear fuera del tarro, o del tiesto, en las grandes ocasiones sociales. Puede ser el inicio de un sismo mayúsculo. Y tal como venimos, cualquier sismo del orden establecido no solo se agradece sino que se impone.

La posmodernidad pavota se ha apropiado del meo para sus pútridos fines. Ya hay uno que se avivó y además se hizo rico fustigándonos con una incontinencia de opúsculos sobre lo "líquido". Que "Tiempo Líquido", "Miedo Líquido", "Amor Líquido", "Arte, ¿Líquido?" y siguen los chorros. Un ladri, Bauman. No le crean nada.

Un mercachifle que nos etiqueta de posmodernos porque nuestra identidad es "mutante, versátil y flexible" y nuestras relaciones, "fugaces, superficiales y etéreas". Como el meo. Bauman se ha apoderado de la superficie del pis (¿qué podíamos esperar de un posmo?) olvidándose de su núcleo lúdico.

En la nueva sociedad la escuela no será necesaria. Las películas y las pinturas pueden enseñarlo todo. Obsérvese que en este cuadro de El Bosco (que para mí no se llama El hijo pródigo sino El viajero, viajero que pasó por el burdel, la pasó bomba y además le afanó las pertenencias al nabo que todavía está chapando en la puerta), hay uno que está meando.

El nabo está tocando una teta y, justo a la derecha del lupanar, hay otro que no se la aguantaba y salió a despacharse un meo colosal. Obsérvese asimismo que el pintor no sitúa la meada junto a una catedral, sino pegadita a un puterío. Un capo, El Bosco. Traca-traca y pichín, es decir, éxtasis y relajación, en el mismo plano.

Llegará un día en el que estemos en paz con la naturaleza y llamemos a las cosas por su nombre. Se acabará el inverosímil "voy un momento al toilette" y advendrá el contundente "voy a echarme un cloro". Buscaremos el papel antes de ir al baño para evitar secarnos (las señoritas) con el programa de cine o la tarifa de Metrogas, después de putear el minúsculo boleto del bondi (aunque con varios, pegaditos, algo se puede hacer).

Para estar bien con la vida, hay que estar bien con el cuerpo, que es lo que tenemos más a mano. Estamos hechos prácticamente de agua, como el mundo. Soltémosla, dejémosla correr.

A la salida de los quirófanos, las enfermeras esperan expectantes la reactivación del rito. "Música para los oídos", dicen. "Agua bendita". Sí lo es. Es el meo, y no la anodina y tarifada Villavicencio de las pilas bautismales, la auténtica señal de que seguimos vivos.

18 comentarios:

  1. Hasta donde llegaran estos papeles posmarxistas???? :)

    Bauman se ha apoderado de la superficie del pis! Esto es para ponerlo por las paredes, jajaja.

    Adelante con este santísimo “decálogo”! Queremos más!

    Que un centenar de palomas defequen a cada desalmado, erosionando poderes… un abrazo fuerte.

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  2. !!Tienes más razón que la mayoría de los textos franceses post-estructuralistas!! Qué no sé porqué razón a todos les parecen repletos de conceptos razonables.
    Y puesta en tu tesitura, me meo en todos y cada uno de los maestros que me enseñaron que el aburrimiento y el tedio eran el camino hacia la sabiduría.El ver muchas películas me salvo un poco.Mear fuera del tiesto ha sido siempre la brújula de mi existencia.
    Mariel, eres grande....
    Y sí, el cuadro hay que verlo con otros ojos; los tuyos.
    Cada párrafo un acierto, un goce, una meada larga.

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  3. Tenés razón, mear estimula la creatividad, pero mear con placer, claro. No mear a los apurones, en el caso de los hombres, dejando gotas puercas en el pitilín o enchastrándose el pantalón.
    Por eso, a veces me siento para mear y me quedo varios minutos pensando, meo de a chorritos y me salen buenos pensamientos para el mundo. Un beso.

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  4. Saludos de un cinéfilo devenido en ornitólogo por culpa de este sitio que siempre te invita a volar...

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  5. Fue muy divertida esta lectura, lo unico con lo que no coincido es con eso de que algo se puede hacer con los boletos de colectivo... No absorben ni una gota- Adios,Besos

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  6. Paradojas de la historia...

    Ni Groucho ni Richard fueron jamás marxistas.

    Gracias Pajarita por estar siempre allí. Te mando un colectivo doble piso lleno de buenos deseos para 2010 (el año de Nito Mestre *)


    * esto no me lo entendió nadie.


    Besotes múltiples. Pío pío.

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  7. Mariel, lo vas a conseguir tú solita. El necesario "Tratado escatológico".

    ¡Ay, amiga, ratos como estos no tienen precio!

    Reitero: si Don Francisco de Quevedo y Villegas levantara la cabeza, se inclinaría a tus pies.

    Siempre contigo.

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  8. Item más, que se me olvidaba: falta el peo o pedo. Puede ser apoteósico. Lo espero con impaciencia.

    Divertidos besos, amiga.

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  9. Dice: " el pájaro se come tus palabras. De eso vive". Ahora vemos que también mea y orina nuestras palabras licuadas según el método no-Bauman (Tengo en el estante, sin leer, el Arte de la Vida de Zygmunt ¿lo leeré estas navidades? ¿No dice este señor cosas como triviales? ¿No merece sólo lectura si lo enfocamos como cuento para niñitinos y niñitinas flojos?).

    Creo que leí una vez una tontería de psicomagia en la que hablaban del poder terapéutico de mear signando. Yo lo hacía de chico. Ahora menos. Es casi un privilegio macho eso de escribir con el pis. O no, pues hay damas muy saltarinas y guerrilleras (parecen casi gatitas blancas burguesas pero mean con fiereza proletaria: como rompiendo con su clase y origen)

    Me gusta el cuerpo y todas sus evoluciones. Si sus papeles posmarxistas siguen toda la trayectoria corporal puede llegar hasta el indefinido (reservemos el infinito a dios para que no se encele.

    Los que andamos flojos de vejiga y/o próstata sabemos del sentido del pis en la existencia y sólo nos contenemos porque estamos en un bus o en un atasco. Por eso me gusta ir caminando. Por los campos uno puede cumplir con el rito cada poco y, como la cantidad miccionada por frecuente es pequeña, pues nos libera de la tentación de escribir algo y del suplicio del sentido --- cuando la cantidad es mucha uno se siente tentado a escribir unas palabras o dibujar un ser fantástico.

    (la famosa escena de El guateque con Peter Sellers buscando donde aliviar me parece divertidísma)

    (En la imagen de El Bosco no veo realmente a ningún meador. Todos los personajes están curvados hacia dentro - cóncavos. La curvatura de la orina es más hacia afuera - convexa - ejerciendo la fuerza desde el trasero y no, como los personajes del cuadro, hundiéndose hacia el culo)

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  10. Me quedo pensando...¿serán estas disquisiciones los Papeles Posmarxistas? Me alegraría, por una vez se va a lo real, lo cotidiano, la verdadera infraestructura de la dialéctica...

    Un abrazo...me voy al retrete de nuevo...

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  11. Mi querida Mariel: he estado deteniéndome en varios pasajes de tu blog: tu poema -precioso-de la última entrada con ese banco helado, ahora acabo de leer estos papeles posmarxistas. Y pienso. Pienso en cómo el pájaro sabe surcas distintas atmósferas y alturas sin perder el aliento. Me encanta lo que escribis, tanto en un registro más lírico o con esa mordacidad y humor de este tipo de entradas.
    Te dejo un abrazo muy, muy fuerte. Desde tu pájaro se ve mejor, se respira mejor.

    Laura.

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  12. Me divierte tu lucidez. Me hace tomar consciencia, más. Tus palabras son agua bendita también.

    Un abrazo

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  13. Cómo detesto a Bauman!Espero ansiosa el momento en que hierva toda su charlatanería y se vuelva gaseosa, cuan pedo que es!
    Y fijate que ni siquiera el pis ha quedado fuera de la mercantilización No sólo pañales para adultos, ahora también promocionan toallitas para las mujeres , que no retienen cuando se largan una carcajada....No era suficiente con los Activia y Dulcolax? Pero dejame mojarme tranquila!

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  14. "Las revoluciones suelen fracasar porque no se privilegia el goce" Guau! qué atinada... y yo me pasé tanto tiempo tratando de saber por qué fracasaban las revoluciones. Gracias!

    Saludos desde Mundo Aquilante.

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  15. Los Papeles Posmarxistas es lo más lúcido que he leído en los últimos tiempos. Cómo seguirá la serie? Comer? Un abrazo desde acá.

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  16. Una espectacularidad lo que te mandaste, Pájaro. Te measte en letras, ideas y frases!!
    Salute.

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  17. DE ANTOLOGÍA TUS REFLEXIONES SOBRE EL CONSUMISMO,EL ESTRÉS, Y EL PODER RELAJANTE Y CURATIVO DE UNA BUENA AVENADA. ABRAZOS DE NAVIDAD PARA TI PÁJARO DE CHINA

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  18. Qué bueno! Y cuánta verdad! Desde niños se nos enseña a contener, a avergonzarnos de nuestras verdades fisiológicas, a extremar la discreción. Dijo el poeta "Felisa defeca!" con incredulidad, y se rompió el mundo para siempre. Lindas princesas de cuento defecan, mean, se tiran pedos y tienen mocos. El lord british meará con mayor caudal cuanto más té ingiera. Y yo, leyéndote, siento ganas de mearme de la risa (y de la admiración).

    Un abrazo.

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