PÁJARO DE CHINA

domingo, 6 de diciembre de 2009

QUE SE ACABE DE UNA BUENA VEZ



Estamos constantemente a punto de irnos a la mierda. Pero no nos vamos. Quizá si nos fuéramos de una buena vez a la mierda tendríamos la oportunidad de recomenzar. Por eso, entre otras razones, vamos con los muchachos a ver cine catástrofe.

Queremos ver cómo es irse a la mierda sin anestesia y con alevosía, sin integrar el casting. Ay, sí, "este apocalipsis cinematográfico recurre a los gastados tópicos y clichés del género, no hay factor sorpresa", dice el Sr. Crítico Especializado. Bueno, ¡eso es precisamente lo que queremos!. Que confirmen nuestras expectativas, no que las controviertan.

Buscamos hiperactividad de las manchas solares, desintegración de la corteza terrestre, desplazamiento brutal de las placas tectónicas, inversión de la posición de los polos y la consecuente meteorología salvaje. Nieve que nos sepulte, tsunamis que nos revuelquen en forma y nos traguen sin protector gástrico de cortesía, explosiones como tremebundos flatos de Dios y derrumbes inatajables mientras masticamos los Sugus.

No queremos terror ni humor ni romanticismo. Pagamos boleto para un respirar un poco de todo eso pero en medio de la Catástrofe que nos devore inclusive hasta el aliento. Que la tierra se ponga malita y acelere, devolviéndonos el favor. Si la Catástrofe es políticamente correcta, genial. Que no se vea sangre, como en la televisación de las imágenes de la Guerra del Golfo o de la invasión a Irak.

Nos pasábamos horas frente a una ameba verde fuera de foco (como cuando sintonizás los canales porno sin estar abonado), mientras nos escondían el fuera de campo. Los muñones son desagradables. La Catástrofe aséptica del cine es un viejo sueño consumado, que nos permite gozar sin culpa.

   

Porque es obvio que en estas situaciones esperamos el fiambre, como el palo anhelado por el espectador de la F1. Con los muchachos no nos interesa saber quién gana sino pegarla con la carrera en la que alguno se hace bosta. Cuando la Catástrofe cinematográfica viene quirúrgica, no hay muertos a la vista. Pero no queda monumento en pie.

Ya que nos pudimos hacer turismo internacional, no reprimimos los espasmos de placer cuando revientan el Vaticano, la Torre Eiffel y Disneylandia juntos. Que se metan en el culo las fotos con las que nos hicieron sufrir. Y que empujen por la ranura las caretas de Mickey Mouse y se arrepientan de haberle puesto esas orejas.

"Esto ya lo hizo antes Cecil B. De Mille", agrega el Sr. Crítico Fosilizado. Sí, claro. ¡Pero ahora tenemos efectos especiales digitalizados que dejan los portentos de De Mille a la altura de Petete y Trapito! Es como una playstation que te vomita el fin del mundo. "La previsibilidad del guión es imperdonable". ¿Qué pretende? ¿Una paja a la francesa sobre la degradación de la especie?.

"Patriotismo barato, por doquier". Obvio. No somos tan, taaan pelotudos. Ya sabemos que el de la Casa Blanca es un flor de turro, aunque sea negro y lo llamen para endosarle el Nobel de la Paz. Y que es posible que éste de la peli también lo haya sido, hasta que se desató el cachengue. Todos nos volvemos buenos y la vamos de Jesucristo redivivo en el último minuto.

  

"Hay giros de guión inexplicables". Ah, claro. ¿Y en la vida, qué? Un día bailás cumbia y al siguiente te acomodan en el cajón y a veces hasta con el mal gusto de maquillarte mientras te sellan la boca con la gotita, como si pudieras protestar. Pasame el Toblerone, Rodolfo, que se viene una ola que ni en Hawai. Qué capo el monje, será por eso que se puso de moda el yoga.

En tales circunstancias yo me meo de tal forma que esa ola es un charco. ¿Alguna vez las técnicas computarizadas serán capaces de reproducir fielmente una cagadera? A mí me encantaría, porque el efecto-realidad sería insuperable. Habría que avisarles, porque en eso sí que la humanidad entera se pondría de acuerdo y al unísono. Otra que el comunismo para demostrar la igualdad entre los hombres. Nada como una masiva catarata diarreica para oficiar de prueba.

A Beto le encanta el loquito que nunca falta, con su reiterado y pedorro "Yo les dije". Es porque se parece a la mujer, pero con más onda. ¿No se da cuenta de que ganarla cuando se pudrió todo, y repetirlo como si hubiera descubierto América, solo sirve para dejarle a Beto los huevos por el sopi y ponerlo todavía más nervioso? Acá el loquito coincide con los mayas o con la civilización masacrada de turno, lo que le confiere más autoridad, tipo hippie chic. Además se inmola y no jode más.



El Mono se larga a llorar cuando los helicópteros de la Fuerza Aérea (norteamericana, por supuesto) trasladan a los animales a las arcas hipersofisticadas, para perpetuar su reino. Será porque es el suyo, también (no le decimos El Mono de casualidad). Coincidimos en que los animales son los únicos que debieran salvarse, considerando el resultado.

Pero al instante ya nos viene el acceso boludo de esperanza en la humanidad. Ahí está el héroe, para satisfacerla. Y los garcas unidos del G-8, que gracias a las súplicas de un científico bueno y medio boludo como nosotros (y negro, para más datos), deciden abrir la tranquera de las arcas al grito de "pueden venir cuantos quieran". Para qué.

Mientras iban a morir todos juntos, se abrazaban y se despedían entre lágrimas. Ahora, a la voz de aura, corren como macacos en día de shopping con descuento y no trepidan en pisarse las cabezas. "Somos de cuarta", dice Rodolfo, sacudiendo la cabeza y pegando el chicle debajo de la butaca. Él progresó, por lo menos. Antes lo pegaba en el apoyabrazos, junto a los mocos que se sacaba de la nariz.

En el fondo, quisiéramos ser como el héroe de la peli, que pasa de perdedor con porte de nabo a santo al que le prendemos la última vela, en un inverosímil proceso de metamorfosis cuya lógica nos tiene sin cuidado.

Quisiéramos que nuestra ex sea esa ternurita que está más buena que comer pollo con la mano y no el bagarto enajenado que nos esquilma con la cuota alimentaria. Y quisiéramos poner a salvo de la hecatombe a nuestros hijos, más bellos que ese niño que se saca el milagro de la manga o esa niña que se siente protegida bajo un sombrero que le queda grande.



Y quisiéramos, como en la peli, tener una segunda oportunidad. Cuando se encienden las luces, estiramos las piernas y nos quedamos hasta que el acomodador nos invita gentilmente a tomarnos el piróscafo. Nos lo tomaríamos de verdad antes de volver al taller, a la oficina y al banco, donde asistimos a otro tipo de catástrofes. De esas que se mastican en cuotas, duelen aunque no haya sangre y no hacen ruido.


Fotos: 2012, Roland Emmerich (2009).

18 comentarios:

  1. Qué genio, Mariel. ¿Te puso de mal humor? Valió, no creas, porque es un artículo tan gracioso... Bueno, y me ha gustado mucho, he pensado que qué buena, joder, que es Mariel, aunque no sea de mi estilo decir este tipo de cosas por ahí, y mucho menos en tu blog, donde ya hay suficientes que te lo recuerdan.

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  2. ja ja ja como me has hecho cagar de risa con este post ¡Felicitaciones!

    En el 2012 no va a pasar nada...o si, algo va a pasar como va a pasar mañana...

    El futuro no existe, nadie puede saber lo que le va a pasar a la vuelta de la esquina, por eso las predicciones son siempre vagas , muuuyyy generales, entonces uno con mucha imaginación dice viste la profecia acerto o como diria un negro amigo "¿Io que le dije?

    Pero el único tiempo real, el único que existe es el presente, el pasado ya fue , no existe, el futuro tampoco no nació...

    Por lo único que debemos ocuparnos es por este hermoso y maravilloso presente el UNICO tiempo que hay.

    Y en el reside toodo el poder porque si algo queremos hacer , hagamoslo YA!!!

    Y no nos preocupemos por el mañana.
    Mañana se ocupará de mañana como dijo Osho
    o como dijo Wiston Churchill pasé más de la mitad de mi vida preocupandome por cosas que nunca iban a suceder...

    Un beso amiga y vuelta a felicitarte , escribes de puta madre..

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  3. ...no pensaba verla, pero despues de leer tu artículo que no tiene desperdicio, ni ganas me han quedado.
    ..gracias mil.

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  4. Voy a muerte con las pelis apocalípticas, la única oportunidad de futuro...

    Con respecto a tu entrada siempre pasa lo mismo... compartes, compartes y te quedas con la mejor parte (tu increíble flujo creativo). Nosotros, el resto, seguimos esperando un tímido contagio...


    Saludos

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  5. Pertenecemos al club de los desengañados. No hay esperanza ni en la oscuridad, porque siempre queda un resquicio de luz, y tienes razón cuando dices que así es imposible empezar de nuevo. Estamos mal, pero como no estamos lo suficientemente mal nunca dejaremos de estarlo. Tremenda paradoja que tienen prevista, ni lo dudes.

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  6. Menudo bodrio, y lo está petando..

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  7. Siempre viene alguno a decir que el mundo se termina viste?

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  8. Me gustaria que te pases por el blog. No por lo que escribi que es muy real, sino por el link.

    Miralo si podes, amo la literatura pero mas amo la libertad.

    Q estes bien.


    ...

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  9. Coincido con los comentaristas. No me gustan los apocalipsis anunciados. No me gustan los profetas de las catástrofes. El mundo se acaba en cada momento y en cada época (ha existido siempre la manía de inculcar el miedo). El mejor antídoto: vive el hoy con plenitud que el mañana aún no es y el pasado ya fue.
    Por lo demás, me he reído con tu entrada, querida Mariel.

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  10. Pues me tengo que repetir, pero ¿qué decir, sino que no he dejado de sonreír leyéndote? Por lo demás, me ha encantado el modo, ese anticiparse a las objeciones del "crítico" y las réplicas y contrarréplicas.
    Un abrazo, querida Mariel.

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  11. Querida Mariel:

    jugoso, inteligente, sarcástico comentario. Alimenticio, como siempre... Te doy los abrazos ahora porque previsiblemente acabaré con una especie de impotente grito de rabia...

    Sí, que se acabe de una vez. Al menos así habrá una oportunidad para el resto de las especies. Los logros del ser humano son una fealdad inconcebible. Todo este caos "civilizatorio" basado en la depredación... es insufrible. Deberíamos resignarnos a desaparecer o incluso acelerar la extinción.

    Hace poco he visto el documental de Herzog en la Antártida, y la impresión de nausea que me provocaron aquellos asentamientos poblados por hombres que agujerean el casquete polar para investigar fue tan intensa que casi no me recupero. Querían investigar la leche de las focas y para extraerla cubrían la cabeza del animal con un saco mientras realizaban la delicada operación: un ceñido saco sin agujeros. Todo ello para averiguar, más tarde y en laboratorio, que la leche de foca no tiene lactosa. Bravo.

    Es para sentirse orgulloso de nuestra especie.

    A la mierda...

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  12. Me ha gustado como la has comentado. Es una película que cuando la vi anunciada, no se me antojó.
    Ya con esta vida que cargamos.

    Abrazos linda.
    G

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  13. Gracias Mr. Emmerich por provocar este arrebato de desesperanza y humor rabioso.
    Me quedo con El Juicio Universal de Vittorio de Sica; allá usted con sus apocalipsis american style.
    Abrazo, Little Wing.

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  14. No vi 2012, pero desde ya prefiero la peli apocalíptica más berreta al comentario crítico y desangelado del "Señor especializado".
    Una peli sobre catástrofes nos puede conmover por las buenas (o malas) actuaciones, por un guión sorprendente o no, por los efectos especiales ya sea de imagen, de sonido o lo que fuera. Estos efectos, muchas veces maravillosas obras de arte en sí mismas, pueden ser premiados con un Oscar o simplemente quedar en la historia por dispararnos una imagen imborrable e inolvidable.
    Lo que nunca quedará en la historia de nadie son esos comentarios del "Señor especializado".
    Besos apocalípticos

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  15. Pasame el Toblerone, Cacho, que se acaba el mundo.

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  16. Hoy estás terrible, eh! Sugus, Toblerone y vaya uno a saber qué mas... Afloje, doña, afloje con los hidratos de carbono.

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  17. Pájaro, no sé cómo se me pasó éste, eso sí fue una catástrofe.
    Mirá, te dejo de regalo la genial versión charrúa (si se termina Uruguay, ¿adónde iré?)
    http://www.youtube.com/watch?v=_MwGW6vZ_cw

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