PÁJARO DE CHINA

miércoles, 26 de mayo de 2010

DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS







Imagen: Alberto Greco
Inventario de bienes de Juan José Castelli: Andrés Rivera, La revolución es un sueño eterno

10 comentarios:

  1. "Todo es irreal menos la Revolución" dijo Lenin.
    Y la alegría compartida... agrego yo.

    Besos

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  2. Hermoso inventario de cosas y bella la lengua lacerada que escribe. No hay nada que celebrar y, sin embargo, por supervivencia, por esperanza, por entrega a "esto que hay"( y es tan poco), sólo por eso celebro las cosas listadas que se impregnaron del tiempo, del hace doscientos años de esta irrealidad que dice el pájaro suelto.

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  3. ¡¡Menudo testamento!!Me temo que no haya mucho que celebrar, todavía. Nuestros gobernantes tienen esa enfermedad que parece contagiosa, que les pudre la lengua.
    En fin, parece que fue y será así. Una pena.
    Un cordial saludo.

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  4. qué palabras...
    qué testamento...

    no sentí ni ganas de celebrar, solo sé que nos tocó compartir, bajo este mismo cielo, un momento histórico, ni mejor ni peor, ni bueno ni malo, un momento. Gracias Pájaro por acercarme a la reflexión.
    (es tu voz? es muy tierna y profunda)beso

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  5. Aplastante. Las palabras, sobran (y si la lengua se le pudrió a Castelli, que puedo decir yo): soy argentina fuera con un pie dentro del mar y otro en Puerta del Sol.
    :+

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  6. - Celebrémonos en todo caso como concepto, como sueño o aspiración, aunque por ahora ese horizonte se vea un tanto brumoso.
    - Poner de fondo a Arvo Part es trampa. Podrías leer el menú de Ugis y sonaría sublime.
    - Es sugestivo que una de las patriotas le regale a Castelli "un ídolo asiático con un pito desmesuradamente largo". Un grande en todo sentido.
    - Ojalá el veneno de estos tipos no se haya vuelto inofensivo por efecto del tiempo transcurrido.

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  7. Honor, ternura e integridad. Escasos, hoy en dia, si los hay.
    Una prueba mas de que no por mucha lengua, se dicen cosas relevantes.
    Coincido hermanita, nada que festejar.
    Besos gigantes.
    Vani

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  8. Yo si festejé. Todo el fin de semana estuve al borde del llanto. Y no por la masa de gente, porque ya sabemos perfectamente que esa gente cambiará de ánimo si Argentina va mal en el mundial.
    Si, porque un montón de gente como Los Olimareños, como Gieco o Los Kjarcas recueperaron un discurso que yo, pesimista, creo perdido para siempre. Pero está ahí. Mis hermanas me relatan los detalles de la fiesta, y yo no puedo más que aceptar los escalofríos que me recorren las espaldas,
    Lamento profundamente, por la gente que prefiere seguir apuntando sus dardos contra los políticos, sin advertir, que los políticos somos nosotros mismos, y que al denigrarlos nos denigramos a nosotros mismos. No hay una clase política, ni hubo dos fiestas. Fiestas hubo una y políticos somos todos.
    Un abrazo total.

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  9. Si les sirve de consuelo, acá en España piensan derrocar a ZP, así que ahora entiendo por qué me decían los españoles que en "en todos lados se cuecen habas, y en mi casa... calderadas" (que esa última parte yo no la conocí hasta que llegué aquí, y ojo que no vine en el 2001). Los argentinos nos creemos el ombligo del mundo, los más sufridos, y es verdad que hemos sufrido y que nos siguen repateando el culo, pero afuera también te lo repatean. Se lo repatean a todo el mundo (ya sé que mal de muchos consuelo de sonsos, peeeeeero...) y EN todo el mundo porque el mundo está jodido, y es así. El reviente es necesario para que pueda generarse nueva vida. Mientras no hagamos de ella lo que hacemos con el petróleo, pues muy bien: podremos, para empezar, darnos por ALGO satisfechos.
    Y yo no sé si creo en la Argentina, en España o en Afganistán, de momento me conformo con seguir creyendo, y como puedo, en el humano.

    Mariel, muy buena tu poesía, me gusta mucho. Invitada a Poiesis cuando quieras. Besote.

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  10. Bueno, Mariel, a mi lo que más me gustó siempre del himno argentino es aquello de "...al gran pueblo argentino SALUD...". No sé si es más grande o más pequeño que otros pueblos, más bien pienso que todos los pueblos adolecen en el fondo de los mismos defectos o de las mismas virtudes. Su historia siempre me interesó, tal vez por lo que me toca, ya que dos tíos míos, a los que jamás conocí, salvo por sus letras y lo que contaba mi madre, emigraron a principios del siglo veinte a la Argentina, como se decía aquí, y uno de ellos tuvo una buena progenie. Luego, parte de ésta pasó por la piel de toro.

    Relativicemos todo. Quedémonos con los buenos recuerdos.

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